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Andy de Cuba


El actor cubanoamericano en entrevista exclusiva para martinoticias desborda sus tres pasiones: el cine, el mar y una isla.

Andy García, actor y director cinematográfico, es el cubano que más brilla en el firmamento de Hollywood y en la cinematografía internacional. Nacido en La Habana el 12 de abril de 1956, Andrés Arturo García Menéndez es posiblemente también el actor más celoso de su privacidad y uno de los que con mayor esmero ha cuidado su preparación académica para las artes dramáticas.

Casado desde 1982 con la cubanoamericana Mariví Lorido García, el matrimonio cuenta con tres hembras y un varón: Dominik, Daniella, Alessandra y el pequeño Andrés. Sus padres, el difunto René García, un popular abogado a quien se le conocía afectuosamente como El Alcalde, y su madre Amelie Menéndez, una educadora, inculcaron en el actor, según afirma, "valores éticos de honestidad, familia y trabajo que orientan todo lo que hago".

Su carrera es un modelo de esa ética de laboriosidad coronada por un talento único para encarnar personajes intensos (8 Millones de Maneras de Morir (1986)); el inolvidable compañero de Michael Douglas en Black Rain (1989) bajo la dirección de Ridley Scott. O caracteres románticos hasta el dolor (su aclamado marido de Meg Ryan en When a Man Loves a Woman (1994). Comediantes inolvidables como el que interpretó en City Island (2010) en la que debutó su hija Dominik. O galanes impecables y cáusticos a lo Cary Grant, con los que ha dejado su impronta en películas como Ocean's Eleven, del realizador Steven Soderbergh.

Fiel a su cultura hispanoamericana, comprometido con su herencia cubana, realizado profesionalmente, con galardones como el Globo de Oro y una nominación al Oscar, Andy García se entregó al cuestionario que le hiciera Armando de Armas, en especial para MartiNoticas, con la misma seriedad y franqueza con las que ha llevado una carrera que comenzó en la Florida International University y que lo tuvo por primera vez ante una cámara en un pequeño papel en el filme independiente Guaguasí (1980), del cubano Jorge Ulla.

Aquí, Andy García habla de su infancia, de su amor por la música, del músico Israel López, Cachao, del novelista Guillermo Cabrera Infante. Aquí desborda sus pasiones: el cine, el mar y una isla.

MN. ¿Cómo recuerda usted a Cuba, en que aspectos de su vida diaria? ¿Jugó un papel de importancia la crianza que le dieron sus padres? Digamos, por ejemplo, de su breve niñez habanera, ¿qué es lo que más recuerda?

AG. Cuba, para mí, es un espíritu, un estado mental. Es un alma y es una fuente constante de inspiración y fuerza. Pero es también una nostalgia y una tristeza. Mi padre y mi madre son Cuba. Porque la representan con dignidad y respeto.

MN. En el contexto de su exitosa carrera, ¿cómo valora un filme como The Untouchables (Los intocables), a veinte años de haber rodado junto a Brian de Palma? ¿Y The Godfather?

AG. Ambas películas continúan siendo motivo de honor para mí. Son películas que cambiaron mi vida. Pero no fue fácil. Estas películas no se me proporcionaron "en bandeja de plata". Vuelvo, en este sentido, a mis padres: a través de su ejemplo, mis padres inculcaron en mi una ética de trabajo y es a esa ética de trabajo que yo atribuyo poder hacer cosas así. Y, por supuesto, a la mano de Dios que me proporcionó el sueño al que me dediqué para lograrlo…

MN. ¿Qué le atrae más: papeles inspirados en la mafia o quizás protagónicos en la línea del poeta García Lorca o el pintor Modigliani?

AG. Lorca y Modigliani, por supuesto. Pero, ¿cómo voy a renunciar a la calidad de un papel como el de Vincent Mancini en The Godfather III? ¡Ese papel fue un sueño hecho realidad! Sobre todo porque es mucho más que una película basada en hechos relacionados con la mafia. Es una película con Francis Ford Coppola al timón: un filme donde el pinta un canvas sobre las relaciones humanas, el poder, la familia, la lealtad… Una obra maestra. La trilogía es una obra suprema.

MN. En la manera en que su carrera se ha ido desarrollando, ¿ha jugado algún papel la predestinación? Y, en otro aspecto, ¿qué le diría a los que puedan pensar que le ha sido fácil tanto su éxito en la vida como en Hollywood?

AG. ¿Fácil? ¡Para nada! Como ya dije, no hay éxito ni gloria sin esfuerzo. Ahí es donde entra la ética de trabajo. Mira, la vida no te garantiza nada. Hay que trabajar duro para lograrlo. Si Dios te ha dado un talento para algo, aun así hace falta estudiar y cultivarlo para que crezca. Yo amaba esta carrera y me preparé académicamente para llevarla a cabo. Yo no estaba, creo yo, predestinado. Yo estaba totalmente dedicado.

MN. La película Lost City estableció una relación de trabajo entre usted y el gran escritor cubano Guillermo Cabrera Infante. ¿Algún aprendizaje derivado de dicha relación que pueda compartir con nosotros… sobre todo con nuestros lectores en Cuba?

AG. Hablaría de su extraordinaria inteligencia, de su sentido del humor, de sus opiniones que nunca comprometió sobre la vida, sobre la libertad y sobre la libertad para crear.
Para mí, la relación con Guillermo Cabrera Infante significó un tutelaje de lujo, como una suerte de clase magisterial permanente. Y me complace saber que me quiso y que respondía a mi trabajo.

El vio la película, después de 16 años intentando hacerla, justo antes de su muerte y quedó complacido. Eso es algo que me da alivio y consuelo.

