1. La inseguridad y la violencia. Para la mitad de los venezolanos éste es el principal problema del país. Según el Observatorio venezolano de violencia, en el 2011 los delincuentes mataron a 19,336 personas. Durante los 14 años de chavismo, 150,000 personas han sido asesinadas. Caracas, más que una ciudad, es un matadero. El más sangriento de Sudamérica.
2. El empobrecimiento progresivo. Según cifras oficiales recogidas en El Nacional, en los últimos 11 años el poder adquisitivo de los venezolanos cayó un 162%. El país padece la mayor inflación de América Latina. Los salarios aumentaron un 571%, pero los precios subieron un 733. (Sólo en Caracas, de acuerdo con la medición del economista José Tomás Esteves, los precios se multiplicaron por 13.56 desde la llegada de Chávez). Objetivamente, los venezolanos, cada año que pasa, son un 15% más pobres, aun cuando la nación, debido al precio del petróleo, ha ingresado más dinero que todos los gobiernos anteriores combinados desde que se independizó en 1823. Cuando Chávez llegó al poder, la economía venezolana era un tercio mayor que la colombiana. Ahora es un 21% más pequeña. (PIB de Colombia en PPP, 478 mil millones anuales. Venezuela, 378 mil millones). Es la ruina.
3. Destrucción de las fuentes de trabajo. De acuerdo con Conindustria, en la última década ha cerrado el 40% de las empresas industriales del país. Cientos de miles de trabajadores han perdido sus puestos de trabajo. Prácticamente, un millón de venezolanos, la mayor parte urbanos y bien educados, han emigrado. Esa pérdida de capital humano era desconocida en Venezuela hasta la llegada del chavismo. Esa es una herida irrestañable.
4. El despilfarro de los recursos nacionales. Mientras un porcentaje notable de los venezolanos son pobres, Chávez regala en el extranjero miles de millones de petrodólares. Desde diciembre de 1999 a julio de 2012, Venezuela exportó petróleo F.O.B. por valor de $US 652,560 millones, pero en ese mismo periodo regaló o cedió recursos a sus aliados o subordinados políticos por valor de $US 170,000 millones: ¡más de un 25% de los ingresos petroleros nacionales! Sólo el subsidio venezolano al manicomio de los Castro asciende a más de seis mil millones de dólares anuales. Esto indigna a los venezolanos.
5. La inmensa corrupción. Según Transparencia Internacional, Venezuela es el país más corrupto de América Latina y uno de los más podridos del mundo. En una lista de 182 países, Venezuela está al final, en el 172, junto a las peores satrapías africanas y asiáticas. Agréguesele a ello el feo asunto de los generales acusados por Estados Unidos de colaborar con los narcotraficantes nacionales e internacionales. Eso parece la cueva de Ali Babá.
6. La incompetencia. El chavismo no sabe gobernar. Los puentes se caen. Las cárceles son campos de batallas mortales. Abundan los apagones de electricidad. El correo no funciona. La mayor refinería arde por negligencias. Decae la producción de petróleo. Los hospitales están desabastecidos. Los alimentos se pudren en los almacenes. Los barcos no logran descargar sus mercancías. Las ciudades se calcutizan. Caracas se ha vuelto un basurero. Es el horror.
7. La falta de seriedad y la pérdida de respeto. El presidente Chávez no es un gobernante serio. Alguien que acusa al Pentágono de haber destruido a Haití con un arma secreta que provoca terremotos no está en sus cabales o es un payaso.
8. El aventurerismo temerario. Chávez ha arrastrado a su país a un innecesario conflicto internacional, aliándolo con Irán. Su gobierno es antiamericano, antiisraelí, antisemita, antiespañol, antimercado, antidemocracia. Simultáneamente, es pro FARC, pro Gadafi, pro Assad, pro dictaduras. Si algún día Chávez escribe un libro, será Cómo ganar enemigos inútilmente.
9. La fatiga. Después de 14 años, los venezolanos están cansados de un presidente mentalmente inestable que no cesa de hablar para ocultar su pésima gestión de gobierno. Con él, sencillamente, no hay futuro.
10. La probable muerte. Chávez tiene un cáncer muy grave, con metástasis, y el pronóstico es sombrío. Si muere en su casa, como un ciudadano más, lo entierran con todos los honores y no tendrá consecuencias para el país. Si muere en la casa de gobierno, dejará en herencia un caos monumental que puede culminar en un baño de sangre. Es una irresponsabilidad aspirar a la presidencia en esas condiciones físicas, pero más irresponsable aún sería elegirlo. Eso lo saben los venezolanos.
