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La paz de Malí: como agua y aceite


 El presidente de Francia, Francois Hollande (dcha), y el presidente de Mali, Dioncounda Traore, dan una rueda de prensa tras la reunión mantenida en el Elíseo en Paris, Francia.
El presidente de Francia, Francois Hollande (dcha), y el presidente de Mali, Dioncounda Traore, dan una rueda de prensa tras la reunión mantenida en el Elíseo en Paris, Francia.

Francia da por acabada la limpieza militar del norte de Malí – el Azawad, la patria de los tuareg – y a finales del próximo mes de julio reducirá su contingente militar.

Si uno pudiera creer a los políticos o a los militares, ahora habría de decir : ¡ La paz ha llegado a Malí !. Y es que el estado mayor del Ejército francés asì lo ha dicho y medio mundo ha prometido nada menos que 4,3 mil millones de € para consolidar esa paz.

Claro que si uno se cree menos a políticos y militares y se fija más en programas y contratos, resulta que esta paz no acaba de llegar sino que está llegandom que el dinero para afianzarl, está prometido con condiciones - y las condiciones se han de cumplir todavía. Es decir, el dinero tampoco ha llegado ni está llegando, sino que seguramente llegará.

Francia da por acabada la limpieza militar del norte de Malí – el Azawad, la patria de los tuareg – y a finales del próximo mes de julio reducirá su contingente militar de 5.000 a 1.000 hombres porque la guerrilla alqaedista ha sido desalojada del territorio. De que no regresen los islamistas radicales se encargará a partir de agosto una partido militar de la ONU, denominada “Minusma” - de 12.600 hombres, en su mayoría africanos.

Lo que es seguro es que entre ellos no habrá soldados malienses, porque este país no tiene un ejército operativo desde hace más de un año y todo apunta a que tardará aún bastante en tener uno debido al caos político del país.

En cuanto al dinero, un centenar de Estados e instituciones internacionales – desde Francia, Alemania, Dinamarca, Estados Unidos y España hasta el Banco Mundial y el Banco Islámico de Desarrollo - se han comprometido a aportarlo para asegurar la paz de Malí así como su viabilidad social y económica. Pero todo ese rio de oro no llegará a Malí si el Gobierno provisional no presenta antes un plan para el regreso del medio millón de personas huidas del Azawad a causa de la guerra civil y presente también programas fiables sobre el pago de los salarios - ¡y atrasos! - de los sueldos de funcionarios y maestros, amén de restaurar los servicios públicos básicos en el Azawad.

También se espera que tuaregs y gubernamentales lleguen a un acuerdo sobre la independencia o una amplia autonomía política del Azawad. Y eso es doblemente difícil.

Por un lado, porque el Gobierno sólo está dispuesto a discutir sobre modalidades de una eventual autonomía dentro de un Estado laicista en tanto que los Tuaregs quieren independencia para un Estado confesional.

Y por otro lado, la zona septentrional del Kidal (Azawad) está otra vez bajo el control militar y político del MNLA, agrupación alqaedista que se alió con los franceses durante la ofensiva militar de estos y que ahora ha vuelto al redil del islamismo ultra radical porque se cree en condiciones de hacerle frente a los del ”Minusma” cuando lleguen…si es que van a llegar alguna vez a Malí y los territorios disidentes del Azawad.
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