De nuevo la crisis hipotecaria en España ha llenado los informativos televisivos y los periódicos ibéricos de noticias trágicas en las últimas semanas. Hace escasos días un hombre se quitó la vida en Barcelona antes de ser desahuciado. También los últimos días se ha publicado una información sobre el violento desahucio en el sur de España que padeció una familia de exiliados cubanos que no pagaban el alquiler y que contó con el apoyo de un colectivo de ciudadanos que hacen presión contra esta situación.
Más allá de las dramáticas situaciones que se producen en torno a los desahucios y del legítimo debate en torno a la necesidad de cambios en España que acaben con las ventajas legales con las que la banca cuenta en estos procesos, se ha abierto de nuevo el debate sobre Cuba, pues algunos titulares del desahucio de la familia cubana se presentaban con un llamativo “Queremos volver a Cuba”.
A esto se le puede sumar la amplia circulación que ha tenido el anuncio por parte del actor español Willy Toledo de que, a partir de este mayo, se instala a vivir en La Habana, un anuncio aderezado con un discurso ideológico contra el sistema capitalista y la democracia española, incluidos los insultos dirigidos al actual presidente español, Mariano Rajoy, a quien calificó de “fascista”. Así pues la actualidad y las estrambóticas declaraciones del actor se confabulan de nuevo para que el régimen saque su tajada propagandística.
La cuestión es que la causa cubana está muy por encima de todas estas noticias y la pretensión que algunos tienen de usarlas para ponerlas en contra de la oposición, como pasa de forma continua. Ninguna mala noticia que se produzca en un país democrático empaña la causa cubana que es, de hecho, una causa por la libertad, de manera que, hay que subrayar, es una causa universal. Todos los intentos del régimen de poner las malas noticias en primera plana de Granma para hacer ver a los cubanos del interior que lo que hay fuera no vale la pena, que la promesa de una democracia transparente es solo fuente de problemas, desgracias y miseria, no son más que intentos inocuos para la causa en pro de la libertad que se reclama en Cuba, que es además una causa universal, y eso hay que tenerlo claro.
Pretender tapar con malas noticias del exterior lo que sucede en Cuba es un ejercicio inútil. Como lo es intentar airear trapos sucios de la disidencia. Tampoco eso empaña lo que se reivindica para Cuba. No hay absolutamente nada que pueda frenar esas demandas a favor del respeto de los derechos humanos en la Isla porque simplemente esta reclamación está por encima de las acciones de cualquier individuo. Asimismo, no hay que perder de vista que en Cuba sucede lo mismo e incluso peor que lo que se denuncia ahora con los desahucios en España. El problema es que esas informaciones no trascienden más allá de un círculo opositor y entre el exilio cubano.
Esta semana misma la Red Cubana de Comunicadores Sociales, que lidera Martha Beatriz Roque, informaba de unos desalojos que han dejado a varias familias en la calle en Cuba. Entre éstas el caso de una madre que en estos momentos debe estar deambulando con sus hijos por algún barrio pobre de La Habana. Pero está claro que esto tampoco será filmado por periodistas extranjeros y ningún corresponsal en Cuba tendrá permiso de interesarse por el caso.
Más allá de las dramáticas situaciones que se producen en torno a los desahucios y del legítimo debate en torno a la necesidad de cambios en España que acaben con las ventajas legales con las que la banca cuenta en estos procesos, se ha abierto de nuevo el debate sobre Cuba, pues algunos titulares del desahucio de la familia cubana se presentaban con un llamativo “Queremos volver a Cuba”.
A esto se le puede sumar la amplia circulación que ha tenido el anuncio por parte del actor español Willy Toledo de que, a partir de este mayo, se instala a vivir en La Habana, un anuncio aderezado con un discurso ideológico contra el sistema capitalista y la democracia española, incluidos los insultos dirigidos al actual presidente español, Mariano Rajoy, a quien calificó de “fascista”. Así pues la actualidad y las estrambóticas declaraciones del actor se confabulan de nuevo para que el régimen saque su tajada propagandística.
La cuestión es que la causa cubana está muy por encima de todas estas noticias y la pretensión que algunos tienen de usarlas para ponerlas en contra de la oposición, como pasa de forma continua. Ninguna mala noticia que se produzca en un país democrático empaña la causa cubana que es, de hecho, una causa por la libertad, de manera que, hay que subrayar, es una causa universal. Todos los intentos del régimen de poner las malas noticias en primera plana de Granma para hacer ver a los cubanos del interior que lo que hay fuera no vale la pena, que la promesa de una democracia transparente es solo fuente de problemas, desgracias y miseria, no son más que intentos inocuos para la causa en pro de la libertad que se reclama en Cuba, que es además una causa universal, y eso hay que tenerlo claro.
Pretender tapar con malas noticias del exterior lo que sucede en Cuba es un ejercicio inútil. Como lo es intentar airear trapos sucios de la disidencia. Tampoco eso empaña lo que se reivindica para Cuba. No hay absolutamente nada que pueda frenar esas demandas a favor del respeto de los derechos humanos en la Isla porque simplemente esta reclamación está por encima de las acciones de cualquier individuo. Asimismo, no hay que perder de vista que en Cuba sucede lo mismo e incluso peor que lo que se denuncia ahora con los desahucios en España. El problema es que esas informaciones no trascienden más allá de un círculo opositor y entre el exilio cubano.
Esta semana misma la Red Cubana de Comunicadores Sociales, que lidera Martha Beatriz Roque, informaba de unos desalojos que han dejado a varias familias en la calle en Cuba. Entre éstas el caso de una madre que en estos momentos debe estar deambulando con sus hijos por algún barrio pobre de La Habana. Pero está claro que esto tampoco será filmado por periodistas extranjeros y ningún corresponsal en Cuba tendrá permiso de interesarse por el caso.