El Gobierno chino presentó hoy un plan para impulsar la liberalización de las empresas estatales, que han sido un lastre en los últimos años por su limitada productividad, en plena ralentización del crecimiento económico del país.
"Crearemos las condiciones para que las empresas estatales (SOEs siglas en inglés) participen en el mercado como actores independientes en igualdad de condiciones", afirmó hoy Zhang Xiwu, vicepresidente de la Comisión para la Supervisión de Activos Estatales (SASAC) ante la prensa en Pekín.
Sin aceptar preguntas de los periodistas, Zheng informó sobre algunos de los cambios contemplados por el plan, que ha sido elaborado en conjunto por el Comité Central del Partido Comunista (PCCh) y el Consejo de Estado (Gobierno).
En él se apuesta por la modernización de las SOEs a través de modelos de propiedad mixta y de la entrada de capital privado, con el objetivo de que "puedan ser independientes y responsables de sus beneficios, pérdidas y riesgos".
La iniciativa pretende vigorizar uno de los pilares de la economía nacional, con 150.000 empresas estatales registradas en China -que suman un total unos activos de 15,69 billones de dólares en activos y cuentan con 30 millones de trabajadores-, pero que ha lastrado el crecimiento del país por su limitada productividad.
Así, en los primeros siete meses del año los beneficios de las SOEs cayeron un 2,3 por ciento interanual, un retroceso que el Gobierno quiere evitar impulsando su salida a bolsa, a la vez que anima a firmas no estatales a que participen comprando acciones, por ejemplo, además de que también se permitirá a los empleados que las adquieran.
Según Zhang, el objetivo es lograr que las compañías sean "creativas y puedan hacer frente a rivales internacionales". Aunque no se ha revelado una hoja de ruta con fechas sobre la puesta en marcha de las reformas, la pretensión de las autoridades es que se puedan ver resultados para 2020.
El plan se revela poco antes de la inminente visita del presidente Xi Jinping a Estados Unidos, donde quiere despejar las dudas sobre una eventual frenada de la economía china, y después de que empresarios extranjeros, sobre todo de EEUU y la Unión Europea, hayan pedido más accesibilidad al mercado chino.
Sin embargo, no supondrá que el Partido Comunista deje de controlar las empresas, sino más bien al contrario. "Reforzaremos y mejoraremos el liderazgo del Partido sobre las SOEs", subrayó hoy Zhang.
Otro objetivo es hacerlas aún más grandes, pese al riesgo de que así sea más difícil dinamizarlas, y que sectores clave estén representados por gigantes que puedan competir internacionalmente. Como parte de ello, las navieras Cosco y China Shipping anunciaron su fusión en agosto, dos meses después de que los dos mayores fabricantes de material ferroviario de China consolidaran su
fusión en una compañía llamada CRRC, que buscará competir en el mercado mundial de trenes de alta velocidad.
Asimismo, las empresas serán divididas en dos categorías: empresas de beneficios, con un enfoque de mercado, y empresas dedicadas al bienestar público.
La división también contempla que alrededor de un 30 por ciento de los beneficios de las SOEs sean utilizados para mejorar la vida de la población en 2020.
Las compañías de petróleo, gas, electricidad, ferroviarias y telecomunicaciones son identificadas en el plan como sectores aptos para una inversión no estatal ilimitada, con el ánimo, precisamente, de convertirlas en "más fuertes, mejores y más grandes", apunta la iniciativa.
No obstante, muchas de esas grandes empresas, en particular las vinculadas a las industrias del carbón y el acero, padecen de un frecuente exceso de capacidad y se benefician de créditos y de otras ventajas en detrimento de las firmas privadas.
El plan afirma que la reforma será supervisada de cerca para prevenir el abuso de poder y la erosión de activos, y se establecerá un mecanismo para informar sobre posibles violaciones de normativas, corrupción y malversación, cuando el Gobierno tiene abiertas varias investigaciones al respecto en firmas estatales.
La iniciativa había sido anticipada por algunos medios chinos, como el diario hongkonés South China Morning Post, que en agosto advirtió de los planes del Gobierno en pleno vaivén de las bolsas del país.
Su anuncio se produce, igualmente, después de que la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) publicara el domingo unos datos peores de lo esperado sobre la producción industrial y de la inversión en agosto, lo que reafirmó las dificultades que atraviesa la economía china para lograr el objetivo de crecer un 7 % en 2015.