La inglesa Catherine Asthon, la alta representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores, será relevada en las próximas semanas de su cargo, probablemente por la política italiana Federica Mogherini de quien, por recientes declaraciones, se podría decir que viene a aplicar una posición de continuidad con respecto a Cuba.
Ashton llegó criticando la política que Europa mantenía hacia la isla de los hermanos Castro y deja el cargo habiendo abierto las vías para el deshielo oficial; algo que tampoco le ha resultado fácil. Mientras, en Cuba sigue existiendo un régimen que, cinco años después, no está en condiciones de presentar ni una sola reforma política de envergadura que se pueda tomar en serio, si de avances democráticos hablamos.
La política británica asumió el cargo en 2010, poco antes de que se produjera el fallecimiento en huelga de hambre del opositor cubano Orlando Zapata Tamayo, una muerte que conmocionó al mundo y logró levantar múltiples condenas desde diferentes ámbitos, desde el político al social y cultural, lo que el régimen cubano identificó como "una campaña mediática contra Cuba".
La muerte del joven albañil de Banes frenó, por un momento, las pretensiones europeas de aflojar presión sobre el régimen castrista, algo que había insinuado la propia Ashton en una audiencia en la Eurocámara pocos meses antes del lamentable suceso.
Casi cinco años después, los deseos de normalización de las relaciones están cada vez más cerca. Pero hay que insistir: cada vez están más lejos, en cambio, las esperanzas de transformaciones democráticas serias y esto debido a que la comunidad internacional ha bajado mucho el listón en cuanto a Cuba.
La jefa de la diplomacia europea gestionó la crisis cubana mientras el socialista Miguel Ángel Moratinos, entonces ministro de Asuntos Exteriores del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, hacía esfuerzos titánicos para que se levantara la Posición Común, el acuerdo de la UE para condicionar sus relaciones con Cuba a avances democráticos.
La Posición Común se ha mantenido hasta la irrupción del nuevo equipo de Exteriores español, con el actual ministro José Manuel García- Margallo, a quien correspondió la gestión del retorno a España del líder de Nuevas Generaciones de Madrid, Ángel Carromero, tras el trágico suceso que acabó con la vida de los opositores Oswaldo Payá y Harold Cepero. El caso sigue siendo una incógnita y el gobierno español ha evitado en todo momento ponerse al lado de los que reclaman una investigación que aclare el suceso.
Ahora, la UE y Cuba están en proceso de conversaciones y diálogo del que poco se conoce ya que de estos procesos solo trascienden declaraciones asépticas y políticamente correctas que no hacen más que reproducir y eternizar un guión repetido constantemente. Y así ha hecho la aspirante a ocupar la dirección de la diplomacia europea, la italiana Federica Mogherini. Disposición al diálogo con Cuba y apoyo a las "pequeñas reformas".
Tal parece que esas pequeñas brechas en el muro que algunos optimistas opositores ven en Cuba se abren mucho más para el régimen que para el pueblo cubano. Los representates políticos de la familia Castro consiguen abrirse camino en el terreno internacional, pero el pueblo cubano, que no tiene representación política ninguna, sigue silenciado, aislado y fuera del mundo.