Céspedes, Vicario General de La Habana, habló a los presentes de Varela y de Cuba, "una Cuba que es nuestra Patria y nuestra tarea... una tarea que la tenemos que hacer nosotros, los cubanos, o no vendrá nadie a hacerla, porque esta es nuestra casa, nuestra casa Cuba..."
Como un hombre fuera de serie, catalogó al Padre Varela, tras una apreciación del período histórico que le tocó vivir, una época en la cual Varela con su pensamiento nos enseñó a identificar que ante la imposibilidad de lo más, había que ver lo menos que se podía hacer...y hacerlo.
Monseñor Carlos Manuel perfiló, ante el numeroso público reunido en el segundo piso del Obispado, a un Varela que, desde su podio en una oscura y estrecha aula del habanero Seminario de San Carlos, impartía sus conferencias mientras un centenar de alumnos, algunos colgados por las ventanas, lo escuchaban hablar de Constitución y Democracia en aquella sociedad tan lejana...y tan cercana aún.
Recomendando la lectura de las obras de Varela, en especial sus Cartas a Elpidio y sus escritos publicados en el Habanero, Carlos Manuel habló de esperanza, de mucha esperanza, una prédica que consideró una de las necesidades de nuestra sociedad, actual y futura, y de lo imprescindible de que el aula recién inaugurada no se limitara a los católicos sino que estuviera abierta a todos los cubanos.
Y habló de los masones... "Este país es impensable sin los masones, para entender Cuba hay que conocer la masonería..."
Y de los marxistas... "Hay que conocer el marxismo, porque llegará el momento en que no haya un gobierno marxista en Cuba, pero ellos (los marxistas) no pueden quedar fuera de esa Cuba futura..." y de los cultos sincréticos, y de los protestantes, y de San Facón....y de Dulce María Loynaz y de Lezama Lima.
Y siguió hablando de Cuba, siempre Cuba... "Cuba es la que es, y con esa Cuba tiene que trabajar el Aula, abierta a la realidad para dialogar, y entender los desacuerdos, sus motivaciones...y vivir con ellos, hay que vivir con los desacuerdos, hay que trabajar en comprender al otro..."
Por si las dudas, Carlos Manuel expuso su criterio de lo difícil que veía la canonización de Varela, evocando al viejo Obispo Domínguez, quien percibía a Varela como un incendiario en su momento por lo que consideraba muy difícil el proceso a su favor.
Ante una de las preguntas de los asistentes Monseñor expresó su apreciación de que hay voluntad de cambio en Raúl Castro y en sus más cercanos colaboradores, cambios que consideró que serán lentos, pasito a pasito, hacia una Cuba que no será un paraíso, algo que nunca fue,- resaltó Monseñor-, pero que deberá ser ...un país aceptable, donde todos quepan.
En su criterio existen tres posibles soluciones en materia constitucional para esa Cuba futura: la del 40 mejorada, la del 76 con sus modificaciones incluidas, pero también mejorada o una nueva Constitución. Cualquiera de estas soluciones será posible pero sin prisa, alertó Monseñor.
Casi al final quedó tiempo para la evocación a uno de los cubanos más cultos y enamorados de su país: Monseñor Eduardo Martínez Dalmau, Obispo de Cienfuegos, de quien refirió Carlos Manuel de Céspedes que nadie nos había hablado antes sobre Varela como él lo hizo, agregando que es hora de aclarar muchas cosas, ahora que todavía viven quienes lo conocieron.