Las crisis humanitarias en Venezuela y Nicaragua, el inédito flujo de migrantes y sus consecuencias para la región estuvieron en la mira de los presidentes latinoamericanos que tomaron la palabra este martes en la apertura de la 77ª Asamblea General de la ONU, donde se alzó un reclamo unánime por el “cese inmediato” a la guerra en Ucrania.
El mandatario de Brasil, Jair Bolsonaro, fue el más vocal en su crítica al nicaragüense Daniel Ortega, al que denunció por su persecución y encarcelamiento de religiosos católicos que se han opuesto a su administración.
Bolsonaro tampoco se cortó en su rechazo a la gestión de Nicolás Maduro y aseguró que han recibido en Brasil a unos 600 refugiados venezolanos cada día, a quienes han garantizado acceso a “al mercado laboral, servicios públicos y prestaciones sociales”.
En su estreno ante la ONU, el chileno Gabriel Boric, también admitió que la llegada de cientos de venezolanos ha puesto una “enorme presión” a las estructuras de su país y además pidió trabajar “por la liberación de los presos políticos en Nicaragua”.
Boric insistió en que el aplastante rechazo popular a su propuesta de Constitución no era una derrota en sí sino un paso más hacia la democracia, que “consiste en escuchar al pueblo”.
Mientras, el paraguayo Mario Abdo, aseguró que su país impulsó una resolución dentro del Consejo de Seguridad de la ONU para investigar “a profundidad” las violaciones de DDHH de Venezuela. El mandatario abogó porque las naciones más desarrolladas asumieran “compromisos políticos concretos.
Por el contrario, el presidente colombiano Gustavo Petro, que ha mostrado su disposición a dialogar con Caracas y Managua, evitó hacer denuncias explícitas sobre Nicaragua y Venezuela y en su lugar centró su primer discurso en la ONU en la guerra contra las drogas en su país y la necesidad de luchar contra el cambio climático.
Frente unido por Ucrania
Ucrania fue la gran protagonista de la mañana en Nueva York. Cada presidente llamó la atención sobre la necesidad del “cese inmediato” del conflicto y las consecuencias económicas que la “injusta invasión de Rusia” ha causado en el mundo entero.
Para ello pidieron a las Naciones Unidas jugar un papel más protagónico en la resolución “pacífica y diplomática” de la guerra.
“Necesitamos una salida digna de la crisis de Ucrania y solo podrá ser a través de una solución diplomática que sea justa y funcional”, precisó el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan.
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