Para describir la expectativa que crean los sucesos previsibles y concatenados, los estadounidenses tienen una expresión que se podría traducir como “esperar a que caiga el otro zapato”.
(Se remonta a los neoyorquinos de principios del siglo XX que vivían en edificios de apartamentos pequeños y pobremente aislados. Según la leyenda, el vecino de abajo debía esperar para dormir tranquilo a que cayera el otro zapato del vecino de arriba).
Cuando se produce un abuso contra periodistas en el mundo uno espera oír caer los dos zapatos: las denuncias de Reporteros Sin Fronteras (RSF), con sede en París, y el Comité para la Protección a los Periodistas (CPJ), con sede en Nueva York. Los comunicadores cuyo trabajo irrita a los gobiernos o a los criminales, saben que, si les sucede lo peor, al menos sus casos no pasarán inadvertidos si estas dos prestigiosas organizaciones defensoras de la libertad de prensa se pronuncian.
Esta vez no hemos escuchado caer el segundo zapato en torno al reportero del Centro de Información Hablemos Press, Calixto Martínez, arrestado cerca del Aeropuerto de La Habana mientras investigaba la presunta corrupción por mal almacenamiento de un lote de medicamentos donado por la Organización Mundial de la Salud
Calixto no sólo fue arrestado y golpeado hasta el amoratamiento bajo custodia policial: también fue inmediatamente encausado por desacato --una engañosa figura delictiva—y enviado a prisión preventiva al penal de Valle Grande, al oeste de La Habana, en espera de juicio.
Reporteros Sin Fronteras denunció los hechos, calificó la acusación de “completamente absurda” y demandó que Calixto Ramón Martínez Arias fuera puesto en libertad de forma inmediata, ya que según los pactos de Derechos Civiles y Políticos de las Naciones Unidas que las autoridades cubanas firmaron en 2008 –pero que aún no han ratificado–, en el país debería existir el derecho de informar y la sociedad civil debería contar con el de cuestionar.
Hasta el momento de redactar esta nota, sin embargo, el CPJ no se había manifestado acerca del reportero de Hablemos Press, algo desacostumbrado en una organización que conoce bien y ha denunciado los abusos y el hostigamiento contra la prensa independiente en Cuba, incluidos aquellos que fueron víctimas durante años: 26 periodistas independientes condenados durante la Primavera Negra cubana del 2003.
A algunos de ellos, como Manuel Vázquez Portal, la organización los galardonó.
Más recientemente, el CPJ ha prestado también atención al periodismo, mayormente de crónica social, que persigue la blogósfera alternativa en Cuba.
En conversación telefónica con Carlos Lauría, coordinador principal del Programa para Las Américas del CPJ, este me aseguró que han estado bastante ocupados con el informe anual sobre la región, pero que están siguiendo el caso de Martínez y que quieren investigarlo más a fondo, lo cual es legítimo.
Pero hasta donde recuerdo, en el periodismo siempre que se produce una noticia de última hora uno da el encabezado tan pronto confirma los primeros datos, y después averigua los detalles.
Hablemos Press, dirigido por el joven de Cinco Palmas –un pueblito en la Sierra Maestra-- Roberto de Jesús Guerra Pérez, se ha ganado un lugar en la historia de la prensa en Cuba sacando a la luz sucesos que el gobierno sólo abordó en público después que este pequeño grupo de reporteros mayormente empíricos le hizo imposible seguir ocultándolos.
Sus periodistas –incluido Calixto-- han sido víctimas de represalias como la deportación de La Habana, más las habituales detenciones, amenazas, espionaje y cortes de teléfonos, etc. Sin embargo, no les han podido encarcelar por propagación de noticias falsas. Por eso, buscan subterfugios legales como acusar a un periodista de desacato.
Las siguientes son algunas de las noticias con las que Hablemos Press ha puesto en jaque al monopolio informativo del gobierno:
- La muerte por hipotermia en enero del 2010 de 26 enfermos mentales desnutridos y sin abrigo en el Hospital Siquiátrico de Mazorra, una noche de temperaturas cercanas a los cero grados centígrados. La noticia destapó la corrupción de los dirigentes de ese hospital.
- La publicación en Youtube de numerosos videos sobre protestas sin precedentes protagonizadas por la oposición, en lugares concurridos de la capital cubana como el Mercado Único, el Capitolio Nacional y el Parque de la Fraternidad.
- El brote de cólera desatado en junio de este año en la ciudad de Manzanillo, reconocido por el gobierno días después de su divulgación independiente.
- El internamiento de cientos, y luego miles de personas afectadas por una epidemia de dengue en la ciudad de Camagúey.
- La protesta de todo un pueblo en el caserío serrano de Altos de Jo, en marzo pasado, para que les conectaran a la cercana red eléctrica nacional.
Calixto Martínez le ganó la batalla a la censura y el secretismo en Cuba en al menos los tres últimos casos. En una barraca de Valle Grande, Calixto espera por una condena de hasta tres años de prisión por supuesto Desacato a Fidel y Raúl Castro. Estoy seguro que le llenaría de ánimo y esperanza saber que por fin cayó el otro zapato.
