“A qué se dedican los hijos del poder” es el título de un extenso artículo en el que el diario La Nación de Buenos Aires analiza a buena parte de los vástagos de los presidentes de todo el continente americano.
Muchos de ellos están en la política y se consideran herederos casi legítimos de sus padres; otros ocupan puestos en el gobierno con mayor o menor involucración en las decisiones de sus progenitores; y la gran mayoría escoge la opción de los negocios, en ocasiones aprovechando la condición privilegiada que ostentan.
Según el diario, el ejemplo más claro de dinastía política se encuentra en Argentina, donde la ambición de sus progenitores por el poder ha sido heredada por Máximo, el hijo de Néstor y Cristina Kirchner, actual presidenta del país.
Pese a vivir a miles de kilómetros de su madre, Máximo supuestamente mantendría un contacto permanente con ella y manejaría “las posiciones estratégicas de los miembros de La Cámpora”, la agrupación juvenil kirchnerista que él fundó. Sus aspiraciones al Congreso son un rumor constante, señala La Nación.
Caso más evidente es el de Nicolás Maduro Guerra, único hijo del presidente de Venezuela y quien, pese a no haber finalizado su carrera de Economía a los 23 años, ya ostenta un cargo como jefe del Cuerpo de Inspectores Especiales de la Presidencia. “Me toca, por ser mi papá el presidente”, llegó a declarar este joven que se encarga de supervisar las acciones del gobierno en cada rincón para informar de las irregularidades a la presidencia.
Cuba cuenta con dos claros ejemplos de familiares directos dentro de la esfera gobernante. El más evidente de ellos es Alejandro Castro Espín, de 48 años y único hijo varón de Raúl Castro. Según el artículo, “quienes apuntan a la continuidad castrista en la isla lo señalan como el próximo mandatario”.
Este hombre fuerte del régimen posee el título de ingeniero y una maestría en Relaciones Internacionales. Ha escrito un libro: “El imperio del Terror, un rapto antiyanqui”. Además, es coronel del Ejército y participó en la Guerra de Angola, de donde trajo el apodo de “el tuerto” tras perder un ojo.
Pero quizás sea Mariela Castro, la hija de Raúl, la más mediática de los cuatro hijos del gobernante por su papel de directora del Centro Nacional de Educación Sexual de Cuba (Cenesex) y sus apariciones contra la homofobia. Esta sexóloga de 51 años fue elegida en febrero de 2013 diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba, y en numerosas ocasiones ha manifestado su adhesión a la ideología comunista. Sin embargo, no ha dejado de generar controversias, como cuando legó a decir que “votaría por Obama”, por su apoyo a los homosexuales. El diario argentino asegura que Mariela "es la niña mimada del régimen".
La Nación recoge también los casos de Paula Araujo Rousseff, hija de la presidenta brasileña y quien trabaja directamente para el estado como abogada y procuradora de Trabajo en Sao Paulo. Se asegura que su opinión es clave en la toma de decisiones de su madre.
Martín Santos, el mayor de los tres hijos del presidente de Colombia, no ejerce cargo público ni posee un sueldo, pero se encarga de ayudar en el campo del marketing político y como periodista a su padre. Es autor de artículos en medios como The Huffington Post, en donde apoyó abiertamente el proceso de paz con las FARC.
Chile también sirve para ilustrar esta lista de herederos involucrados en la carrera de sus padres. Magdalena Piñera, de 38 años e hija de Sebastián, el presidente del país, no logró apartarse del vínculo familiar. Mientras rendía los exámenes finales en sus estudios de Historia, fue, de acuerdo con el artículo, un “factor fundamental durante la campaña electoral de 2010, en la que estuvo a cargo de mítines políticos y la campaña online”.Posteriormente llegó a ser jefa de Gabinete.
Muchos de ellos están en la política y se consideran herederos casi legítimos de sus padres; otros ocupan puestos en el gobierno con mayor o menor involucración en las decisiones de sus progenitores; y la gran mayoría escoge la opción de los negocios, en ocasiones aprovechando la condición privilegiada que ostentan.
Según el diario, el ejemplo más claro de dinastía política se encuentra en Argentina, donde la ambición de sus progenitores por el poder ha sido heredada por Máximo, el hijo de Néstor y Cristina Kirchner, actual presidenta del país.
Pese a vivir a miles de kilómetros de su madre, Máximo supuestamente mantendría un contacto permanente con ella y manejaría “las posiciones estratégicas de los miembros de La Cámpora”, la agrupación juvenil kirchnerista que él fundó. Sus aspiraciones al Congreso son un rumor constante, señala La Nación.
Caso más evidente es el de Nicolás Maduro Guerra, único hijo del presidente de Venezuela y quien, pese a no haber finalizado su carrera de Economía a los 23 años, ya ostenta un cargo como jefe del Cuerpo de Inspectores Especiales de la Presidencia. “Me toca, por ser mi papá el presidente”, llegó a declarar este joven que se encarga de supervisar las acciones del gobierno en cada rincón para informar de las irregularidades a la presidencia.
Cuba cuenta con dos claros ejemplos de familiares directos dentro de la esfera gobernante. El más evidente de ellos es Alejandro Castro Espín, de 48 años y único hijo varón de Raúl Castro. Según el artículo, “quienes apuntan a la continuidad castrista en la isla lo señalan como el próximo mandatario”.
Este hombre fuerte del régimen posee el título de ingeniero y una maestría en Relaciones Internacionales. Ha escrito un libro: “El imperio del Terror, un rapto antiyanqui”. Además, es coronel del Ejército y participó en la Guerra de Angola, de donde trajo el apodo de “el tuerto” tras perder un ojo.
Pero quizás sea Mariela Castro, la hija de Raúl, la más mediática de los cuatro hijos del gobernante por su papel de directora del Centro Nacional de Educación Sexual de Cuba (Cenesex) y sus apariciones contra la homofobia. Esta sexóloga de 51 años fue elegida en febrero de 2013 diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba, y en numerosas ocasiones ha manifestado su adhesión a la ideología comunista. Sin embargo, no ha dejado de generar controversias, como cuando legó a decir que “votaría por Obama”, por su apoyo a los homosexuales. El diario argentino asegura que Mariela "es la niña mimada del régimen".
La Nación recoge también los casos de Paula Araujo Rousseff, hija de la presidenta brasileña y quien trabaja directamente para el estado como abogada y procuradora de Trabajo en Sao Paulo. Se asegura que su opinión es clave en la toma de decisiones de su madre.
Martín Santos, el mayor de los tres hijos del presidente de Colombia, no ejerce cargo público ni posee un sueldo, pero se encarga de ayudar en el campo del marketing político y como periodista a su padre. Es autor de artículos en medios como The Huffington Post, en donde apoyó abiertamente el proceso de paz con las FARC.
Chile también sirve para ilustrar esta lista de herederos involucrados en la carrera de sus padres. Magdalena Piñera, de 38 años e hija de Sebastián, el presidente del país, no logró apartarse del vínculo familiar. Mientras rendía los exámenes finales en sus estudios de Historia, fue, de acuerdo con el artículo, un “factor fundamental durante la campaña electoral de 2010, en la que estuvo a cargo de mítines políticos y la campaña online”.Posteriormente llegó a ser jefa de Gabinete.