Amparado en esta nueva disposición contra el Reggaetón, ¿Quiénes deciden cuando una obra musical es grosera o cuando tiene valores artísticos?
Este es uno de los problemas fundamentales que tiene este tipo de restricciones, están decidiendo por ti, por todos los cubanos, pero sin consultarlos, como si les asistiera el derecho a gobernar tu voluntad, tus gustos, tus preferencias.
El estado cubano vuelve a identificarse como el dueño de todas las decisiones, inclusive de una tan elemental como el tipo de música que debes escuchar.
Esto es un acto impositivo, que lacera los derechos individuales del cubano. Ante la incapacidad de hacerle competencia a un género que no es de su agrado, el gobierno prefiere reprimir a músicos y fanáticos, prohibiendo su difusión.
Independientemente a que te guste o no el reggaetón o todos estos ritmos, no puedes evitar que existan y que tengan un amplio sector de público que los sigue.
Si crees que tus hijos no entienden lo malo que es este género para su educación, no le quemas los discos o le quitas el radio, de seguro les explicas o les ofreces otras opciones para que comparen. Así obtienes mejores resultados que prohibiéndoles escucharlos y puede que hasta ellos te convenzan de lo contrario.
Pero además, ¿quién te nombró el juez supremo de todos los gustos?, ¿cómo puedes pretender saber lo que le conviene escuchar a todos?, ¿has pensado que puedes hacer daño suponiendo que haces lo correcto?
Lo que funciona en tu casa, en tu familia, muchas veces funciona también a nivel nacional. La tolerancia no debe prohibirse, los jueces, por lo general, escuchan a ambas partes.
Este es uno de los problemas fundamentales que tiene este tipo de restricciones, están decidiendo por ti, por todos los cubanos, pero sin consultarlos, como si les asistiera el derecho a gobernar tu voluntad, tus gustos, tus preferencias.
El estado cubano vuelve a identificarse como el dueño de todas las decisiones, inclusive de una tan elemental como el tipo de música que debes escuchar.
Esto es un acto impositivo, que lacera los derechos individuales del cubano. Ante la incapacidad de hacerle competencia a un género que no es de su agrado, el gobierno prefiere reprimir a músicos y fanáticos, prohibiendo su difusión.
Independientemente a que te guste o no el reggaetón o todos estos ritmos, no puedes evitar que existan y que tengan un amplio sector de público que los sigue.
Si crees que tus hijos no entienden lo malo que es este género para su educación, no le quemas los discos o le quitas el radio, de seguro les explicas o les ofreces otras opciones para que comparen. Así obtienes mejores resultados que prohibiéndoles escucharlos y puede que hasta ellos te convenzan de lo contrario.
Pero además, ¿quién te nombró el juez supremo de todos los gustos?, ¿cómo puedes pretender saber lo que le conviene escuchar a todos?, ¿has pensado que puedes hacer daño suponiendo que haces lo correcto?
Lo que funciona en tu casa, en tu familia, muchas veces funciona también a nivel nacional. La tolerancia no debe prohibirse, los jueces, por lo general, escuchan a ambas partes.