(Se remonta a los neoyorquinos de principios del siglo XX que vivían en edificios de apartamentos pequeños y pobremente aislados. Según la leyenda, el vecino de abajo debía esperar para dormir tranquilo a que cayera el otro zapato del vecino de arriba).
Cuando se produce un abuso contra periodistas en el mundo uno espera oír caer los dos zapatos: las denuncias de Reporteros Sin Fronteras (RSF), con sede en París, y el Comité para la Protección a los Periodistas (CPJ), con sede en Nueva York. Los comunicadores cuyo trabajo irrita a los gobiernos o a los criminales, saben que, si les sucede lo peor, al menos sus casos no pasarán inadvertidos si estas dos prestigiosas organizaciones defensoras de la libertad de prensa se pronuncian.
Esta vez no hemos escuchado caer el segundo zapato en torno al reportero del Centro de Información Hablemos Press, Calixto Martínez, arrestado cerca del Aeropuerto de La Habana mientras investigaba la presunta corrupción por mal almacenamiento de un lote de medicamentos donado por la Organización Mundial de la Salud
Calixto no sólo fue arrestado y golpeado hasta el amoratamiento bajo custodia policial: también fue inmediatamente encausado por desacato --una engañosa figura delictiva—y enviado a prisión preventiva al penal de Valle Grande, al oeste de La Habana, en espera de juicio.
Reporteros Sin Fronteras denunció los hechos, calificó la acusación de “completamente absurda” y demandó que Calixto Ramón Martínez Arias fuera puesto en libertad de forma inmediata, ya que según los pactos de Derechos Civiles y Políticos de las Naciones Unidas que las autoridades cubanas firmaron en 2008 –pero que aún no han ratificado–, en el país debería existir el derecho de informar y la sociedad civil debería contar con el de cuestionar.
Hasta el momento de redactar esta nota, sin embargo, el CPJ no se había manifestado acerca del reportero de Hablemos Press, algo desacostumbrado en una organización que conoce bien y ha denunciado los abusos y el hostigamiento contra la prensa independiente en Cuba, incluidos aquellos que fueron víctimas durante años: 26 periodistas independientes condenados durante la Primavera Negra cubana del 2003.
A algunos de ellos, como Manuel Vázquez Portal, la organización los galardonó.
Más recientemente, el CPJ ha prestado también atención al periodismo, mayormente de crónica social, que persigue la blogósfera alternativa en Cuba.
En conversación telefónica con Carlos Lauría, coordinador principal del Programa para Las Américas del CPJ, este me aseguró que han estado bastante ocupados con el informe anual sobre la región, pero que están siguiendo el caso de Martínez y que quieren investigarlo más a fondo, lo cual es legítimo.
Pero hasta donde recuerdo, en el periodismo siempre que se produce una noticia de última hora uno da el encabezado tan pronto confirma los primeros datos, y después averigua los detalles.
Hablemos Press, dirigido por el joven de Cinco Palmas –un pueblito en la Sierra Maestra-- Roberto de Jesús Guerra Pérez, se ha ganado un lugar en la historia de la prensa en Cuba sacando a la luz sucesos que el gobierno sólo abordó en público después que este pequeño grupo de reporteros mayormente empíricos le hizo imposible seguir ocultándolos.
Sus periodistas –incluido Calixto-- han sido víctimas de represalias como la deportación de La Habana, más las habituales detenciones, amenazas, espionaje y cortes de teléfonos, etc. Sin embargo, no les han podido encarcelar por propagación de noticias falsas. Por eso, buscan subterfugios legales como acusar a un periodista de desacato.
Las siguientes son algunas de las noticias con las que Hablemos Press ha puesto en jaque al monopolio informativo del gobierno:
- La muerte por hipotermia en enero del 2010 de 26 enfermos mentales desnutridos y sin abrigo en el Hospital Siquiátrico de Mazorra, una noche de temperaturas cercanas a los cero grados centígrados. La noticia destapó la corrupción de los dirigentes de ese hospital.
- La publicación en Youtube de numerosos videos sobre protestas sin precedentes protagonizadas por la oposición, en lugares concurridos de la capital cubana como el Mercado Único, el Capitolio Nacional y el Parque de la Fraternidad.
- El brote de cólera desatado en junio de este año en la ciudad de Manzanillo, reconocido por el gobierno días después de su divulgación independiente.
- El internamiento de cientos, y luego miles de personas afectadas por una epidemia de dengue en la ciudad de Camagúey.
- La protesta de todo un pueblo en el caserío serrano de Altos de Jo, en marzo pasado, para que les conectaran a la cercana red eléctrica nacional.
Calixto Martínez le ganó la batalla a la censura y el secretismo en Cuba en al menos los tres últimos casos. En una barraca de Valle Grande, Calixto espera por una condena de hasta tres años de prisión por supuesto Desacato a Fidel y Raúl Castro. Estoy seguro que le llenaría de ánimo y esperanza saber que por fin cayó el otro zapato.