Dos días marcados por intenso calor que abrazó a neoyorquinos y visitantes, pero que pasarán a la historia como jornadas inolvidables para el cubano Yoenis Céspedes, el primer pelotero que no participa en el Juego de las Estrellas y gana el trofeo de la fiesta del jonrón.
Nueva York se anotó una pata más en estos certámenes y con esta que acaba de concluir, la Gran Manzana compila 8 Juegos de Estrellas, lid establecida en 1934.
También en esta edición, por vez primera se registra asistencia de periodistas extranjeros de 9 nueve países.
El Citi Field, el coloso que abrió sus puertas en 2008, en el área de Flushing, no dejó de producir en estas dos jornadas de acción beisbolera. Sus 50 puestos de venta de comida y bebidas vivieron la aglomeración de un público que atacó como fiera a presa, incluso mientras transcurrían los acontecimientos en el diamante.
Me lo ha contado Alfredo, de origen colombiano, que trabaja en uno de los quioscos del sexto nivel. "Se vendieron alrededor de 200 perros calientes por día, y la venta total entre comida y bebidas, dejó hasta $ 10, 000".
En las áreas exteriores del estadio las tiendas de souvenirs también recogieron cosecha, pese a los nada módicos precios de los artículos. Por ejemplo, una gorra con el logotipo del Juego de las Estrellas, $37 dólares y un pulóver con motivo similar, no menos de $40.
Bernardo Abreu, un colombiano que vive en Manhattan desde hace 20 años, dice que lo que mas le ha llamado la atención en esta ocasión es la unidad que han demostrado los neoyorquinos durante el transcurso del Juego de las Estrellas. "Esta ciudad ha sufrido mucho en los últimos años, hemos perdido familiares y a manos de gente que no nos quiere. Hoy estamos aquí, unidos en un abrazo, riendo y gritando todos juntos como hermanos".
Emotiva fue la ceremonia de apertura del juego del martes. Una bandera gigante desplegada en la zona de los jardines, la representación de todos los cuerpos de las Fuerzas Armadas, las notas del himno nacional y el vuelo de una flotilla de helicópteros militares sobre el estadio, sacó lagrimas a muchas de las más de 45 almas reunidas en el Citi Field.
Dos cubanos nacidos en la isla, participaron en el Juego de las Estrellas, los lanzadores Aroldis Chapman y José Fernández, una cifra que no hace mucha bulla si tomamos en cuenta que en la actualidad en el "Big Show" hay 18 peloteros nacidos en Cuba.
"La cifra podría ser significativa si analizamos como un factor el hecho de que por más de cinco décadas los peloteros cubanos han sido rehenes de un gobierno que no les permitió decidir su propio destino", opinó el periodista y cronista deportivo cubano, Jorge Morejón.
Así decimos adiós a Nueva York, aquí todos ganamos, sobre todo en experiencia. Conocimos a peloteros que aunque ganan merecidos millones, llevan su tierra en el corazón. Y Céspedes, Chapman y Fernández, tres estrellas que brillaron en el Citi Field son digno ejemplo de ello. Hasta la vista.
Nueva York se anotó una pata más en estos certámenes y con esta que acaba de concluir, la Gran Manzana compila 8 Juegos de Estrellas, lid establecida en 1934.
También en esta edición, por vez primera se registra asistencia de periodistas extranjeros de 9 nueve países.
El Citi Field, el coloso que abrió sus puertas en 2008, en el área de Flushing, no dejó de producir en estas dos jornadas de acción beisbolera. Sus 50 puestos de venta de comida y bebidas vivieron la aglomeración de un público que atacó como fiera a presa, incluso mientras transcurrían los acontecimientos en el diamante.
Me lo ha contado Alfredo, de origen colombiano, que trabaja en uno de los quioscos del sexto nivel. "Se vendieron alrededor de 200 perros calientes por día, y la venta total entre comida y bebidas, dejó hasta $ 10, 000".
En las áreas exteriores del estadio las tiendas de souvenirs también recogieron cosecha, pese a los nada módicos precios de los artículos. Por ejemplo, una gorra con el logotipo del Juego de las Estrellas, $37 dólares y un pulóver con motivo similar, no menos de $40.
Bernardo Abreu, un colombiano que vive en Manhattan desde hace 20 años, dice que lo que mas le ha llamado la atención en esta ocasión es la unidad que han demostrado los neoyorquinos durante el transcurso del Juego de las Estrellas. "Esta ciudad ha sufrido mucho en los últimos años, hemos perdido familiares y a manos de gente que no nos quiere. Hoy estamos aquí, unidos en un abrazo, riendo y gritando todos juntos como hermanos".
Emotiva fue la ceremonia de apertura del juego del martes. Una bandera gigante desplegada en la zona de los jardines, la representación de todos los cuerpos de las Fuerzas Armadas, las notas del himno nacional y el vuelo de una flotilla de helicópteros militares sobre el estadio, sacó lagrimas a muchas de las más de 45 almas reunidas en el Citi Field.
Dos cubanos nacidos en la isla, participaron en el Juego de las Estrellas, los lanzadores Aroldis Chapman y José Fernández, una cifra que no hace mucha bulla si tomamos en cuenta que en la actualidad en el "Big Show" hay 18 peloteros nacidos en Cuba.
"La cifra podría ser significativa si analizamos como un factor el hecho de que por más de cinco décadas los peloteros cubanos han sido rehenes de un gobierno que no les permitió decidir su propio destino", opinó el periodista y cronista deportivo cubano, Jorge Morejón.
Así decimos adiós a Nueva York, aquí todos ganamos, sobre todo en experiencia. Conocimos a peloteros que aunque ganan merecidos millones, llevan su tierra en el corazón. Y Céspedes, Chapman y Fernández, tres estrellas que brillaron en el Citi Field son digno ejemplo de ello. Hasta la vista.