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¡Aquí, Radio Martí!


Radio Martí, siempre contigo
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Radio Martí, siempre contigo

Radio Martí salió al aire en las primeras horas del día 20 de mayo de 1985, en el 83 aniversario de la proclamación de la República de Cuba, y apenas unas horas después del 90 aniversario de la muerte de José Martí, el 19 de mayo de 1895.

El momento estuvo lleno de simbolismo y creo que ninguno de los que se encontraba presente podrá olvidar nunca esos primeros cinco minutos, cuando el Dr. Humberto Medrano abrió la programación con un vibrante, ¡Aquí, Radio Martí! seguido por la sonora voz del locutor Moisés López con un inolvidable, ¡Buenos días, Cuba! Una intervención mía anunciando las noticias más importantes recibidas en nuestra redacción, y el locutor Arístides Quintero dando lectura a las informaciones.

Con aquel saludo, Radio Martí se colocó prácticamente a la vanguardia de uno de los principales frentes de acción de la Guerra Fría, esperando en cualquier momento que Fidel Castro ordenara a sus técnicos interferir las frecuencias de radio estadounidenses, tal como advirtió Wayne Smith ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado. Pero no se atrevió.

Jorge Riopedre (d) fundador de Radio Martí junto a Óscar Rodriguez (i), en el aniversario 29 de la creación de la emisora. (Archivo/OCB)
Jorge Riopedre (d) fundador de Radio Martí junto a Óscar Rodriguez (i), en el aniversario 29 de la creación de la emisora. (Archivo/OCB)

Así, entre amenazas y zancadillas, fue el comienzo de una planta de radio que a ratos daba la impresión de ser una plaza sitiada por enemigos internos y externos, pero dispuesta, no obstante, a vencer los obstáculos y cumplir la misión informativa que el Congreso le había encomendado como instrumento de la política exterior de Estados Unidos.

Ni tardo ni perezoso, Radio Martí desplegó una diplomacia radial que abarcaba numerosas prioridades de la vida nacional bajo un régimen comunista: vivienda, servicios públicos, agua, electricidad, represión y en particular el silencio del régimen cubano en torno al virus de inmunodeficiencia humana (SIDA), como si una milagrosa vacuna socialista hubiese tendido un manto protector sobre la isla.

La historia es conocida: sin la presencia y la persistente presión de Radio Martí el régimen cubano hubiera ignorado o silenciado cuestiones que ponían en evidencia el fracaso del sistema. De hecho, el 18 de octubre de 1985, cinco meses después de la salida al aire de Radio Martí, el órgano oficial del Partido Comunista, Granma, afirmaba rotundamente: “No hay ni un solo caso de SIDA en Cuba”. Seis meses más tarde, Granma reconocía, oficialmente, el primer caso de SIDA en la isla, un homosexual que según ellos contrajo la enfermedad en Nueva York, no en Cuba o en África.

Durante mucho tiempo este fue el único caso de SIDA en Cuba, precedente que nos hace poner en duda la baja mortalidad oficial a causa del COVID-19, conforme a la política de secretismo del Partido Comunista cubano. Por consiguiente, es probable que nunca podamos saber cuántas personas murieron de SIDA en Cuba (y tal vez cuántas han muerto de COVID), porque las causas de defunción eran atribuidas a complicaciones de salud ajenas al SIDA.

De suerte que nada define mejor a Radio Martí que los testimonios de su obra. Éxito sellado por un editorial del diario The New York Times en el que se consigna: “Su impacto en los radioyentes de la isla no dista de ser un milagro de radiodifusión”, aprobación laudatoria compartida por funcionarios de la Voz de América (VOA) y analistas que realizaron las primeras evaluaciones de la emisora.

Vibrante y certero, Radio Martí cumplió la misión de combatir la censura, informar a los cubanos de la realidad interna desconocida por muchos de ellos y denunciar los tratos crueles e inhumanos del gobierno cubano contra cualquier opinión independiente, labor fecunda glosada por el director de Radio Martí, Ernesto Betancourt: “Le hemos dado a Estados Unidos su primera victoria sobre Fidel Castro en el campo de la diseminación de ideas, fruto en cierta forma, de que la emisora se encontraba en manos de cubanoamericanos que organizaron los programas y fueron capaces de adaptar la estación a las expectativas del pueblo cubano”.

Dentro de Cuba se hizo evidente que a partir de entonces quedaba roto para siempre el monopolio informativo de Fidel Castro, en palabras del inolvidable ex preso político Ricardo Bofill Pagés: “Creo que llegará el día con relación a los problemas que existen en Cuba hoy, en que tendremos que hablar de antes y después de la salida al aire de Radio Martí”.

Que Radio Martí alcanzara una gran audiencia quedó confirmado por un estudio de la encuestadora Hill & Knowlton, la cual arrojó que el número de personas que sintonizaba la emisora en Cuba era el doble que la de Radio Progreso, la estación más popular en un país donde el Estado es dueño absoluto de todos los medios de comunicación. Logro confirmado por el Director de la VOA, Richard W. Carlson: “Radio milagro, como se ha apodado a Radio Martí, ha establecido un incuestionable bona fides con su audiencia y logrado el propósito establecido por el Congreso”.

Al conocer los datos recopilados por la encuestadora Hill & Knowlton, Betancourt valoró su resultado. “Piensen en esto: una radio emisora del gobierno de Estados Unidos convertida en la estación número uno en un país extranjero hostil que habla otro lenguaje y se encuentra a mil quinientas millas de sus estudios. Este es un éxito que ha excedido toda expectativa. Será difícil encontrar un esfuerzo más exitoso de diplomacia pública”.

A diferencia de otros intentos menos afortunados como Radio Swan, la radio clandestina dirigida en los años sesenta por la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Radio Martí responde a una ley promulgada por el Congreso de Estados Unidos, con el fin de confrontar la política agresiva del gobierno cubano.

Dos párrafos captan su espíritu. Primero, el derecho del pueblo de Cuba de buscar, recibir y difundir información e ideas por cualquier medio y sin limitación de fronteras, según lo estipulado en el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Segundo, la necesidad de realizar transmisiones de radio a Cuba que proporcionen noticias, comentarios y otras informaciones acerca de acontecimientos en Cuba y en otras partes, para promover la causa de la libertad en Cuba.

Este párrafo nos recuerda la resolución conjunta aprobada por el Congreso norteamericano el 20 de abril de 1898 (cuando la independencia de Cuba de España pendía de un hilo), en la que Estados Unidos reconoce que, “El pueblo de la isla de Cuba es y de derecho debe ser libre e independiente”. En este nuevo aniversario reiteramos que Radio Martí es heredero legítimo de la aspiración del pueblo de Cuba a repudiar la dictadura y promover la libertad.

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