Mientras Estados Unidos se enfrenta a la destrucción causada por dos potentes huracanes en tres semanas, los estadounidenses conmemoran hoy el aniversario de uno de los días más duros para el país.
Miles de familiares de las víctimas del 11-S, sobrevivientes, rescatistas y otros acudieron al World Trade Center para recordar el ataque terrorista más letal de la historia en suelo estadounidense.
Dieciséis años después, los tranquilos homenajes se ha convertido en un rito: la lectura de todos los nombres de los fallecidos, minutos de silencio y tañidos de campanas, y dos potentes haces de luz que iluminan la noche recordando el lugar donde estuvieron las Torres Gemelas.
Sin embargo, cada ceremonia tiene su toque personal. Con el paso de los años, algunos de los encargados de recitar los nombres han incorporado mensajes que van de lo universal (“Las cosas que creemos que nos separan realmente no lo hacen, todos somos parte de esta Tierra”) a lo personal (“Te quiero y te extraño. ¡Vamos Packers!”).
"Gracias, Nueva York, por seguir honrando a las víctimas del 11-S y por el privilegio de leer sus nombres”, agregó Judy Bram Murphy el año pasado. Perdió a su esposo en la tragedia, Brian Joseph Murphy.
Casi 3,000 personas fallecieron cuando aviones secuestrados se estrellaron contra las dos torres del centro de negocios neoyorquino, el Pentágono, en Washington, y un campo cerca de Shanksville, Pennsylvania, el 11 de septiembre de 2001, dando a Estados Unidos una nueva conciencia de la amenaza del terrorismo internacional.
Donald Trump, natural de Nueva York, asistió a su primer aniversario como presidente del país. Participó en un minuto de silencio a la hora en que se estrelló el primer avión. Estuvo acompañado por la primera dama, Melania Trump.
También estuvo presente en el Pentágono, junto al secretario de Defensa, Jim Mattis, y el general Joseph Dunford, jefe del Estado Mayor Conjunto, donde tuvieron un encuentro privado con las familias de los fallecidos en el edificio. Tras la lectura de los nombres de las víctimas, hubo un acto público, con ofrenda floral y declaraciones.
El vicepresidente del país, Mike Pence, y el secretario de Interior, Ryan Zinke, participaron en un acto en el Flight 93 National Memorial cerca de Shanksville. El monumento está en el campo donde se estrelló uno de los aviones después de que los pasajeros y la tripulación lucharan para arrebatar el control de avión a los secuestradores, que lo llevaban a Washington.