Un Tribunal Militar en Birmania sentenció el lunes a la depuesta dirigente Aung San Suu Kyi a cuatro años de cárcel, por incitación y violación de las leyes relacionadas con el COVID-19.
Posteriormente, la Junta Militar birmana redujo la condena a dos años de arresto domiciliario.
El fallo fue duramente criticado por grupos de derechos humanos de los Estados Unidos, los que mantienen que el único propósito de la sentencia es poner fin a la carrera política de la laureada con el Premio Nobel de Paz, quien fue removida del poder el 1 de febrero en un golpe de Estado.
El secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, declaró que la injusta condena de Aung San Suu Kyi por el régimen militar birmano, al igual que la represión de otros funcionarios democráticamente electos, constituye otra afrenta contra la democracia y la justicia en Birmania.
Agregó que el pueblo de los Estados Unidos se une al pueblo de Birmania en sus aspiraciones de libertad y democracia.
(Basado en una nota de Radio Free Asia)