Esta semana cayó en plena calle un fragmento del edificio número 218, ubicado en Gloria, entre Aponte y Cienfuegos, en La Habana Vieja. En ese momento una brigada de los Servicios Especializados de la Construcción (SECONS) trabajaba en la demolición del alero de un inmueble colindante.
Martí Noticias conversó con varios vecinos en el área, quienes dijeron estar sumamente preocupados con lo que pueda pasar, de caerse alguna de las edificaciones de esa área tan transitada.
"Si se cae un pedazo de eso, mata a alguien"
“Ellos pusieron una soga con un cartel de NO PASE pero la gente seguía pasando, los carros seguían pasando y los pedazos se estaban cayendo. No había un policía ahí que se parara tampoco. Porque es que no le avisaron a nadie, porque incluso hay una cafetería cerca. Si se cae un pedazo de eso, mata a alguien”, denunció Nélida, una de las residentes en el área.
Según explicó, varios de los presentes tuvieron una discusión con Michael Borrás Echevarría, presidente del Gobierno de La Habana Vieja, quien les dijo que pararía la demolición y el problema del derrumbe sería responsabilidad exclusiva de ellos.
El edificio en el que estaba trabajando la brigada de SECONS fue desalojado hace años, pero hay tres familias que continúan allí.
Delvis Martínez, que vive frente al inmueble, explicó que en ese edificio han ocurrido varios derrumbes que han generado una situación de alto riesgo en el lugar.
“El primero (derrumbes parciales) fue hace 20 años, el segundo hace más de 10. Hace tres años fue prácticamente total. En dos ocasiones se ha llamado para que lo acaben de demoler porque es un peligro. Hay muchos niños en esta cuadra”, dijo.
Martínez señaló que, a pesar de algunos intentos de demolición parcial, el edificio sigue representando un riesgo constante para las casas vecinas.
“El derrumbe siempre afecta, todas estas casas que están colindantes unas con otras se usan como de tranque de amarre” indicó.
El arquitecto Julio Herrera explicó a nuestra redacción la importancia de llevar a cabo estas labores bajo control y supervisión para evitar daños estructurales en los edificios circundantes.
“Teniendo en cuenta que La Habana Vieja es básicamente una organización reticular urbana, que recurre a la medianería para que todo el edificio de la manzana esté compacto, que se demuela un solo edificio, y más en una esquina, es un daño que va a ir pasando de edificio en edificio, o sea que hay mucho que tener en cuenta para no afectar la estructura del edificio que va a quedar”, indicó el experto.
En enero de 2020 las niñas María Karla Fuentes, Lisnavy Valdés Rodríguez, de 12 años, y Rocío García Nápoles, de 11, fallecieron en la calle Vives entre Águila y Revillagigedo, en La Habana Vieja, debido a la caída de un balcón de un edificio que había sido declarado en peligro de derrumbe.
Poco antes del suceso, una brigada de SECONS había llevado a cabo labores de demolición.
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