¿En qué estado encuentra la industria petrolera venezolana el nuevo gobierno de Nicolás Maduro?
La principal empresa venezolana, PDVESA, es el soporte de todo el proyecto del gobierno chavista.
La producción de crudos venezolanos ha financiado cada una de las actividades nacionales e internacionales de los chavistas en sus 14 años en el poder y será igualmente el soporte principal de los próximos 6 años del gobierno de Nicolás Maduro.
Tan solo el año pasado, PDVSA entrego al estado 43.865 millones de dólares en transferencias sociales y 85.952 millones de bolívares, unos 20.000 millones de dólares, en aportes fiscales, una cifra ampliamente superior a los 24.500 millones de dólares que invirtió en el 2012.
Pero la situación de la industria petrolera venezolana es una de las grandes preocupaciones que enfrenta la nueva administración venezolana.
La producción de crudo acusó una disminución en sus ingresos y en su ganancia neta el año pasado, pese al alza mundial de los precios del crudo, debido a un mayor suministro de combustibles al mercado subsidiado, tanto interno como internacional y al limitado desempeño de sus refinerías.
La industria petrolera venezolana cuenta con las mayores reservas de crudo del área, pero arrastra las pesadas cargas que le impuso el fallecido Hugo Chávez, incluido el contrato de suministro con Cuba, que solo han conseguido aumentar el endeudamiento de la industria, disminuir las inversiones dentro del sector y a incumplir los planes de extracción de los últimos diez años.
Al Gobierno de Nicolás Maduro le urge recuperar y modernizar la industria petrolera venezolana o estará matando la gallina de los huevos de oro.
Para ello debe recuperar el funcionamiento rentable de las refinerías y ajustar el congelado precio de la gasolina, el más barato del mundo, para frenar la demanda y oxigenar las cuentas de la estatal.
Pero además debe sacudirse de parte de los compromisos políticos asumidos por Hugo Chávez que lastran la posibilidad de crecimiento de la principal empresa del país.
Se imponen asociaciones con empresas extranjeras y conglomerados petroleros internacionales, lo que dificultará la libre disposición que sobre el producto terminado ha tenido el gobierno en los últimos 14 años.
Un panorama que no luce nada halagüeño para el gobierno de Raúl Castro, quien resulta el principal deudor de PDVESA y el único que paga de forma ficticia por el crudo que recibe de Venezuela.
La principal empresa venezolana, PDVESA, es el soporte de todo el proyecto del gobierno chavista.
La producción de crudos venezolanos ha financiado cada una de las actividades nacionales e internacionales de los chavistas en sus 14 años en el poder y será igualmente el soporte principal de los próximos 6 años del gobierno de Nicolás Maduro.
Tan solo el año pasado, PDVSA entrego al estado 43.865 millones de dólares en transferencias sociales y 85.952 millones de bolívares, unos 20.000 millones de dólares, en aportes fiscales, una cifra ampliamente superior a los 24.500 millones de dólares que invirtió en el 2012.
Pero la situación de la industria petrolera venezolana es una de las grandes preocupaciones que enfrenta la nueva administración venezolana.
La producción de crudo acusó una disminución en sus ingresos y en su ganancia neta el año pasado, pese al alza mundial de los precios del crudo, debido a un mayor suministro de combustibles al mercado subsidiado, tanto interno como internacional y al limitado desempeño de sus refinerías.
La industria petrolera venezolana cuenta con las mayores reservas de crudo del área, pero arrastra las pesadas cargas que le impuso el fallecido Hugo Chávez, incluido el contrato de suministro con Cuba, que solo han conseguido aumentar el endeudamiento de la industria, disminuir las inversiones dentro del sector y a incumplir los planes de extracción de los últimos diez años.
Al Gobierno de Nicolás Maduro le urge recuperar y modernizar la industria petrolera venezolana o estará matando la gallina de los huevos de oro.
Para ello debe recuperar el funcionamiento rentable de las refinerías y ajustar el congelado precio de la gasolina, el más barato del mundo, para frenar la demanda y oxigenar las cuentas de la estatal.
Pero además debe sacudirse de parte de los compromisos políticos asumidos por Hugo Chávez que lastran la posibilidad de crecimiento de la principal empresa del país.
Se imponen asociaciones con empresas extranjeras y conglomerados petroleros internacionales, lo que dificultará la libre disposición que sobre el producto terminado ha tenido el gobierno en los últimos 14 años.
Un panorama que no luce nada halagüeño para el gobierno de Raúl Castro, quien resulta el principal deudor de PDVESA y el único que paga de forma ficticia por el crudo que recibe de Venezuela.