Versión 1: “En Cuba no ha habido cambios, sólo reformas cosméticas que alivian a algunos sectores”. Versión 2: “Cuba está cambiando. No por voluntad de Raúl Castro sino en el interior de los cubanos.” Versión 3: “En Cuba no hay cambios, ha habido solamente algunas reformillas”. La primera declaración es de Rosa María Payá y la hizo en el programa Los Desayunos de la pública Televisión Española. La segunda corresponde a la bloguera Yoani Sánchez y la pronunció en una entrevista publicada en el portal Martí Noticias. La tercera es de la Dama de Blanco Berta Soler y la ha repetido en varios periódicos españoles en los últimos días.
Las tres mujeres son opositoras, las tres proceden de la misma realidad, la isla de Cuba, aunque todas ellas la proyectan en el exterior de forma distinta, quizás también porque la viven de forma diferente y puede ser, además, que sus expectativas en cuanto al papel que en el futuro puedan tener los actuales gobernantes del país también sean diferentes.
Rosa María Payá ha perdido a su padre (en un accidente que levanta sospechas y precisamente el régimen está en el punto de mira por ello); a Berta Soler le encarcelaron a su marido durante varios años sin que hubiese hecho nada que en otro país pudiera calificarse de delito, privaron de libertad durante años a un ser querido y lo mantuvieron alejado de su familia; a Yoani Sánchez la lapidan públicamente desde los órganos propagandísticos del Estado por ejercer la libertad de expresión en un blog, en un espacio virtual, innocuo, si tenemos en cuenta que su capacidad de conectar con el resto de compatriotas en la Isla es prácticamente nula o irrisoria dada la baja conectividad a Internet que existe en la Isla.
Precisamente la manera en que se está proyectando la voz de la oposición cubana es tema de debate y de encendidas controversias fuera de la Isla. Algunos quisieran más determinación en las palabras de Yoani dirigidas contra el régimen, y que aprovechara su mayor capacidad de convocatoria mediática para proyectar mucho más las actuales condiciones de persecución de la oposición en la Isla, como son los casos de Sonia Garro o Calixto Ramón Martínez.
Pero siguiendo con las palabras de las tres opositoras. Rosa María Payá propuso en sus declaraciones a TVE la aceptación por parte del gobierno cubano de un referéndum legal y plantear de esta forma a los cubanos un proceso de democratización; Yoani Sánchez incide en que el régimen se abra al reconocimiento de las libertades individuales de los cubanos; Berta Soler expresa hartazgo por la permanencia de los Castro durante 54 años en el poder en Cuba de forma ilegal y exige que se vayan.
Las tres líneas de oposición son diferentes pero todas requieren de lo mismo, que los Castro den algún paso adelante o bien hacia atrás. Un paso adelante sería que decidieran abandonar el poder. Un paso atrás sería que optaran por levantar la bota del cuello de los cubanos. Parece que, sea cual sea la línea que vaya a tomar finalmente el futuro de la Isla, cualquier cambio real implicaría una toma de decisión por parte de los que tienen hoy por hoy la sartén por el mango. Lo que está claro es que nadie desde el exterior irá a Cuba a sacar las castañas del fuego. Es decir, del poder a los Castro solo los puede sacar el pueblo cubano, y eso probablemente pueda hacerse por las buenas o por las malas. En cualquier caso, los Castro deciden.
Las tres mujeres son opositoras, las tres proceden de la misma realidad, la isla de Cuba, aunque todas ellas la proyectan en el exterior de forma distinta, quizás también porque la viven de forma diferente y puede ser, además, que sus expectativas en cuanto al papel que en el futuro puedan tener los actuales gobernantes del país también sean diferentes.
Rosa María Payá ha perdido a su padre (en un accidente que levanta sospechas y precisamente el régimen está en el punto de mira por ello); a Berta Soler le encarcelaron a su marido durante varios años sin que hubiese hecho nada que en otro país pudiera calificarse de delito, privaron de libertad durante años a un ser querido y lo mantuvieron alejado de su familia; a Yoani Sánchez la lapidan públicamente desde los órganos propagandísticos del Estado por ejercer la libertad de expresión en un blog, en un espacio virtual, innocuo, si tenemos en cuenta que su capacidad de conectar con el resto de compatriotas en la Isla es prácticamente nula o irrisoria dada la baja conectividad a Internet que existe en la Isla.
Precisamente la manera en que se está proyectando la voz de la oposición cubana es tema de debate y de encendidas controversias fuera de la Isla. Algunos quisieran más determinación en las palabras de Yoani dirigidas contra el régimen, y que aprovechara su mayor capacidad de convocatoria mediática para proyectar mucho más las actuales condiciones de persecución de la oposición en la Isla, como son los casos de Sonia Garro o Calixto Ramón Martínez.
Pero siguiendo con las palabras de las tres opositoras. Rosa María Payá propuso en sus declaraciones a TVE la aceptación por parte del gobierno cubano de un referéndum legal y plantear de esta forma a los cubanos un proceso de democratización; Yoani Sánchez incide en que el régimen se abra al reconocimiento de las libertades individuales de los cubanos; Berta Soler expresa hartazgo por la permanencia de los Castro durante 54 años en el poder en Cuba de forma ilegal y exige que se vayan.
Las tres líneas de oposición son diferentes pero todas requieren de lo mismo, que los Castro den algún paso adelante o bien hacia atrás. Un paso adelante sería que decidieran abandonar el poder. Un paso atrás sería que optaran por levantar la bota del cuello de los cubanos. Parece que, sea cual sea la línea que vaya a tomar finalmente el futuro de la Isla, cualquier cambio real implicaría una toma de decisión por parte de los que tienen hoy por hoy la sartén por el mango. Lo que está claro es que nadie desde el exterior irá a Cuba a sacar las castañas del fuego. Es decir, del poder a los Castro solo los puede sacar el pueblo cubano, y eso probablemente pueda hacerse por las buenas o por las malas. En cualquier caso, los Castro deciden.