Se inauguró la 32da. Feria Internacional de La Habana. Para quien no conozca las anteriores, puede parecer una feria expositora más, pero la actual reviste un carácter especial, pudiéramos decir que hasta fatalista.
Para estos neófitos de los avatares del castrismo en estas lides, permítanme develar los intentos del castrismo en atraer inversionistas a través de este evento.
Para eso, haré un corto prólogo aclaratorio para iluminarlos sobre el origen y desarrollo de la Feria de La Habana. No teman, es bastante sintético, lo prometo.
Hace 32 años esta Feria fue abierta por órdenes de los soviéticos con la esperanza de que el castrismo pudiera librar algún fondo para que ellos pudieran en términos financieros respirar, ya que sentían la presión que representaba una financiación anual de US$3,5 billones para su ya por entonces maltrecha economía.
Durante el tiempo que la URSS existió como país, lo único que hizo el castrismo con las ferias comprendidas de 1982 a 1988, fue algo parecido a desfiles de modas con un poco de marketing para comprar pacotilla. Primero, porque el 85% de lo que producía el régimen estaba comprometido con la URSS y sus satélites; segundo, porque ya por entonces se barruntaba lo azaroso de hacer negocios con un régimen que carecía de una ley de inversión extranjera.
Pero a partir del 1989 las intenciones del régimen cambiaron, toda vez que el derrumbe del socialismo real era evidente. Por primera vez en 30 años, los cubanos oímos hablar de firmas, inversionistas, créditos y otras palabras que estaban vedadas.
Ahí entraron los inefables españoles, italianos, mejicanos y otros que solo traían un poco de pacotilla para regalar y algo que no lograban vender en ningún lado.
Durante esta década solo se hicieron dos negocios provechosos, uno con la Hotelera Meliá y el otro con la minera Sherrit International. El resto no duraron dos años, ya que lo leonino de los negocios no daba buenos resultados.
En el año 2000 llegó cual Deus ex machina el teniente coronel Hugo Chávez, con su socialismo del siglo XXI y la firma de los acuerdos más ventajosos jamás firmados por el régimen castrista. Baste solo conocer que mediante estos acuerdos el castrismo recibe un promedio de US$ 6,5 billones más que cuando recibía la ayuda de los soviéticos y a un costo infinitamente menor, toda vez que solo eran servicios médicos.
Entonces, ¿por qué se redacta esta crónica? Pues porque la situación económica del chavismo es una catástrofe y los precios del petróleo han caído al 75% del que se cotizaban hace solo una semana. Los pronósticos fijan un precio probable en diciembre de $55 dólares el barril, lo que pone en peligro al castrismo y eso es inaceptable para el régimen.
Por esa razón y no por otra es que el castrismo, por primera vez, abre un portafolio de 250 propuestas de inversiones en la isla al amparo de la nueva ley de inversión extranjera.
En esto solo cabe hacer una pregunta: ¿Podrían los cubanos residentes en la isla, con apoyo de sus compatriotas o familiares residentes en el extranjero, entrar en este baile? Sería bueno ver eso.
(Publicado originalmente en Primavera Digital el 06/11/2014).