El diario La Nación de Costa Rica denuncia en un editorial que el Gobierno de Ecuador y sus aliados del ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América) aprovecharán la 44ta Asamblea General de la OEA del 3 al 5 de junio en Asunción, Paraguay para tratar de debilitar la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y en especial su Relatoría para la Libertad de Expresión.
El cotidiano tico alerta que la diplomacia quiteña vuelve por sus fueros tras varios fracasos, con un plan de reformas dirigido a restar eficacia a esos importantes organismos del Sistema Interamericano. Estos disgustan a Ecuador y sus aliados, que son señalados con frecuencia en sus informes por la violación de los derechos humanos y, en particular, de la libertad de expresión.
El editorial recapitula que la diplomacia ecuatoriana ha sido reiteradamente derrotada en ese empeño gracias a la defensa de los derechos humanos ejercida por Costa Rica, México, Panamá, Chile, Colombia, Uruguay y otras naciones del área, pero ahora insiste, tratando de capitalizar los cambios de gobierno en varios países del continente.
La Nación acusa al gobierno de Ecuador de plantear “con lenguaje orwelliano” su propuesta como necesaria para el fortalecimiento del Sistema.
“Las estipulaciones orientadas a debilitarlo las disfraza con aspavientos de americanismo y autonomía. Plantea, por ejemplo, el financiamiento exclusivo de las actividades de la Relatoría mediante contribuciones de los Estados miembros de la OEA, pero no dice que esos aportes son ínfimos ni que el organismo vive gracias a la cooperación de la Unión Europea”.
En una forma disimulada de privar de fondos a la Relatoría, Ecuador y sus aliados sugieren crear un fondo para captar aportes y luego distribuirlos entre todas las relatorías de la OEA. La trampa está en que la Relatoría para la Libertad de Expresión es la que mayor apoyo económico recibe, precisamente por la importancia de un derecho en cuya ausencia todos los demás peligran.
La propuesta también busca imponer un código de conducta a la Relatoría, cuyas normas le impedirían de hecho ejercer la fiscalización de los abusos cometidos por los Estados.
“Amén del vergonzoso despliegue de espejismos y giros del lenguaje destinados a confundir, hay en la iniciativa del ALBA una profunda hipocresía”, apunta el editorial. “Países siempre dispuestos a recibir cooperación europea hoy se sonrojan porque la Unión dirija recursos a la nobilísima causa de la libertad de expresión y el respeto a los derechos humanos”.
El diario de San José recuerda que Costa Rica ha sido líder y fuente de inspiración para los países del continente en materia de derechos humanos y democracia, y llama al nuevo presidente Luis Guillermo Solís a reiterar en Paraguay ese compromiso nacional.
El cotidiano tico alerta que la diplomacia quiteña vuelve por sus fueros tras varios fracasos, con un plan de reformas dirigido a restar eficacia a esos importantes organismos del Sistema Interamericano. Estos disgustan a Ecuador y sus aliados, que son señalados con frecuencia en sus informes por la violación de los derechos humanos y, en particular, de la libertad de expresión.
El editorial recapitula que la diplomacia ecuatoriana ha sido reiteradamente derrotada en ese empeño gracias a la defensa de los derechos humanos ejercida por Costa Rica, México, Panamá, Chile, Colombia, Uruguay y otras naciones del área, pero ahora insiste, tratando de capitalizar los cambios de gobierno en varios países del continente.
La Nación acusa al gobierno de Ecuador de plantear “con lenguaje orwelliano” su propuesta como necesaria para el fortalecimiento del Sistema.
“Las estipulaciones orientadas a debilitarlo las disfraza con aspavientos de americanismo y autonomía. Plantea, por ejemplo, el financiamiento exclusivo de las actividades de la Relatoría mediante contribuciones de los Estados miembros de la OEA, pero no dice que esos aportes son ínfimos ni que el organismo vive gracias a la cooperación de la Unión Europea”.
En una forma disimulada de privar de fondos a la Relatoría, Ecuador y sus aliados sugieren crear un fondo para captar aportes y luego distribuirlos entre todas las relatorías de la OEA. La trampa está en que la Relatoría para la Libertad de Expresión es la que mayor apoyo económico recibe, precisamente por la importancia de un derecho en cuya ausencia todos los demás peligran.
La propuesta también busca imponer un código de conducta a la Relatoría, cuyas normas le impedirían de hecho ejercer la fiscalización de los abusos cometidos por los Estados.
“Amén del vergonzoso despliegue de espejismos y giros del lenguaje destinados a confundir, hay en la iniciativa del ALBA una profunda hipocresía”, apunta el editorial. “Países siempre dispuestos a recibir cooperación europea hoy se sonrojan porque la Unión dirija recursos a la nobilísima causa de la libertad de expresión y el respeto a los derechos humanos”.
El diario de San José recuerda que Costa Rica ha sido líder y fuente de inspiración para los países del continente en materia de derechos humanos y democracia, y llama al nuevo presidente Luis Guillermo Solís a reiterar en Paraguay ese compromiso nacional.