El V Festival de Cine INSTAR cerró sus puertas el pasado domingo con el afianzamiento de una perspectiva que trasciende la cubanidad para ser más inclusivo e internacional.
“Si tuviera que pensar en logros, diría que se pudo consolidar la internacionalización del evento con la participación de películas, no solamente de Cuba, sino de otras regiones; de América Latina, del Caribe, de Europa del Este, de Asia, África, que es la selección, definitivamente, más internacional que hemos tenido”, dijo a Martí Noticias el cineasta José Luis Aparicio Ferrera, director artístico del festival.
“Con esto, logramos, quizás, cumplir uno de nuestros propósitos, o por lo menos comenzar a hacerlo, que es expandir los horizontes del festival y no solo mirar el cine de la Isla, sino también al cine de países cuyas circunstancias, también, para la creación cinematográfica, dialoguen, sean similares, establezcan un tipo de relación con las que vivimos en el contexto cubano”, añadió.
Nacido en 2019, el Festival de Cine INSTAR, es impulsado por el Instituto de Artivismo Hannah Arendt (INSTAR), fundado por la artista cubana Tania Bruguera.
Su edición más reciente, celebrada del 28 de octubre al 3 de noviembre en Barcelona, Madrid, París, Múnich y Berkeley (California); mostró películas de Ucrania, Rusia, Palestina, República Dominicana, Costa Rica, Guinea Bissau, Croacia, China y Hong Kong.
En este sentido Aparicio Ferrera afirmó que el cine cubano necesita entablar un diálogo con otras cinematografías: “salir de nuestra frontera, no solo las fronteras del país literalmente, sino también las fronteras de nuestra propia cultura y aprender de las experiencias, de los hallazgos estéticos y productivos, de homólogos, de colegas de otras partes del mundo”.
En la clausura online del festival, Bruguera resaltó que este ha sido el más internacional de todos los celebrados por Instar.
“Como se sabe, habíamos invitado a artistas de otros lugares que tuvieran situaciones similares a las de Cuba como represión, censura, dictaduras o autoritarismos; o del sur global”.
“Me parece es una apuesta interesante que el festival que tú curas tenga también esa intención de buscar las propuestas más atrevidas, digamos también en el lenguaje de cómo dar los temas de nuestros lugares en nuestros países en el presente”, precisó.
Quince películas fueron la selección oficial a concursar para el Premio Nicolás Guillén Landrián, solo cuatro de ellas eran cubanas. El resto vino de diversas regiones del mundo, y están enfocadas en sus complejos contextos sociopolíticos.
El galardón fue otorgado al cortometraje cubano “La historia se escribe de noche” de Alejandro Alonso, "por su uso experto del lenguaje cinematográfico, un lenguaje más cercano a la conciencia humana en el acto de documentar el grave estancamiento social, político y cultural que enfrenta Cuba en este momento".
Se dio una mención especial para Dreams about Putin de la rusa Nastia Korkia y el ucraniano Vlad Fishez.
El festival presentó, este año, una retrospectiva del cine chino independiente de las últimas dos décadas, curada en colaboración con el Chinese Independent Film Archive, situado en la Universidad de Newcastle del Reino Unido.
Además, “inauguramos una nueva sección, no competitiva, dedicada específicamente al cine cubano independiente que se hace en la isla o en el exilio, en la diáspora, que se llama ‘Panorama del cine cubano’, que mantiene los intereses del festival en esta producción en un lugar bastante importante”, apuntó Aparicio.
Todo esto habla “de una voluntad del festival de mantener lazos con proyectos, con instituciones afines, pero también de todo el tiempo estarse abriendo a nuevas colaboraciones”, subrayó el cineasta.
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