¿Están asumiendo conductas reprochables los periodistas cubanos al escribir para otros medios que no sean los oficiales?
No hay nada reprochable en que los periodistas cubanos escriban para otros medios no oficiales, ni que en que cobren por sus trabajos publicados.
Es la razón de ser de estos profesionales y cobrar por sus trabajos es un acto legítimo.
Los periodistas cubanos no son un fenómeno raro dentro de Cuba, por el contrario, son el reflejo de los cambios que se suceden en la actual sociedad nacional.
En momentos en que el trabajo por cuenta propia y la iniciativa privada comienza a tomar vuelos en el país, es injusto excluir a los periodistas de esta nueva experiencia.
Cuando el estado dejó de ser el omnipresente distribuidor de las opciones y las ganancias, es completamente legítimo que los trabajadores cubanos busquen de forma independiente sus medios de subsistencia y de desarrollo profesional.
Cuando la libre competencia comienza a adueñarse de diferentes áreas económicas del país, es injusto imponer los profesionales del periodismo que no participen en un mercado que les reportar el sustento elemental para ellos y su familia.
Cuando no existen opciones oficiales es injusto pretender que los periodistas no asuman las únicas opciones con que cuentan.
El periodista, como el artesano, el agricultor, el chofer y el músico, está viviendo en una sociedad diferente, con nuevas formas de distribución de los valores y ganancias, pero con el mismo control estatal de antaño.
Es esta manera de gobernar la única que no se ha modificado con los nuevos tiempos, pretender que los demás regresen a ese estado anterior es ilógico e imposible, son ellos los que tienen que cambiar.
Se impone abrir las puertas a un periodismo de nuevo tipo.
No hay nada reprochable en que los periodistas cubanos escriban para otros medios no oficiales, ni que en que cobren por sus trabajos publicados.
Es la razón de ser de estos profesionales y cobrar por sus trabajos es un acto legítimo.
Los periodistas cubanos no son un fenómeno raro dentro de Cuba, por el contrario, son el reflejo de los cambios que se suceden en la actual sociedad nacional.
En momentos en que el trabajo por cuenta propia y la iniciativa privada comienza a tomar vuelos en el país, es injusto excluir a los periodistas de esta nueva experiencia.
Cuando el estado dejó de ser el omnipresente distribuidor de las opciones y las ganancias, es completamente legítimo que los trabajadores cubanos busquen de forma independiente sus medios de subsistencia y de desarrollo profesional.
Cuando la libre competencia comienza a adueñarse de diferentes áreas económicas del país, es injusto imponer los profesionales del periodismo que no participen en un mercado que les reportar el sustento elemental para ellos y su familia.
Cuando no existen opciones oficiales es injusto pretender que los periodistas no asuman las únicas opciones con que cuentan.
El periodista, como el artesano, el agricultor, el chofer y el músico, está viviendo en una sociedad diferente, con nuevas formas de distribución de los valores y ganancias, pero con el mismo control estatal de antaño.
Es esta manera de gobernar la única que no se ha modificado con los nuevos tiempos, pretender que los demás regresen a ese estado anterior es ilógico e imposible, son ellos los que tienen que cambiar.
Se impone abrir las puertas a un periodismo de nuevo tipo.