Un difícil tema, el de la sustentabilidad de los medios digitales independientes, y las posibilidades de autofinanciarse, está en el candelero en América Latina, más por imperiosa necesidad que por otra cosa. Pero los periodistas independientes cubanos, maniatados como estamos, a merced de las olas y la marejada, es poco lo que podemos idear al respecto.
Nos aplasta la particular circunstancia de una dictadura que aunque se esfuerce por seguir fotogénica con su disfraz de turno, no afloja demasiado las tuercas. Las reformas mercantilistas que no son tales reformas sino actualización del mismo gastado modelo, con algunos retoques, lo que hace, si no, empeorar las cosas, que ya de tan malas no pueden estar peor, es hacerlo todo más confuso.
Muchas personas en el mundo empiezan a suponer que Cuba retorna a la normalidad, cuando desde hace décadas dejó irremisiblemente de ser un país normal. Esa normalidad cada vez nos queda más lejos, quiero decir, si hablamos de política, economía y sociedad en serio, y no nos conformamos y damos por buenos los ilusionismos y trapisondas de una satrapía de mantenidos, chulos, corruptos y alcahuetes.
Hay quienes se empeñan en ver a Cuba como un país normal, por ejemplo, porque ya sus ciudadanos tienen permiso para trabajar por cuenta propia, comprar o vender casas y viajar, aun los disidentes, con un plazo de dos años para regresar y sin que el gobierno confisque sus propiedades. O porque a los periodistas independientes ya no los condenan a 20 años de prisión, sino que solo los zarandean un poco, les dan un par de pescozones si se ponen majaderos y los tienen presos solo unos cuantos días.
De tanta normalidad, y de vuelta con el tema del autofinanciamiento de los medios alternativos, ya hay quien habla de autofinanciar diarios digitales con obituarios, cobro de titulares en móviles, asesoría informática, promociones de reguetoneros y anuncios de cuentapropistas. Supongo que poner el marketing por delante de la democracia y la economía de mercado, sin mercado, capital, sociedad civil ni libertades - algo así como poner la carreta delante de los bueyes- sea otra oportunidad que desaprovechan ciertos zoquetes y payasos de permanecer callados cuando no hallan algo sensato que decir.
No logro imaginar que los mini-empresarios proto-capitalistas de pacotilla que han aparecido en la era raulista, tan prudentes como son y sin una gota de conciencia social, logren vencer el miedo a buscarse problemas y paguen porque les hagan publicidad a sus negocios en un periódico digital disidente y no en las páginas amarillas de ETECSA repartiendo impresos por la calle y las paradas de ómnibus o pegándolos en las columnas de Centro Habana. No imagino los anuncios en Primavera Digital de la guarapera particular de un ex oficial del MININT que antes se encargaba de las guaraperas que hay a la entrada de las prisiones Manto Negro e Ivanov, de la parrillada de un ex coronel de las FAR o la paladar de un dirigente tronado y en pijama. Por ejemplo, la de los parientes de Robertico Robaina, que orgullosamente proclame: "¡Jimmy Page estuvo aquí y probó nuestra sazón!".
¿Podremos anunciar cartománticas, babalaos, peluqueros de perros, mariachis que toquen en cumpleaños, matones que den palizas y puñaladas por encargo, relajadas masajistas orientales (de Sagua de Tánamo, Baracoa y Alto Songo) y shows de travestis que doblen lo mismo a Rocío Jurado que a Shakira?
Si nos ponemos a ofertar ventas y servicios, ¿no acabaremos pareciéndonos demasiado a revolico.com? ¿O precisamente es eso lo que se pretende?
Publicado por Luis Cino en Primavera Digital el 16 de julio de 2013.
Nos aplasta la particular circunstancia de una dictadura que aunque se esfuerce por seguir fotogénica con su disfraz de turno, no afloja demasiado las tuercas. Las reformas mercantilistas que no son tales reformas sino actualización del mismo gastado modelo, con algunos retoques, lo que hace, si no, empeorar las cosas, que ya de tan malas no pueden estar peor, es hacerlo todo más confuso.
Muchas personas en el mundo empiezan a suponer que Cuba retorna a la normalidad, cuando desde hace décadas dejó irremisiblemente de ser un país normal. Esa normalidad cada vez nos queda más lejos, quiero decir, si hablamos de política, economía y sociedad en serio, y no nos conformamos y damos por buenos los ilusionismos y trapisondas de una satrapía de mantenidos, chulos, corruptos y alcahuetes.
Hay quienes se empeñan en ver a Cuba como un país normal, por ejemplo, porque ya sus ciudadanos tienen permiso para trabajar por cuenta propia, comprar o vender casas y viajar, aun los disidentes, con un plazo de dos años para regresar y sin que el gobierno confisque sus propiedades. O porque a los periodistas independientes ya no los condenan a 20 años de prisión, sino que solo los zarandean un poco, les dan un par de pescozones si se ponen majaderos y los tienen presos solo unos cuantos días.
De tanta normalidad, y de vuelta con el tema del autofinanciamiento de los medios alternativos, ya hay quien habla de autofinanciar diarios digitales con obituarios, cobro de titulares en móviles, asesoría informática, promociones de reguetoneros y anuncios de cuentapropistas. Supongo que poner el marketing por delante de la democracia y la economía de mercado, sin mercado, capital, sociedad civil ni libertades - algo así como poner la carreta delante de los bueyes- sea otra oportunidad que desaprovechan ciertos zoquetes y payasos de permanecer callados cuando no hallan algo sensato que decir.
No logro imaginar que los mini-empresarios proto-capitalistas de pacotilla que han aparecido en la era raulista, tan prudentes como son y sin una gota de conciencia social, logren vencer el miedo a buscarse problemas y paguen porque les hagan publicidad a sus negocios en un periódico digital disidente y no en las páginas amarillas de ETECSA repartiendo impresos por la calle y las paradas de ómnibus o pegándolos en las columnas de Centro Habana. No imagino los anuncios en Primavera Digital de la guarapera particular de un ex oficial del MININT que antes se encargaba de las guaraperas que hay a la entrada de las prisiones Manto Negro e Ivanov, de la parrillada de un ex coronel de las FAR o la paladar de un dirigente tronado y en pijama. Por ejemplo, la de los parientes de Robertico Robaina, que orgullosamente proclame: "¡Jimmy Page estuvo aquí y probó nuestra sazón!".
¿Podremos anunciar cartománticas, babalaos, peluqueros de perros, mariachis que toquen en cumpleaños, matones que den palizas y puñaladas por encargo, relajadas masajistas orientales (de Sagua de Tánamo, Baracoa y Alto Songo) y shows de travestis que doblen lo mismo a Rocío Jurado que a Shakira?
Si nos ponemos a ofertar ventas y servicios, ¿no acabaremos pareciéndonos demasiado a revolico.com? ¿O precisamente es eso lo que se pretende?
Publicado por Luis Cino en Primavera Digital el 16 de julio de 2013.