Estamos viviendo en un mundo donde peligrosamente para el trabajo de muchos lo importante es sólo mostrar resultados. Quizás por esa causa, por nostalgia, conveniencia, deseo, ilusión, creencia, autoengaño o pasión; cometemos el error de mirar hacia La Habana y distorsionar la realidad, imaginándonos al gobierno cubano como consorcio en bancarrota y control quebrantado.
Lo siento, pero muy a mi pesar, las cosas desde la imparcialidad no parecen verse igual. El gobierno se reorganiza, continua dando pasos certeros hacia su nueva legitimación, y la cúpula gobernante cobra fuerza invisibilizando a personas que han demostrado ser leales y capaces de obedecer toda orden, incluso confesar homicidios no cometidos.
Así van las cosas. En mayo pasado, por decisión presidencial, relevaron de sus puestos a los primeros secretarios del PCC en Matanzas y Artemisa, curiosamente ambas provincias situadas al oeste del país. Luego, tan cerca como la semana pasada, idénticos cambios se hicieron con los jefes partidistas de Guantánamo y Holguín, comarcas ubicadas al sur y al norte del este cubano.
Resulta valido pensar que porque el domo circense envejece y en el intento de repujar su eternidad, procura ilustrar ciertos cambios mostrando una composición mucho más heterogénea de diputados que tengan la oportunidad de abordar con enfoques mucho más integrales la búsqueda de las soluciones a los problemas existentes en los diferentes sectores de la vida nacional.
No lo creo, y siento desilusionar, su único objetivo es reconquistar espacios, regiones y renglones. Los Generales, como corresponde por hoja de servicio, aplican estrategia militar. No fue casualidad que la Comisión de Defensa Nacional del Parlamento cubano (encabezada por su presidente el General de Brigada Juan Rafael Ruiz Pérez) sesionó este 5 de julio y ordenó a los participantes la inmediata ejecución de un nuevo grupo de medidas dirigidas a fortalecer y ampliar el poder, ya excesivo, que poseen la Seguridad del Estado y la Policía Nacional. Es lo mismo que imponer la tranquilidad ciudadana a golpe de mayoral, látigo y barracón.
Y para completar, el recién concluído séptimo pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, anunció a toque de “corneta china”, el nombramiento de 11 nuevos integrantes, en tanto separó de sus filas a dirigentes que, aunque a muchos les pareció novedoso, ya habían sido removidos de sus cargos en septiembre del 2012.
Vale señalar los casos de Misael Enamorado, que por estar enamorado, entiéndase en las nubes, no cumple con las leyes de gravedad y en vez de caer, gravita, sus nuevas funciones lo ubican más cerca del euro, el dólar y el sol.
Diferente y parecido a la vez, le sucede al ex presidente de la Asamblea Nacional, Dr. Ricardo Alarcón; que en lugar de otorgarle una merecida plaza de controlador aéreo, se reajusta como asesor del Presidente para llevar - en lo que parece ser un gobierno paralelo - todo tema concerniente a las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.
No sé a ustedes, pero a mí todo esto, más algun comentario llegado de la otra parte, me obliga a pensar que el General en Jefe está adoquinando el camino que anunció en febrero pasado, por cierto de forma muy festinada, que le permita ejercer su "derecho" a retirarse del Gobierno, monopolizar totalmente el poder, y dictar tras bambalinas las decisiones de Estado.
Lo siento, pero muy a mi pesar, las cosas desde la imparcialidad no parecen verse igual. El gobierno se reorganiza, continua dando pasos certeros hacia su nueva legitimación, y la cúpula gobernante cobra fuerza invisibilizando a personas que han demostrado ser leales y capaces de obedecer toda orden, incluso confesar homicidios no cometidos.
Así van las cosas. En mayo pasado, por decisión presidencial, relevaron de sus puestos a los primeros secretarios del PCC en Matanzas y Artemisa, curiosamente ambas provincias situadas al oeste del país. Luego, tan cerca como la semana pasada, idénticos cambios se hicieron con los jefes partidistas de Guantánamo y Holguín, comarcas ubicadas al sur y al norte del este cubano.
Resulta valido pensar que porque el domo circense envejece y en el intento de repujar su eternidad, procura ilustrar ciertos cambios mostrando una composición mucho más heterogénea de diputados que tengan la oportunidad de abordar con enfoques mucho más integrales la búsqueda de las soluciones a los problemas existentes en los diferentes sectores de la vida nacional.
No lo creo, y siento desilusionar, su único objetivo es reconquistar espacios, regiones y renglones. Los Generales, como corresponde por hoja de servicio, aplican estrategia militar. No fue casualidad que la Comisión de Defensa Nacional del Parlamento cubano (encabezada por su presidente el General de Brigada Juan Rafael Ruiz Pérez) sesionó este 5 de julio y ordenó a los participantes la inmediata ejecución de un nuevo grupo de medidas dirigidas a fortalecer y ampliar el poder, ya excesivo, que poseen la Seguridad del Estado y la Policía Nacional. Es lo mismo que imponer la tranquilidad ciudadana a golpe de mayoral, látigo y barracón.
Y para completar, el recién concluído séptimo pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, anunció a toque de “corneta china”, el nombramiento de 11 nuevos integrantes, en tanto separó de sus filas a dirigentes que, aunque a muchos les pareció novedoso, ya habían sido removidos de sus cargos en septiembre del 2012.
Vale señalar los casos de Misael Enamorado, que por estar enamorado, entiéndase en las nubes, no cumple con las leyes de gravedad y en vez de caer, gravita, sus nuevas funciones lo ubican más cerca del euro, el dólar y el sol.
Diferente y parecido a la vez, le sucede al ex presidente de la Asamblea Nacional, Dr. Ricardo Alarcón; que en lugar de otorgarle una merecida plaza de controlador aéreo, se reajusta como asesor del Presidente para llevar - en lo que parece ser un gobierno paralelo - todo tema concerniente a las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.
No sé a ustedes, pero a mí todo esto, más algun comentario llegado de la otra parte, me obliga a pensar que el General en Jefe está adoquinando el camino que anunció en febrero pasado, por cierto de forma muy festinada, que le permita ejercer su "derecho" a retirarse del Gobierno, monopolizar totalmente el poder, y dictar tras bambalinas las decisiones de Estado.