La ciudad de Camagüey, fundada en 1514, está inmersa en un proceso de restauración del casco histórico que según datos oficiales debe culminar el próximo mes de noviembre.
Con más de 300 mil habitantes la ciudad tiene pocos lugares de esparcimiento para quienes tienen un salario bajo. Muchos de estos sitios están cerrados por reparación y cientos de personas se muestran desanimados por las demoras.
La mayoría no puede pagar por entrar a sitios exclusivos como La Colonial, Copacabana, El Caribe y el Palacio de la Juventud. Para ellos la única opción para divertirse son las fiestas en la calle o en las casas particulares.
Un proyector, una pantalla donde poner videos musicales y un lugar en cualquier calle o patio yermo son suficientes para armar una fiesta en la que la gente baila, se distrae y comparte hasta la madrugada, de una "forma sana porque no consumen alcohol, ni hay problemas entre los participantes", dijo a martinoticias.com José Agramontes Leyva, de 39 años de edad.
Ese tipo de esparcimiento no cuesta nada. Los jóvenes se pasan el recado de la zona donde van a poner música y para allá van todos. Entre los videos preferidos están los de Wisin y Yandel y Osmany García, acotó Agramontes.
Por su parte Reyner Agüero, de 24 años de edad, dice que le gusta entrar a los lugares donde artistas nacionales contratados dan sus shows pero allí el precio es cinco dólares por persona y no todos pueden hacerlo, a menos que algún familiar de visita en Cuba los invite.
Según Agüero lo que hacen muchos jóvenes es situarse en la parte de afuera para escuchar la música de 'adentro', bailar un rato y divertirse sin que les cueste nada.
Así ocurrió el pasado mes de septiembre cuando se presentaron en el Palacio de la Juventud los reguetoneros Chacal y Yakarta y no todos los jóvenes pudieron pagar los cinco dólares de la entrada. Una gran parte de ellos escucharon el concierto y bailaron con ellos pero desde el otro lado de los muros que rodean el lugar, explicó Reyner quien divulgó las fotos del concierto en su página de Facebook.
Otro joven camagüeyano, Henri Constantín, dice que aquellos a los que no les gusta el baile están esperando con impaciencia que termine la reconstrucción del casco histórico para entrar al cine o alguna galería de arte que hay en esa zona.
El proyecto de restauración de la ciudad de Camagüey incluye la edificación de obras como un parque para la recreación y el entretenimiento, que estará ubicado en la Plaza de los Trabajadores, según datos de la oficina del historiador de esa ciudad.
Por estos días los obreros trabajan en el callejón adyacente al Restaurante “El Rincón”, el cual se vinculará con el paseo entre cines, donde los artesanos camagüeyanos podrán comercializar sus productos.
También está planificada la restauración de los cines Casablanca y Encanto, así como la construcción de baños públicos.
Hasta que no terminen la restauración de cines y áreas de esparcimiento del casco histórico solo quedan La Volanta y La Casa de la Trova donde la entrada cuesta 10 pesos.
"Allí mucha gente entra pero no consume porque es por divisas pero al menos se puede conversar con los amigos y conocidos, y pasar un rato entretenido, dice Constantin.
Con más de 300 mil habitantes la ciudad tiene pocos lugares de esparcimiento para quienes tienen un salario bajo. Muchos de estos sitios están cerrados por reparación y cientos de personas se muestran desanimados por las demoras.
La mayoría no puede pagar por entrar a sitios exclusivos como La Colonial, Copacabana, El Caribe y el Palacio de la Juventud. Para ellos la única opción para divertirse son las fiestas en la calle o en las casas particulares.
Un proyector, una pantalla donde poner videos musicales y un lugar en cualquier calle o patio yermo son suficientes para armar una fiesta en la que la gente baila, se distrae y comparte hasta la madrugada, de una "forma sana porque no consumen alcohol, ni hay problemas entre los participantes", dijo a martinoticias.com José Agramontes Leyva, de 39 años de edad.
Ese tipo de esparcimiento no cuesta nada. Los jóvenes se pasan el recado de la zona donde van a poner música y para allá van todos. Entre los videos preferidos están los de Wisin y Yandel y Osmany García, acotó Agramontes.
Por su parte Reyner Agüero, de 24 años de edad, dice que le gusta entrar a los lugares donde artistas nacionales contratados dan sus shows pero allí el precio es cinco dólares por persona y no todos pueden hacerlo, a menos que algún familiar de visita en Cuba los invite.
Según Agüero lo que hacen muchos jóvenes es situarse en la parte de afuera para escuchar la música de 'adentro', bailar un rato y divertirse sin que les cueste nada.
Así ocurrió el pasado mes de septiembre cuando se presentaron en el Palacio de la Juventud los reguetoneros Chacal y Yakarta y no todos los jóvenes pudieron pagar los cinco dólares de la entrada. Una gran parte de ellos escucharon el concierto y bailaron con ellos pero desde el otro lado de los muros que rodean el lugar, explicó Reyner quien divulgó las fotos del concierto en su página de Facebook.
Otro joven camagüeyano, Henri Constantín, dice que aquellos a los que no les gusta el baile están esperando con impaciencia que termine la reconstrucción del casco histórico para entrar al cine o alguna galería de arte que hay en esa zona.
El proyecto de restauración de la ciudad de Camagüey incluye la edificación de obras como un parque para la recreación y el entretenimiento, que estará ubicado en la Plaza de los Trabajadores, según datos de la oficina del historiador de esa ciudad.
Por estos días los obreros trabajan en el callejón adyacente al Restaurante “El Rincón”, el cual se vinculará con el paseo entre cines, donde los artesanos camagüeyanos podrán comercializar sus productos.
También está planificada la restauración de los cines Casablanca y Encanto, así como la construcción de baños públicos.
Hasta que no terminen la restauración de cines y áreas de esparcimiento del casco histórico solo quedan La Volanta y La Casa de la Trova donde la entrada cuesta 10 pesos.
"Allí mucha gente entra pero no consume porque es por divisas pero al menos se puede conversar con los amigos y conocidos, y pasar un rato entretenido, dice Constantin.