Pocos deportes han sufrido más las consecuencias del COVID-19 que el campeonato mundial de Fórmula-1.
La competencia motorizada más importante del planeta ni siquiera ha podido comenzar su campaña cancelando o postergando las primeras 10 carreras del campeonato mundial durante un período de 4 meses.
Vale la pena recalcar que la mayoría de esas carreras que han sido postergadas nunca se van a celebrar pues la logística de ir de un continente a otro y competir en pistas vacías sin aficionados hará que dichas carreras se cancelen.
Sin embargo la F-1 no ha tirado la toalla y tiene un plan de batalla bastante razonable que le pudiera “medio-salvar” la temporada.
Comenzando en 5 de julio en las afueras de Viena, el campeonato mundial de Formula-1 espera comenzar su temporada con el Grand Prix Austríaco. Y después de eso, aprovechando que están en Europa y no tienen que viajar tanto, esperan celebrar 8 carreras en cuestión de 10 semanas en 6 países distintos.
Austria, Hungría, Inglaterra, España, Bélgica están en el calendario que termina su gira europea el 6 de septiembre con la joya más preciada para cualquier piloto de F-1, la carrera del Gran Prix Italiano en Monza, la región de Lombardy en el norte de Italia y lo que fuera hace 4 meses el epicentro del Coronavirus en Italia y en Europa. Sería un batazo si dicha carrera en Monza se pudiera celebrar con aficionados en el circuito. Sería un gran triunfo, o desquite, para la humanidad sobre el Covid-19.
Falta mucho para el Gran Prix Italiano, pero en menos de un mes, y con 5 meses de retraso, el campeonato mundial de Fórmula-1 podrá deleitar a sus fanáticos en Europa y luego contemplar la idea de competir en las Américas donde también tiene pendiente varías carreras.
Como todo deporte profesional organizado la F-1 está tratando de mantenerse a flote minimizando sus pérdidas, que ya desde ahora, no bajarán del 40%.
La competencia motorizada más importante del planeta está calentando los motores para deleitarnos una vez más con el campeonato mundial de Fórmula-1.