Rob Manfred sabe que recibirá uno que otro golpe en su nuevo puesto de comisionado de Grandes Ligas. Después de todo, su nombre estará impreso con tinta azul entre las costuras de cada pelota que se utilice en los juegos.
"Probablemente será bueno si me pegan duro", dijo Manfred entre risas, durante una entrevista con The Associated Press. "Habría un poco más de bateo. No nos tiene que preocupar eso".
Sobre la reciente apertura diplomática entre Estados Unidos y Cuba señaló:
"(Cuba) es una gran fuente de talento, y en donde hay talento, nuestra gente está muy interesada", dijo. "Obviamente, el Presidente (Barack Obama) ha anunciado un cambio de política que es trascendental. No tenemos certeza de lo que eso implica en lo que a nosotros respecta".
El escritorio de Manfred en el 31er piso de las oficinas de Grandes Ligas en Park Avenue, Nueva York, estaba perfectamente ordenado el lunes por la mañana, primer día laborable del nuevo comisionado desde que sucedió a Bud Selig y comenzó una gestión de cinco años.
Luego de trabajar desde 1998 para la organización de Grandes Ligas (MLB) como Vicepresidente Ejecutivo y Director de operaciones, Manfred no tuvo que mudarse de oficina siquiera.
Enfrenta una larga lista de tareas pendientes: Oakland y Tampa Bay quieren nuevos parques; se negocia con los peloteros sobre formas de agilizar el juego y problemas de violencia doméstica; Baltimore y Washington pelean en la corte por los ingresos derivados de las transmisiones de los encuentros; y existe un consenso amplio acerca de que MLB debe emprender iniciativas para popularizar este deporte entre fanáticos y peloteros jóvenes.
Se contempla la posibilidad de usar un reloj para limitar el tiempo que demora un pitcher antes de hacer su siguiente lanzamiento. Asimismo, se podrían tomar medidas que privilegien el bateo.
¿Pelotas con las costuras más apretadas para que viajen más lejos? ¿Cercas más bajas? ¿Menos altura en el montículo? ¿Restringir las estrategias que desplazan a los jugadores defensivos a los extremos del diamante frente a determinados bateadores?
Todo eso podría abordarse en el futuro.
"Sí considero importante que este deporte continúe modernizándose", indicó Manfred. "Esa modernización tiene que seguir a un paso que nos permita ser muy respetuosos de las tradiciones del juego y que evite precipitarnos y cometer un error".
Manfred comenzó su gestión el domingo, enviando una carta abierta a los fanáticos. Prometió obras en áreas urbanas y un mayor énfasis en las sociedades con escuelas secundarias y superiores, así como con las ligas amateurs.
Nacido el 28 de septiembre de 1958, Manfred creció en Rome, Nueva York. Sería el primer comisionado que haya jugado béisbol en las Pequeñas Ligas. Comenzó a los 7 años y claudicó a los 12 o 13, porque prefirió el tenis.
"Era una experiencia dolorosa y no muy exitosa", recordó. "Jugué un tiempo de campocorto y también en segunda base".
Asistió a su primer juego de las mayores el 10 de agosto de 1968. Se sentó en el piso inferior, entre el plato y la inicial del Yankee Stadium. Nueva York cayó por 3-2 ante Minnesota, pero Mickey Mantle conectó dos jonrones. Fue la última vez que el astro bateó más de un cuadrangular en un encuentro. "Aquel fue un gran momento para nuestra familia", rememoró.
Utiliza trajes de corte conservador y está perdiendo el cabello, lo cual va dándole una imagen más acorde a su trabajo de abogado corporativo.
Está claro el contraste entre Manfred, de 56 años, y Selig, de 80. Dueño de los Cerveceros durante años, Selig dirigía el béisbol desde Milwaukee con el encanto propio de un patriarca. Aseguraba que no envió un solo correo electrónico durante más de 22 años en su puesto de comisionado.
"Bud y yo somos en realidad muy diferentes", reconoció Manfred. "Bud no es muy cercano a la tecnología. Yo soy de los primeros que se conectaron a ésta. Bud es un experto en la política de liderar a los dueños con el arte de la persuasión. Yo pienso que puedo lograrlo también, pero mi estilo se basará más en la información, la persuasión racional, los argumentos, y no sólo en la política".
Un posible problema laboral sigue constituyendo el mayor riesgo. Tras cinco huelgas y tres cierres patronales de 1972 a 1995, MLB negoció tres contratos seguidos sin detener labores, y tiene garantizada la paz en la materia hasta la campaña de 2016.
"Una interrupción de la actividad sería un golpe verdaderamente duro para este deporte", aceptó Manfred. "Pienso que le hemos enseñado a la gente que debe tener expectativas de que podemos resolver nuestros asuntos con los peloteros en una forma constructiva sin afectar los juegos, y creo que si no lo lográramos, ello representaría un paso hacia atrás, obviamente".
También quiere llevar los juegos a la arena internacional: "Me gustaría que se jugara fuera de Estados Unidos con más regularidad, si eso fuera posible". Pero ir a Asia y Europa es difícil debido a los viajes.