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Para llenar la "shopping" con ropa boliviana


ARCHIVO. Una vidriera de una tienda de capital.
ARCHIVO. Una vidriera de una tienda de capital.

Los días 13 y 14 de junio, se reunieron en La Habana representantes de Cuba y Bolivia con el objetivo de celebrar el primer foro empresarial y la primera ronda de negocios mutuos...

Seguramente ustedes conocen que la pasada semana, los días 13 y 14 de junio, se reunieron en La Habana representantes de Cuba y Bolivia con el objetivo de celebrar el primer foro empresarial y la primera ronda de negocios mutuos, con el fin de explorar diferentes posibilidades de intercambio económico y estrechar lazos bilaterales.

Mal augurio, digo yo, sabiendo que tan importante encuentro tuvo lugar en el Hotel Nacional, y para ser más exacto, en la sala Tanganana que no por casualidad lleva el nombre de la cueva que atraviesa los cimientos de la añeja instalación, y donde – según la leyenda - se esconde un valioso tesoro de unos monjes franciscanos.

El tesoro ya no está, de la vieja leyenda quedan apenas vestigios y el acuerdo empresarial entre cubanos y bolivianos permanecerá vigente justo el mismo tiempo que dura un plan de paz en palestina, un round.

Pero esa es mi opinión muy suspicaz; según fuentes oficiales, el trascendental encuentro fue presidido por importantes funcionarios de ambos países que comparten un enemigo común. Los Estados Unidos, Chile y el agujero en la capa de ozono; parecen frases inconexas pero llevan un mensaje directo, y un significado claro. La reunión era más un consejo político que una junta empresarial.

La señora Teresa Morales, ministra de Desarrollo Productivo, presidió la delegación del país suramericano. Nombre que quizás recuerden porque no hace mucho tiempo encabezó titulares descriptivos, y muy bien documentados, sobre cientos de manifestantes que en el distrito de ALTOS exigían su renuncia por - y cito - “su incapacidad para resolver la problemática de la canasta familiar y agudizar la escasez de artículos y productos de primera necesidad”.

Con tantas señas y señales, la cooperación entre los futuros socios parece díscola y contra operacional, típica entre gobiernos hermanados por la costumbre de omitir las leyes y las demandas ciudadanas. Cuba estuvo representada por Estrella Madrigal, actual presidenta de la Cámara de Comercio, una gorda, más bien sosa, dirigente de nivel medio y decisión limitada, que como mucho se embolsilla la dieta de infructuosos viajes, regalillos de empresarios y alguna que otra calderilla.

La funcionaria cubana, con una exposición circunscrita del asunto a tratar, negocios comunes en temas económicos, se la paso todo el tiempo bebiendo mojitos, comiendo canapés y exhortando a las partes reunidas de aprovechar las enormes posibilidades que brinda ser parte de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) y de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Se pronunció a favor del Sucre (Sistema Unitario de Compensación Regional) como moneda de pago en todas sus operaciones. Y más que hablar de inversiones, se refirió al peseteo de productos en consignación.

Con genial causticidad Cuba ofreció a los andinos, única y exclusivamente, mil estantes vacíos de sus monopólicas cadenas de tiendas para que en ellas comercializaran productos textiles, alimenticios, calzado, bisutería y cosmética de fabricación boliviana. Todo a riesgo, ninguno de ellos con pago previo.

Tal acuerdo estimuló la chispeante sabiduría popular de los cubanos, y algunos hasta se atrevieron a profetizar con cierto temor, el uso por decreto de los aguayos bolivianos como indumentaria nacional. Cualquier cosa puede pasar, todo depende de quién da más.
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    Juan Juan Almeida

    Licenciado en Ciencias Penales. Analista, escritor. Fue premiado en un concurso de cuentos cortos en Argentina. En el año 2009 publica “Memorias de un guerrillero desconocido cubano”, novela testimonio donde satiriza  la decadencia de la élite del poder en Cuba.

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