La muerte del delantero Ferley Reyes de un disparo en la cabeza se sumó a la larga lista de jugadores y dirigentes del fútbol colombiano víctimas de la violencia.
Reyes, de 22 años, acababa de vincularse con el Unión Magdalena de Santa Marta de la segunda división del balompié colombiano. El futbolista fue baleado el miércoles por la noche junto con su compañero de equipo Luis Díaz Asprilla, quien recibió impactos en el tórax, una pierna y un brazo.
Díaz Asprilla, de 26 años, fue intervenido quirúrgicamente y se encontraba en condición estable, informó el médico del Magdalena, Alex Comas.
Reyes y Díaz Asprilla fueron agredidos mientras estaban con sus compañeros de equipo Julio Murillo y Carlos Angulo en una peluquería en la calle en el sector El Rodadero de Santa Marta, ciudad en el Caribe colombiano a unos 750 kilómetros al norte de Bogotá, dijo el gerente del club Fernando Ardila.
El ataque fue atribuido a un hombre que bajó de una motocicleta que conducía otro sujeto. Ambos escaparon.
El asesinato de Reyes se produjo en plena pretemporada, cuando el Magdalena se alista para procurar su regreso a la primera división de la que descendió hace ocho años.
El coronel Juan Carlos Restrepo, comandante de la policía de Santa Marta, encabezaba el jueves la acción para tratar establecer el motivo del asesinato y encontrar a los criminales.
Los asesinatos más famosos de futbolistas en Colombia fueron los del zaguero Andrés Escobar, en 1994 en Medellín, luego de la eliminación de Colombia del Mundial de Estados Unidos, y el del goleador Albeiro "El Palomo" Usuriaga en 2004 en Cali.
Otro caso notorio fue el asesinato del árbitro Alvaro Ortega, baleado después de un partido en noviembre de 1989 en Medellín.
Desde principios de la década de los 80, la lista de futbolistas víctimas de la violencia incluye a Omar Cañas, Felipe Pérez, Lucio España, Juan Guillermo Villa, Norberto Cadavid, Carlos Zulbarán, Edison Alvarez, Miguel Mosquera Torres, Jorge Carmona, Edson Becerra y Edison Chará.
La lista de dirigentes asesinados igualmente es frondosa y entre otros aparecen Octavio Velásquez, Oscar Upegui, Héctor Mesa Gómez, Pablo Correa Ramos, Carlos Arturo Mejía, el médico Diego Arbeláez, Guillermo y Germán Gómez, Oscar López, Arturo Bustamante y César Villegas.
La mayoría de las muertes han quedado en la impunidad.
Reyes, de 22 años, acababa de vincularse con el Unión Magdalena de Santa Marta de la segunda división del balompié colombiano. El futbolista fue baleado el miércoles por la noche junto con su compañero de equipo Luis Díaz Asprilla, quien recibió impactos en el tórax, una pierna y un brazo.
Díaz Asprilla, de 26 años, fue intervenido quirúrgicamente y se encontraba en condición estable, informó el médico del Magdalena, Alex Comas.
Reyes y Díaz Asprilla fueron agredidos mientras estaban con sus compañeros de equipo Julio Murillo y Carlos Angulo en una peluquería en la calle en el sector El Rodadero de Santa Marta, ciudad en el Caribe colombiano a unos 750 kilómetros al norte de Bogotá, dijo el gerente del club Fernando Ardila.
El ataque fue atribuido a un hombre que bajó de una motocicleta que conducía otro sujeto. Ambos escaparon.
El asesinato de Reyes se produjo en plena pretemporada, cuando el Magdalena se alista para procurar su regreso a la primera división de la que descendió hace ocho años.
El coronel Juan Carlos Restrepo, comandante de la policía de Santa Marta, encabezaba el jueves la acción para tratar establecer el motivo del asesinato y encontrar a los criminales.
Los asesinatos más famosos de futbolistas en Colombia fueron los del zaguero Andrés Escobar, en 1994 en Medellín, luego de la eliminación de Colombia del Mundial de Estados Unidos, y el del goleador Albeiro "El Palomo" Usuriaga en 2004 en Cali.
Otro caso notorio fue el asesinato del árbitro Alvaro Ortega, baleado después de un partido en noviembre de 1989 en Medellín.
Desde principios de la década de los 80, la lista de futbolistas víctimas de la violencia incluye a Omar Cañas, Felipe Pérez, Lucio España, Juan Guillermo Villa, Norberto Cadavid, Carlos Zulbarán, Edison Alvarez, Miguel Mosquera Torres, Jorge Carmona, Edson Becerra y Edison Chará.
La lista de dirigentes asesinados igualmente es frondosa y entre otros aparecen Octavio Velásquez, Oscar Upegui, Héctor Mesa Gómez, Pablo Correa Ramos, Carlos Arturo Mejía, el médico Diego Arbeláez, Guillermo y Germán Gómez, Oscar López, Arturo Bustamante y César Villegas.
La mayoría de las muertes han quedado en la impunidad.