Ocho años después de quedarse sin medalla de oro en Beijing en medio de una crisis motivada por las deserciones de sus máximas figuras, Cuba vuelve con todo al boxeo olímpico, decidido a recuperar el sitio de honor que ocupó durante mucho tiempo.
"No podemos hablar de cuántas preseas conquistaremos en total, pero nueve de nuestros púgiles podrían lograr una de cualquier color", aseguró Alberto Puig, presidente de la Federación Cubana de Boxeo a la agencia Prensa Asociada.
Encabezan la nómina cubana dos campeones olímpicos de 2012, el wélter Roniel Iglesias y el gallo Robeysis Ramírez. Además están el ligero Lázaro Álvarez y el wélter ligero Yasniel Toledo, medallas de bronce en Londres.
También regresan a la cita olímpica el mosca Yohany Veitía, el semicompleto Julio César La Cruz y el completo Erislandy Savón.
A ellos se suman tres debutantes olímpicos: el mosca ligero Johannys Argilagos, el mediano Arlen López y el súper completo Lenier Peró.
Después de la cita de Atenas 2004 en que el boxeo isleño conquistó cinco medallas de oro, dos de plata y una de bronce, Cuba perdió a sus figuras con las deserciones de los laureados olímpicos Yan Barthelemí, Yuriorkis Gamboa, Odlanier Solís, Guillermo Rigondeaux y Erislandy Lara,y cedió el liderazgo que había mantenido por décadas.
La oportunidad de rectificar el rumbo se presentó cuando la Asociación Internacional de Boxeo Amateur (AIBA) creó la Serie Mundial, un torneo semiprofesional. Cuba aprovechó el cambio e incluyó en ese torneo a sus púgiles, que ganaron en 2014 y 2016, aunque perdieron la final de 2015.
"La Serie Mundial nos permitió ir aplicando nuevos métodos de entrenamiento, tuvimos que preparar a nuestros atletas de manera multilateral porque nunca habían tenido combates de cinco asaltos, sin cabecera y sin camiseta como es en la Serie Mundial" explicó Raúl Fernández, uno de los entrenadores del equipo cubano desde hace 34 años, a The Associated Press.
Roniel Iglesias, el único boxeador del grupo que estuvo en Beijing -donde se colgó el bronce antes del oro de Londres_, afirmó que la incursión en el boxeo semiprofesional "nos obligó a ser más inteligentes en el ring".
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