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Messi y Cristiano, ¿más famosos en Cuba que Puig y Abreu?


 Jóvenes jugando fútbol en un parque en La Habana.
Jóvenes jugando fútbol en un parque en La Habana.

A un segmento amplio de cubanos menores de 30 años les gusta más el fútbol que el béisbol.

Todas las noches, Benito, un anciano casi sordo, se sienta en un rincón de la sala de su casa a escuchar en un destartalado radio los partidos de la temporada cubana de béisbol.

Cuando sus achaques se lo permiten, se llega al viejo estadio del Cerro para seguir a su equipo Industriales. "El béisbol es el único deporte del mundo que usted puede quitar la vista del terreno y estar varios minutos hablando boberías de estadísticas o polemizando una estrategia de juego y no pierdes un detalle".

Hace un lustro, Benito iba al estadio con su nieto de 9 años. "Ahora ni obligado mi nieto quiere ver un partido de pelota. Prefiere el fútbol. Que a mí no me disgusta, pero el béisbol es nuestro deporte nacional y forma parte de nuestra cultura".

Niños jugando al fútbol en calles y plazas cubanas.
Niños jugando al fútbol en calles y plazas cubanas.

A un segmento amplio de cubanos menores de 30 años les gusta más el fútbol que el béisbol. Cuando en octubre en el Santiago Bernabéu se jugó el clásico Real Madrid-Barcelona, miles de fans con sus bufandas merengues o culés, camisetas de CR7, Bale, Benzema, Messi, Suárez o Neymar, lo siguieron desde bares del centro de La Habana.

Ese mismo día, en el estadio del Cerro, rebautizado Latinoamericano, tenía lugar el clásico beisbolero entre Industriales y Santiago de Cuba. Diez años atrás, se jugaba con las gradas llenas hasta la bandera.

Eran encuentros calientes, dentro y fuera del terreno. Pero el último tope entre las dos de las novenas más seguidas de Cuba, fueron partidos descafeinados, con 10.000 aficionados en un estadio con capacidad para 55.000 espectadores.

El pasado 19 de diciembre concluyó la primera etapa de 45 juegos de la temporada invernal del béisbol cubano. En un alto por ciento de juegos, los estadios recibieron solo un tercio de su aforo.

Es cierto que cualitativamente la pelota local anda en caída libre. Debido al goteo incesante de fugas, que sobrepasan los 400 jugadores en los últimos 20 años, la Serie Nacional ha perdido caché.

Jóvenes cubanos juegan fútbol soccer.
Jóvenes cubanos juegan fútbol soccer.

El peor partido de la MLB es más interesante que un encuentro de la temporada cubana. Pero todavía se juega a cara de perro y los torneos son reñidos. Las malas estrategias de algunos mánagers, guantes descocidos al campo, pitchers con comandos de lanzamientos de cadetes y demasiados peloteros con físico de ajedrecistas, convierten los partidos en un bostezo.

Entonces, los amantes al deporte apuestan por el fútbol. Sobre todo el de primer nivel en Europa. La política informativa del régimen ha hecho lo suyo.

Hasta el año pasado, la televisión no trasmitía juegos de la MLB, indudablemente el mejor béisbol del planeta. Sin embargo, los medios siguen el día a día de las ligas europeas de fútbol.

Los fines de semana, la TV trasmite en vivo juegos de las ligas españolas y alemanas. Y al más universal de los deportes le dedica 40 horas mensuales de su programación. Desde fines de los años 80, la FIFA otorga anualmente un millón de dólares para desarrollar el fútbol en Cuba, pero poco se ha obtenido.

En 2013, un once cubano Sub-20 se clasificó para la etapa final del mundial de su categoría jugado en Turquía. Y, recientemente, una selección de menores de 23 años hizo una proeza en los Juegos Centroamericanos de Veracruz al ocupar el tercer lugar.

La escasa calidad del equipo nacional, que juega un fútbol anacrónico, donde once tipos rudos trotan sobre la cancha intentando tocar un violín, provoca que los seguidores hinchen por equipos foráneos.

En Cuba existe una legión de seguidores de Brasil y Argentina, los dos colosos de Sudamérica. También de España, Alemania, Italia y Holanda. En torneos de clubes, los aficionados se decantan por el fútbol español.

O mejor, el Barcelona y el Madrid. Si usted le pregunta a un joven habanero, descubrirá que conoce al detalle las estadísticas y chismes de la vida personal de Cristiano Ronaldo o Leo Messi.

José Ariel Abreu o Yasiel Puig, superestrellas cubanas de la MLB, les resultan un eco lejano. Para ellos, el béisbol es un deporte lento y tedioso. Los más jóvenes dicen que es un deporte de viejos. Para ancianos como Benito.

Publicado en Diario Las Américas el 29 de diciembre del 2014.

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    Iván García, desde La Habana

    Nació en La Habana, el 15 de agosto de 1965. En 1995 se inicia como periodista independiente en la agencia Cuba Press. Ha sido colaborador de Encuentro en la Red, la Revista Hispano Cubana y la web de la Sociedad Interamericana de Prensa. A partir del 28 de enero de 2009 empezó a escribir en Desde La Habana, su primer blog. Desde octubre de 2009 es colaborador del periódico El Mundo/América y desde febrero de 2011 también publica en Diario de Cuba.

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