MN. Ahora que hemos hablado de Cabrera Infante, parecería oportuno sacar el tema de Ernest Hemingway, especialmente al conocerse que usted trabaja actualmente en un proyecto cinematográfico sobre él. ¿Podría hablarnos de este proyecto, si no es confidencial?

AG. No, no lo es, puedo hablarle del proyecto con mucho gusto. Mira, es una historia que gira en torno a los últimos diez años de la vida de Hemingway y su relación con su última esposa, Mary Welsh, así como su amistad con el capitán de su yate Pilar, Gregorio Fuentes. He co-escrito el guión cinematográfico con Hilary Hemingway y voy a dirigir la película y hacer el papel de Gregorio. Sir Anthony Hopkins se ha comprometido al papel de Hemingway y la actriz Annette Bening hará Mary.

Es una historia que me apasiona y, curiosamente, me devuelve a Cuba. Estamos en la etapa final de financiación, es un filme independiente y me gusta que así sea…

MN. Existe una relación muy intensa entre usted y la música cubana. Ahí podemos citar sus colaboraciones con Cachao. ¿Se remontan a Cuba las raíces y las semillas de ese vínculo, quizás a su infancia habanera, o es algo que nació luego en el exilio? Y como consecuencia de esta pregunta, regresamos al punto: ¿qué representa Cuba para usted?

AG. La música cubana y mi pasión por ella nacieron en mí en Cuba, desde que podía moverme un poco y luego caminar, creo que ya tenía el ritmo y pronto bailaba y cantaba. ¡Quién puede resistirse a esa música!

Al pasar los años, paralelo a mi carrera dramática, me convertí en un estudioso - y un estudiante - de la música cubana y de la percusión afrocubana. Fue una etapa intensa de coleccionista de esa música y del periodo entre 1880 y 1900 y hasta el presente.

En ese proceso tan enriquecedor di con Cachao, un descubrimiento deslumbrante que provocó en mí el interés de hacer varias películas sobre él y a producir sus últimos cuatro discos. Ha sido una pasión por dar a conocer al mundo el talento sublime de un hombre excepcional.

Era una tarea por hacer. Parecía que el mundo se había olvidado de Cachao y de sus contribuciones a la música. El había pagado el duro precio del exilio. Eso es muy duro. Muchos se lanzaron a la nada, Cachao tocaba en bodas, en eventos sociales. El exilio puede ser muy duro. Ha sido muy duro para mucha gente valiosa…

Mi colaboración con el maestro Cachao es una de las cimas de mi vida y es algo que me enorgullece. Fíjese que no estoy hablando de un aliado creativo; Cachao fue más que eso para mí: él fue mi maestro.

Puedo decir que fui un discípulo aplicado aún antes de conocerlo personalmente. Para mí, sus Danzones y Descargas son y seguirán siendo la Biblia de todo lo que uno necesita saber sobre la música cubana, sobre su estructura y, sobre todo, cómo es que se toca esa música.

Para un joven actor que está tratando de incursionar como percusionista - y luego como pianista - toda la experiencia junto a Cachao fue un regalo de creatividad que se manifestó incluso desde antes de conocerlo.

MN. Como actor, ¿qué papel le gustaría encarnar? Y, como director, ¿qué película le gustaría hacer?

AG. Tengo muchísimas ideas para películas. Ya hablamos de una de ellas, este Hemingway que me he planteado. Le confieso lo mucho que me atrae esta idea y la personalidad de Gregorio Fuentes.

La historia de esa relación entre Hemingway, el literato, el aventurero, el premio Nobel de Literatura, y Gregorio, este hombre sencillo pero que tiene la sabiduría inmensa que proviene del mar, es una amistad fascinante: Hemingway aprende de él…

Desde mediados de los setenta pude conocer y en algunos casos entablar amistad con algunos capitanes de barco cubanos que pescaron junto a Hemingway y Gregorio. Me quedé fascinado con sus relatos y ese mundo ha sido para mí una fuente de inspiración. Me encanta la gente dedicada al mar y a la pesca. Uno de estos capitanes en particular, Narciso Cunill, era un buen amigo y, en verdad, "el Cachao del mar". Era el capitán del Hatterras de 46 pies, llamado The Gulfstream, de mi suegro, Ramón (Monchín) Lorido.

Como se puede ver, ¡hasta el nombre del barco es hemingwayano! Son historias del mar y de la pesca de las que aprendí mucho sobre uno de los grandes amores de mi vida: el mar.

En el fondo, todo o casi todo vuelve a la idea de la isla: todo vuelve a relatos e historias cercanos a mi cultura, como ya se habrá dado cuenta.

Pero las películas cuestan mucho dinero y es por eso que siempre insisto en la necesidad de que la comunidad entienda y asuma su responsabilidad de apoyar a los cineastas para que el mundo pueda ver y entender nuestra historia. Son temas universales en los que mucha gente se puede ver reflejada.

Siempre digo lo mismo, a pesar de estar siempre haciendo películas en Hollywood: las artes requieren de apoyo comunitario, de patrocinio constante con el que se consiga auspiciar proyectos independientes.

En éste, y en muchos otros sentidos, no sólo hago una película costosa como Ocean's Eleven, sino que trato de hacer mi parte. Lo han hecho muchos grandes actores y eso hace que el cine sea mejor… porque existe también esa sangre y esa energía que son independientes.

Para mí, los sueños nunca se detienen, los sueños nunca descansan, la lucha siempre va a estar ahí para que sepamos encararla.

Como decía Robert Browning: "Ah, el hombre debe aspirar a alcanzar más de lo que puede atrapar con sus manos. O de lo contrario, ¿para qué existe el cielo?"

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