2. El empobrecimiento progresivo. Según cifras oficiales recogidas en El Nacional, en los últimos 11 años el poder adquisitivo de los venezolanos cayó un 162%. El país padece la mayor inflación de América Latina. Los salarios aumentaron un 571%, pero los precios subieron un 733. (Sólo en Caracas, de acuerdo con la medición del economista José Tomás Esteves, los precios se multiplicaron por 13.56 desde la llegada de Chávez). Objetivamente, los venezolanos, cada año que pasa, son un 15% más pobres, aun cuando la nación, debido al precio del petróleo, ha ingresado más dinero que todos los gobiernos anteriores combinados desde que se independizó en 1823. Cuando Chávez llegó al poder, la economía venezolana era un tercio mayor que la colombiana. Ahora es un 21% más pequeña. (PIB de Colombia en PPP, 478 mil millones anuales. Venezuela, 378 mil millones). Es la ruina.
3. Destrucción de las fuentes de trabajo. De acuerdo con Conindustria, en la última década ha cerrado el 40% de las empresas industriales del país. Cientos de miles de trabajadores han perdido sus puestos de trabajo. Prácticamente, un millón de venezolanos, la mayor parte urbanos y bien educados, han emigrado. Esa pérdida de capital humano era desconocida en Venezuela hasta la llegada del chavismo. Esa es una herida irrestañable.
4. El despilfarro de los recursos nacionales. Mientras un porcentaje notable de los venezolanos son pobres, Chávez regala en el extranjero miles de millones de petrodólares. Desde diciembre de 1999 a julio de 2012, Venezuela exportó petróleo F.O.B. por valor de $US 652,560 millones, pero en ese mismo periodo regaló o cedió recursos a sus aliados o subordinados políticos por valor de $US 170,000 millones: ¡más de un 25% de los ingresos petroleros nacionales! Sólo el subsidio venezolano al manicomio de los Castro asciende a más de seis mil millones de dólares anuales. Esto indigna a los venezolanos.
5. La inmensa corrupción. Según Transparencia Internacional, Venezuela es el país más corrupto de América Latina y uno de los más podridos del mundo. En una lista de 182 países, Venezuela está al final, en el 172, junto a las peores satrapías africanas y asiáticas. Agréguesele a ello el feo asunto de los generales acusados por Estados Unidos de colaborar con los narcotraficantes nacionales e internacionales. Eso parece la cueva de Ali Babá.
6. La incompetencia. El chavismo no sabe gobernar. Los puentes se caen. Las cárceles son campos de batallas mortales. Abundan los apagones de electricidad. El correo no funciona. La mayor refinería arde por negligencias. Decae la producción de petróleo. Los hospitales están desabastecidos. Los alimentos se pudren en los almacenes. Los barcos no logran descargar sus mercancías. Las ciudades se calcutizan. Caracas se ha vuelto un basurero. Es el horror.
7. La falta de seriedad y la pérdida de respeto. El presidente Chávez no es un gobernante serio. Alguien que acusa al Pentágono de haber destruido a Haití con un arma secreta que provoca terremotos no está en sus cabales o es un payaso.
8. El aventurerismo temerario. Chávez ha arrastrado a su país a un innecesario conflicto internacional, aliándolo con Irán. Su gobierno es antiamericano, antiisraelí, antisemita, antiespañol, antimercado, antidemocracia. Simultáneamente, es pro FARC, pro Gadafi, pro Assad, pro dictaduras. Si algún día Chávez escribe un libro, será Cómo ganar enemigos inútilmente.
9. La fatiga. Después de 14 años, los venezolanos están cansados de un presidente mentalmente inestable que no cesa de hablar para ocultar su pésima gestión de gobierno. Con él, sencillamente, no hay futuro.
10. La probable muerte. Chávez tiene un cáncer muy grave, con metástasis, y el pronóstico es sombrío. Si muere en su casa, como un ciudadano más, lo entierran con todos los honores y no tendrá consecuencias para el país. Si muere en la casa de gobierno, dejará en herencia un caos monumental que puede culminar en un baño de sangre. Es una irresponsabilidad aspirar a la presidencia en esas condiciones físicas, pero más irresponsable aún sería elegirlo. Eso lo saben los venezolanos.