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Cuba: contigo pan y cebolla


Efectos de la cebolla.
Efectos de la cebolla.

El autor descubre que toda noticia, por excéntrica que sea, lo devuelve a la isla

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1

Pablo Neruda observa la cebolla y entre piropos memorables -vientre de rocío, globo de frescura, hada madrina envuelta en delicado papel- advierte que se trata de la única criatura capaz de hacernos llorar sin afligirnos: y al cortarte el cuchillo en la cocina / sube la única lágrima sin pena. Pero el hombre ha hecho del llanto sinónimo de pesadumbre y nada quiere saber de él, aunque en sus orígenes también suelan residir la risa y una planta inocua cuyo bulbo le deleita.

El título de un reportaje devuelve a esos versos: "El truco para cortar una cebolla sin llorar". El truco: encender una vela junto al sitio del descuartizamiento. El gas que despide la cebolla al ser cortada, liberando las enzimas y ácidos responsables del escozor y el lagrimeo, rehuye las fosas nasales del descuartizador y, pulcro, desafecto a las secreciones típicas de la nariz, en busca de un ambiente más seco, opta por la llama de la vela. El gas no ha leído a Joseph Joubert: La llama es un fuego húmedo.

Un segundo truco para evitar el llanto: mojar el cuchillo en agua. Un tercero: masticar pan. Al más mínimo asomo de tristeza, correr a la panadería. Los estadounidenses que se disponen a establecer comercios en Cuba deben apostar por éstas.

2

Un cable procedente de la India anunció el arresto de una paloma que, según las autoridades, podría ser una espía pakistaní, una infiltrada que traía y llevaba mensajes de un país al otro sirviendo a los intereses del gobierno vecino. La policía avistó a la paloma con una nota entre las patas.

Yo, como cubano, tampoco pondría las manos en el fuego por una paloma.

3

Los drones o vehículos aéreos no tripulados están de moda. Uno acaba de ser utilizado durante los exámenes de acceso a la Universidad de China para vigilar a los estudiantes e impedir cualquier mirada o escarceo ilícitos. Habría que estar loco para iniciar una actividad sospechosa sabiendo que un dron planea sobre uno y capta y transmite lo que ve: pronto recogerán nuestros pensamientos y los traducirán en palabras o imágenes. Si al gobierno cubano le da por utilizarlos estamos perdidos: no habrá quien se mueva. Ni las hojas de los árboles.

4

"El Mediterráneo acumula entre 1.000 y 3.000 toneladas de desechos plásticos en sus aguas superficiales", revela un titular de la Agencia EFE difundido por el diario ABC. No en balde tantos cubanos prefieren el Estrecho de la Florida.

El informe revela que esos desechos se han encontrado en el estómago de peces, aves, tortugas, cachalotes y algunos organismos capaces de filtrarlo todo, como el tiburón peregrino.

Los mares comienzan a parecerse a nosotros.

5

La impuntualidad es mala costumbre; dormir fuera de casa siendo uno casado, también. Pero nadie hubiera llegado a tiempo a su destino o hubiera corrido el riesgo de intentarlo de haberse visto en el trance que se vio un residente del estado de La Florida.

El individuo se dirigía a su automóvil cuando descubrió --la cola metida entre las ruedas, la cabeza asomada por debajo de la puerta del conductor y la vista clavada en él-- un caimán. Haló por su teléfono móvil, tomó una foto de la escena y, mientras retrocedía, divulgó la imagen a través de las redes sociales, aunque no sin antes añadirle un pie, a manera de aviso: Me temo que hoy no volveré a casa.

De haber sido un exiliado cubano no sólo hubiera temido por su vida sino por la del caimán, que bien pudiera haber sido Cuba recién escapada de sí misma.

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    Orlando González Esteva

    Nació en Palma Soriano, Cuba. Reside en Estados Unidos desde 1965. Sus poemas, que al decir del escritor Octavio Paz hacen “estallar en pleno vuelo a todas las metáforas”, aparecen publicados en Mañas de la poesía, El pájaro tras la flecha, Escrito para borrar, Fosa común, La noche y los suyos y Casa de todos. Es también autor de los siguientes ensayos de imaginación: Elogio del garabato, Cuerpos en bandeja, Mi vida con los delfines, Amigo enigma, Los ojos de Adán y Animal que escribe. El arca de José Martí. González Esteva ha ofrecido lecturas de versos, charlas y talleres en Estados Unidos, España, Japón, Francia, México y Brasil, y ha desarrollado una intensa labor cultural en los medios literarios, artísticos y radiofónicos de Miami.

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