Altos funcionarios en Cuba y Estados Unidos dicen que restablecer relaciones diplomáticas entre los dos países se está demorando más de lo que pensaban. Sin embargo, todavía insisten que abrirán embajadas en Washington y La Habana antes de la Cumbre Hemisférica a celebrarse en Panamá el 10 y 11 de abril. Ellos quieren ver el apretón de manos entre Barack Obama y Raúl Castro.
A los turistas estadounidenses las palabras bonitas de la diplomacia no les importan. Ellos quieren ir a Cuba ya. Quieren ver los autos viejos de la década del 50 que todavía ruedan en Cuba y desean ver un país estancado en el pasado antes de que el mundo moderno llegue y cambie las cosas. Quieren ver a Cuba antes que se vuelva a convertir en un destino turístico más en el Caribe.
Nancy Pelosi, la líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, dijo que quería ir a Cuba y que se reuniría con los disidentes. Cuba le dijo que podría hacer su viaje en abril. Pelosi, ni corta ni perezosa, abandonó la idea de reunirse con los disidentes y, como por arte de magia, el Gobierno cubano le dio permiso para viajar en febrero.
Paris Hilton no había nacido cuando el Gobierno castrista expropió en 1959 el hotel que su abuelo había construido en La Habana. Ella también fue a Cuba, a verse con la gente bonita que ahora le ha dado por ir a Cuba.
Todavía, sin embargo, son pocos los americanos que ya han ido a Cuba. Son menos del 3% de los tres millones de turistas que visitan la isla de acuerdo a la Oficina Nacional de Estadísticas de Cuba. El alud de turistas está aún por venir. Pero ya se ven las preparaciones.
Duele que a tan pocas personas en Estados Unidos les moleste que Cuba siga hostigando a los disidentes en la isla. Los Derechos Humanos son cosas de otras eras, de cuando los gobernantes eran caudillos de derecha.
Cuba ha aumentado significativamente el número de disidentes hostigados y arrestados desde que los mandatarios Obama y Castro anunciaran el 14 de diciembre que querían restablecer las relaciones diplomáticas. Lo que hace Cuba es restregarles en las narices a los americanos que poco les importa lo que ellos digan o hagan. Cuba va a seguir siendo el gobierno totalitario y abusivo de siempre –con o sin relaciones con Estados Unidos.
Disculpen por divagar.
El turismo estadounidense regresa a la isla. Ya se preparan para la arrancada. Lo único que falta saber es si Cuba está lista para recibir a los cientos de miles de turistas que viajarán a la isla. ¿Tendrá Cuba la infraestructura turística necesaria para que los americanos que viajen a la isla por primera vez quieran regresar?
Hasta el 2013, unos tres millones de turistas viajaban a Cuba anualmente. La mayoría de los cuartos en los hoteles están copados durante la temporada invernal. Los que no logran reservaciones en hoteles, van a cuartos en casas privadas a cuyos dueños Cuba le permite rentar habitaciones. Eso sí, en estas habitaciones los turistas no tienen ni acceso a la televisión internacional ni a la internet. Tienen que conformarse con los paisajes, las mujeres bonitas y los autos viejos.
De la misma forma que el restablecimiento de relaciones diplomáticas va a ser más difícil de lo pensado, lo mismo va a ocurrir con la infraestructura turística en la isla.
Hay que construir hoteles nuevos de primera con urgencia. Y todavía no van a poder contar con las cadenas hoteleras americanas. El embargo sigue en pie. Cuba tendrá que apelar a los canadienses, españoles y mexicanos para que les ayuden a armar la infraestructura necesaria. Y eso va a tardar años.
Mientras, queda por ver si los turistas americanos que vayan a Cuba por curiosidad o por ver autos viejos están dispuestos a volver o si después de satisfacer su curiosidad prefieren volver a otras islas del Caribe con mejores hoteles.
En este asunto hay que tener mucha paciencia y construir lo que no se ha hecho en más de medio siglo; no va a ser cosa fácil.
Guillermo I. Martínez reside en el sur de la Florida. Su dirección electrónica es: Guimar123@gmail.com.