Enlaces de accesibilidad

Las locas cifras del béisbol cubano


Un aficionado muestra su apoyo al equipo Industriales.
Un aficionado muestra su apoyo al equipo Industriales.

Los ocho que quedaron en el camino juegan ahora una fase llamada de consuelo, y he aquí que, en medio de esa calidad disminuida, apareció otro legado para los libros.


Tan prolijo en récords que las ligas de todo el mundo se dedican cada año a imprimir libros de memorias, el béisbol, en Cuba, se muerde la cola, aguijoneado por los cambios en sus formatos de competencia.

Abril ha deparado allí, después de la desventurada participación de su selección en el III Clásico Mundial, el advenimiento de dos marcas para las Series Nacionales, ya en su edición número 52.

Joan Carlos Pedroso Brooks, un fornido moreno de Las Tunas que hasta hace 10 o 12 años dejaba embobecidos a los scouts, se convirtió el pasado día 6 en el noveno jugador en ingresar a la marca de 300 cuadrangulares.

El bambinazo de Pedroso fue como jugador local en el estadio Cristóbal Labra, del equipo Isla de la Juventud, a resultas de la presencia del slugger como refuerzo de esa escuadra. Y es que, de los 16 conjuntos que iniciaron la presente Serie Nacional --a finales de 2012--, ocho clubes clasificaron a una segunda etapa en la lucha por el título, y cada uno adicionó a cinco hombres, escogidos de entre las escuadras perdedoras.

La cúspide histórica de los jonrones, en el béisbol posterior a 1959, la domina el santiaguero Orestes Kindelán con 487 fogonazos; le siguen Lázaro Junco (Matanzas, 405), Omar Linares (Pinar del Río, 404), Antonio Muñoz (Cienfuegos, 370), Romelio Martínez (Mayabeque, 370), Luis Giraldo Casanova (Pinar del Río, 312), Gabriel Pierre (Santiago de Cuba, 306) y Julio Germán Fernández (Matanzas, 302).

A RÍO REVUELTO…

Dijimos que este año hay una novedad, con ocho equipos finalistas más o menos reforzados. Pero los ocho que quedaron en el camino juegan ahora una fase llamada de consuelo, y he aquí que, en medio de esa calidad disminuida, apareció otro legado para los libros.

Ciro Silvino Licea, con 37 años de edad y 20 temporadas en Cuba, alcanzó el martes último su triunfo 200, cuando Granma venció a Holguín 10-0 en 7 entradas. Al aplicar lo que en estos lares se denomina nocao beisbolero (o Mercy Rule, que da por finalizado el partido cuando un equipo va delante por 10 carreras en la séptima u octava entradas), al tirador derecho se le archivó además su lechada 44.

Licea, como Joan Carlos Pedroso en su momento, hizo antes babearse a más de un scout, aunque en Cuba muchos aficionados señalen a ambos jugadores como carentes de esa cualidad que se conoce como clutch (in the clutch, en inglés: la capacidad para lucir en los momentos cruciales).

El serpentinero ancla así en un grupo que lidera el también diestro Pedro L. Lazo, de Pinar del Río, con 257 victorias; después figuran, todos retirados del terreno Carlos Yánes (Isla de la Juventud, 235), Jorge Luis Valdés (Matanzas, zurdo, 234), Braudilio Vinent (Santiago de Cuba, pionero del club y quien terminó con 221); Lázaro de la Torre (Industriales-Metropolitanos, 208) y Rogelio García (Pinar del Río, 202).
Pero, ¿qué es más valioso, los jonrones de Pedroso en una primera división reforzada o los triunfos de Ciro Silvino en el torneo de segunda? ¿O es que importan lo mismo?

La respuesta, si es que tiene alguna, está en manos de la Federación Cubana de Béisbol, responsable de tanto recular en cuanto a schedules, estructuras de competencia y reglamentos estadísticos.
XS
SM
MD
LG