El mundo del periodismo independiente le dice adiós a un grande. Pablo Reyes, fundador de la Unión Cívica Nacional, falleció en Miami el pasado 2 de enero.
Reyes es catalogado por muchos, como el primer periodista independiente que se lanzó a las calles en su bicicleta con papel y lápiz, a preguntar qué pensaba el pueblo cubano sobre el proyecto del cual él, como profesor de Filosofía había sido un gran creyente.
"Pablo era profesor de filosofía marxista en La Universidad de La Habana, y al comenzar los cambios en la Europa del Este y fluir la información sobre el tema en la isla, en medio de una clase, Pablo le dijo a los estudiantes que lo que se vivía en Cuba era una gran mentira y que él no los engañaría más. A partir de ese momento, renunció, un acto de valor extraordinario" asegura el periodista y experto en Derechos Humanos Omar López Montenegro en el programa de Radio Martí, "Cuba al día".
La trayectoria de Pablo Reyes no se limita solamente al periodismo, también era un opositor de las calles. Participó en la manifestación del 6 de septiembre del 1991, frente a la sede de la seguridad del Estado junto a su esposa Vilma Fernández Batista.
"El valor político de la vida de Pablo fue la involución que hizo hacia una realidad. Pablo marcó una pauta en el periodismo independiente de una época en Cuba", asegura la periodista y ex prisionera política, Cary Roque.
Pablo Reyes no sólo fue pionero en el periodismo independiente dentro de la isla, en el campo del Derecho, también rompió con esquemas y éste fue el caso de la defensa del juicio, según nos cuenta quien fuera su abogado defensor y que lo recuerda con mucha admiración y respeto, el Dr. Faisel Iglesias.
"Lo primero que acordamos Pablo y yo, es que diríamos lo que realmente había sucedido, que era lo que imputaba la Fiscalía, pero que él no se arrepentía por considerarlo legítimo, aunque estuviera en contra de las leyes del régimen", recuerda Faisel.
Incansable luchador por la democracia, Pablo fue condenado a 8 años de prisión. Años después marchó a España para luego terminar residiendo en la ciudad de Miami, donde falleció.
¡Descanse en paz!
Reyes es catalogado por muchos, como el primer periodista independiente que se lanzó a las calles en su bicicleta con papel y lápiz, a preguntar qué pensaba el pueblo cubano sobre el proyecto del cual él, como profesor de Filosofía había sido un gran creyente.
"Pablo era profesor de filosofía marxista en La Universidad de La Habana, y al comenzar los cambios en la Europa del Este y fluir la información sobre el tema en la isla, en medio de una clase, Pablo le dijo a los estudiantes que lo que se vivía en Cuba era una gran mentira y que él no los engañaría más. A partir de ese momento, renunció, un acto de valor extraordinario" asegura el periodista y experto en Derechos Humanos Omar López Montenegro en el programa de Radio Martí, "Cuba al día".
La trayectoria de Pablo Reyes no se limita solamente al periodismo, también era un opositor de las calles. Participó en la manifestación del 6 de septiembre del 1991, frente a la sede de la seguridad del Estado junto a su esposa Vilma Fernández Batista.
"El valor político de la vida de Pablo fue la involución que hizo hacia una realidad. Pablo marcó una pauta en el periodismo independiente de una época en Cuba", asegura la periodista y ex prisionera política, Cary Roque.
Pablo Reyes no sólo fue pionero en el periodismo independiente dentro de la isla, en el campo del Derecho, también rompió con esquemas y éste fue el caso de la defensa del juicio, según nos cuenta quien fuera su abogado defensor y que lo recuerda con mucha admiración y respeto, el Dr. Faisel Iglesias.
"Lo primero que acordamos Pablo y yo, es que diríamos lo que realmente había sucedido, que era lo que imputaba la Fiscalía, pero que él no se arrepentía por considerarlo legítimo, aunque estuviera en contra de las leyes del régimen", recuerda Faisel.
Incansable luchador por la democracia, Pablo fue condenado a 8 años de prisión. Años después marchó a España para luego terminar residiendo en la ciudad de Miami, donde falleció.
¡Descanse en paz!