El crítico arquitectónico Manuel Ángel Méndez nos dice en Gizmodo en español, que "Tokio tenía un as guardado en la manga: transformar los estadios construidos en los Juegos Olímpicos de 1964 en auténticas joyas para 2020", que le permitió ser designada sede de los Juegos dentro de siete años y desplazar a sus más cercanos rivales Madrid y Estambul.
El plan japonés de 5.000 millones de dólares descansa en los arquitectos Zaha Hadid, cuyo plan consiste en rediseñar totalmente el Estadio Olímpico Nacional, al que le añadirían una cubierta retráctil, mientras el estadio Nippon Budokan y el Tokyo Metropolitan Gymnasium, que fueron utilizados en los Juegos Olímpicos de 1964 también serían rediseñados.
Además, señala Méndez, se construirán en Tokio decenas de nuevos edificios en el centro de la ciudad "para reducir el tiempo de transporte y ahorrar en consumo energético. Se levantará una Villa Olímpica en el puerto de la ciudad que, una vez finalizados los juegos, se transformará en viviendas. Un plan que en realidad ya propuso en 1960 el arquitecto Kenzo Tange pero que nunca llegó a realizarse".
Según Méndez, "hay cientos de variables que influyen en la elección de una ciudad como organizadora de unos Juegos Olímpicos. Esta vez, en el caso de Tokio, su inteligente equilibrio entre inversión abultada y re-utilización del pasado ha sido uno de los puntos ganadores".
El plan japonés de 5.000 millones de dólares descansa en los arquitectos Zaha Hadid, cuyo plan consiste en rediseñar totalmente el Estadio Olímpico Nacional, al que le añadirían una cubierta retráctil, mientras el estadio Nippon Budokan y el Tokyo Metropolitan Gymnasium, que fueron utilizados en los Juegos Olímpicos de 1964 también serían rediseñados.
Además, señala Méndez, se construirán en Tokio decenas de nuevos edificios en el centro de la ciudad "para reducir el tiempo de transporte y ahorrar en consumo energético. Se levantará una Villa Olímpica en el puerto de la ciudad que, una vez finalizados los juegos, se transformará en viviendas. Un plan que en realidad ya propuso en 1960 el arquitecto Kenzo Tange pero que nunca llegó a realizarse".
Según Méndez, "hay cientos de variables que influyen en la elección de una ciudad como organizadora de unos Juegos Olímpicos. Esta vez, en el caso de Tokio, su inteligente equilibrio entre inversión abultada y re-utilización del pasado ha sido uno de los puntos ganadores".