"Esto que ocurrió no es una diferencia, es un acto criminal, un crimen de lesa humanidad y por lo tanto esperamos que el gobierno cubano pueda entregar a esos delincuentes", insistió este domingo el presidente de Colombia, Iván Duque, durante una marcha nacional contra el terrorismo.
Bajo el lema "Colombia unida en contra del terrorismo", miles de personas marcharon en las principales ciudades del país para rechazar la violencia, tres días después de que un ataque con un carro bomba, atribuido a la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), dejó 21 muertos y 68 heridos.
Pero Cuba negó la petición de Duque y anunció que actuará en estricto respeto a los Protocolos del Diálogo de Paz firmados entre el Gobierno de Colombia y el ELN, incluido el relacionado con el caso de ruptura de la negociación.
Los protocolos brindan garantías mínimas de seguridad a los líderes guerrilleros para regresar a zonas montañosas o selváticas de Colombia, poniéndolos a salvo de operaciones militares durante un determinado tiempo acordado previamente.
Cuba fue durante meses sede de las conversaciones de paz entre el gobierno del expresidente Juan Manuel Santos y el ELN, por lo que varios negociadores del grupo permanecen en el país caribeño a la espera de una reactivación de los diálogos.
Pero desde que asumió el poder en agosto, Duque ha advertido que su gobierno solo dialogará con ese grupo rebelde cuando libere a las personas que mantiene secuestradas y suspenda los ataques contra la infraestructura económica y las Fuerzas Armadas, demandas que la guerrilla ha rechazado.
Las posiciones distantes de las partes han despertado temores de un incremento de la violencia con una mayor ofensiva militar contra el ELN y de ataques de la guerrilla contra la infraestructura económica y las Fuerzas Armadas.
El ELN, que tiene unos 2.000 combatientes y es considerada una organización terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea, es radical, tiene una cadena de mando difusa y disenso entre sus filas, lo que según fuentes de seguridad y analistas dificulta lograr un acuerdo de paz.
El grupo rebelde, fundado por sacerdotes católicos radicales en 1964 e inspirado en la revolución cubana, no ha aceptado su responsabilidad en el ataque hasta el momento.
Los ataques con carros bombas -que habían sido frecuentes en Colombia en medio del conflicto armado de más de medio siglo que ha dejado 260.000 muertos- habían disminuido en parte por el acuerdo de paz firmado en 2016 con la desmovilizada guerrilla de las FARC.