Las autoridades francesas se preparaban el martes a demoler el campamento de migrantes de Calais, de donde más de 2.300 migrantes que vivían en condiciones infrahumanas fueron trasladados la víspera a centros de acogida repartidos en todo el territorio.
Entre 6.000 y 8.000 hombres, mujeres y niños, principalmente afganos, sudaneses y eritreos, vivían hasta el lunes en este asentamiento informal, donde esperaban una oportunidad para cruzar al Reino Unido, al otro lado del Canal de la Mancha.
En total, 1.918 adultos fueron evacuados el lunes del campamento, comúnmente llamado "Jungla" de Calais, y trasladados a centros de acogida y orientación en 11 regiones de Francia, indicó el ministro del Interior Bernard Cazeneuve.
Los operativos de evacuación continuaban el martes.
Asimismo, 400 menores fueron "orientados a un centro de acogida temporal", ubicado en el campamento, a la espera de determinar su situación.
Unos 1.300 menores no acompañados viven en este campamento, en condiciones extremas, de los cuales 500 aseguran tener parientes en Reino Unido.
Cazeneuve afirmó el lunes que Reino Unido acogerá a "todos los menores no acompañados" presentes en Calais que tengan familiares en ese país y estudiará los casos de los menores sin vínculos familiares "pero cuyo interés superior sería ir a ese país".
Cerca de 200 menores de la "Jungla" han sido acogidos en Reino Unido desde principios de octubre, entre los cuales 60 niñas que corrían riesgo de "explotación sexual", indicó su homóloga, Amber Rudd.
Londres inyectará hasta 40 millones de euros (44 millones de dólares) para reforzar sus controles en la frontera con Calais y para asegurarse que el campamento permanecerá cerrado, agregó la funcionaria.
Los equipos de demolición empezarán a derribar el martes las cientos de tiendas de campaña y chabolas en las que vivían los migrantes en condiciones sanitarias lamentables.
Situado en un terreno baldío cerca del puerto de Calais, la "Jungla" de Calais, un asentamiento de cuatro kilómetros cuadrados, se ha convertido en el símbolo de la incapacidad de Europa para resolver la peor crisis de migración desde la Segunda Guerra Mundial.
Más de un millón de personas que huyen de la guerra y la pobreza en África y Medio Oriente llegaron a Europa en 2015, sembrando divisiones entre los 28 países de la Unión Europea (UE) y alimentando el ascenso de los partidos de extrema derecha.
Aquellos que sueñan con llegar a Reino Unido, donde piensan tener mejores posibilidades de encontrar un trabajado que en Francia, han convergido a la ciudad portuaria de Calais, el punto más cercano a las costas inglesas, durante más de una década.
El desmantelamiento de este campamento de migrantes, uno de los mayores de Europa, fue anunciado por el presidente socialista François Hollande en septiembre, a seis meses de las elecciones presidenciales en las que la inmigración se ha posicionado como uno de los temas principales.
Algunas localidades francesas han mostrado su oposición a acoger migrantes. Los habitantes del pueblo de Chardonnay (este) - conocido en todo el mundo por las uvas del mismo nombre usadas para hacer vino blanco - recibieron el lunes fríamente a los migrantes procedentes de Calais.
Para el alcalde de la localidad, Paul Perre, es totalmente desproporcionado que un pueblo con 200 habitantes, como Chardonnay, reciba a 50 migrantes. "Si hubiésemos recibido a dos o tres familias habría sido percibido de otra forma", estimó.
Sin embargo, en otros pueblos, los habitantes se reunieron para dar la bienvenida a los migrantes. En París, unos 200 manifestantes pro-migrantes se congregaron frente a oficinas del ministerio del Interior bajo el eslogan "¡París, Calais, solidaridad!" y 250 en la ciudad de Nantes (oeste), según la policía.
"Un país como Francia, con 67 millones de habitantes, puede perfectamente recibir a personas en peligro (...) de forma digna y sin polémicas excesivas", declaró el lunes el ministro de Relaciones Exteriores, Jean-Marc Ayrault.