La música latinoamericana, desde el tango hasta el merengue, el jazz, la bossa nova y la cumbia, es homenajeada en Miami, Florida (Estados Unidos) con una exposición interactiva que se propone mostrar cómo ha evolucionado en los últimos 500 años y explicar la influencia que ha recibido de los indígenas nativos, la diáspora africana y los españoles, señala la agencia Prensa Asociada (AP).
La exposición "A tres bandas", que abre sus puertas el jueves en el Centro Cultural Español de esta ciudad, es un repaso de la historia de la cultura musical de América Latina desde los años 1500 hasta la actualidad, un viaje audiovisual a través de cinco siglos.
"Miami es la capital de la música latina en el mundo", dijo a la AP Francisco Tardío, director del Centro Cultural, al explicar por qué la muestra llegó a esta ciudad. "Más que ningún otro destino de las Américas se identifica con la fusión de culturas y herencia en la música y el arte, y ese concepto es el espíritu de la muestra", explicó.
"Esta exposición es única y ha sido un desafío (montarla) porque en la mayoría de las exhibiciones el público es pasivo. Aquí invitamos al público a participar", manifestó el curador de la muestra, el español Albert Recasens, durante un recorrido para la prensa el miércoles.
"El objetivo ha sido crear una exposición atractiva, divertida y participativa en la que el público forma parte de la obra. Es como estar dentro de una caja de música", aseguró tras indicar que los materiales expuestos habían sido suministrados por musicólogos de Latinoamérica y Estados Unidos.
La muestra, que ha pasado ya por Colombia, El Salvador y Honduras, entre otras ciudades de Latinoamérica, aterriza por primera vez en Estados Unidos en el marco de los festejos por los 500 años del desembarco del explorador español Juan Ponce de León en la Florida. En Miami podrá ser visitada hasta el 27 de octubre, y aunque los organizadores prevén llevarla a alguna otra ciudad del país, aún no han definido cuál será.
Otros eventos culturales, entre ellos un ciclo de cine documental y paneles sobre la música latinoamericana, talleres de flamenco y danza afrocubana y microteatro, acompañan el homenaje. La mayor parte de las actividades son gratuitas y para toda la familia.
Aunque la exposición es un recorrido por la historia, el camino no es lineal ni comienza por lo más antiguo. Por el contrario, al llegar a la muestra, el público estará inmerso primero en la música actual, que suena en las radios de toda Latinoamérica y le resulta más familiar.
Lo primero que verá serán varios cubos gigantes con coloridos dibujos de edificios, que representan las urbes donde la música se transmite y se crea hoy, y la combinación de las prácticas sociales con la música.
Los colores de las ilustraciones que se ven a lo largo de la muestra simbolizan las distintas influencias: el amarillo, las raíces indígenas; el azul, las españolas; y el rojo, las africanas. Entre esos colores puros hay también combinaciones que muestran cómo se han ido fusionando las diferentes influencias.
Al pasar los cubos, una veintena de pantallas planas colocadas en la pared muestran imágenes de los bailes típicos de cada país, mientras el espectador escucha la respectiva música por auriculares.
"Desde el presente vamos a descubrir nuestras raíces, el origen de esta música", explicó Recasens al iniciar el recorrido.
Así, el público puede escuchar los ritmos del chamamé, el candombe, la cueca, el joropo y marinera, mientras ve videos con imágenes de gente que los baila.
Desde allí, puede pasar a una sección donde se intenta mostrar la influencia de las misiones jesuitas en la música, una sección con máscaras que representan la religiosidad popular fuera de las iglesias y una de España, que expone las raíces ibéricas a través de una serie de instrumentos que la gente puede tocar, entre ellos guitarras, charangos, cavaquiños y cuatros.
La santería ocupa también un lugar especial en la muestra, que cuenta además con un mapa de las áreas musicales precolombinas.
Recasens explicó que le llevó más de un año organizar la exposición, que cuenta con aportes de científicos de América Latina y Estados Unidos.
La exposición "A tres bandas", que abre sus puertas el jueves en el Centro Cultural Español de esta ciudad, es un repaso de la historia de la cultura musical de América Latina desde los años 1500 hasta la actualidad, un viaje audiovisual a través de cinco siglos.
"Miami es la capital de la música latina en el mundo", dijo a la AP Francisco Tardío, director del Centro Cultural, al explicar por qué la muestra llegó a esta ciudad. "Más que ningún otro destino de las Américas se identifica con la fusión de culturas y herencia en la música y el arte, y ese concepto es el espíritu de la muestra", explicó.
"Esta exposición es única y ha sido un desafío (montarla) porque en la mayoría de las exhibiciones el público es pasivo. Aquí invitamos al público a participar", manifestó el curador de la muestra, el español Albert Recasens, durante un recorrido para la prensa el miércoles.
"El objetivo ha sido crear una exposición atractiva, divertida y participativa en la que el público forma parte de la obra. Es como estar dentro de una caja de música", aseguró tras indicar que los materiales expuestos habían sido suministrados por musicólogos de Latinoamérica y Estados Unidos.
La muestra, que ha pasado ya por Colombia, El Salvador y Honduras, entre otras ciudades de Latinoamérica, aterriza por primera vez en Estados Unidos en el marco de los festejos por los 500 años del desembarco del explorador español Juan Ponce de León en la Florida. En Miami podrá ser visitada hasta el 27 de octubre, y aunque los organizadores prevén llevarla a alguna otra ciudad del país, aún no han definido cuál será.
Otros eventos culturales, entre ellos un ciclo de cine documental y paneles sobre la música latinoamericana, talleres de flamenco y danza afrocubana y microteatro, acompañan el homenaje. La mayor parte de las actividades son gratuitas y para toda la familia.
Aunque la exposición es un recorrido por la historia, el camino no es lineal ni comienza por lo más antiguo. Por el contrario, al llegar a la muestra, el público estará inmerso primero en la música actual, que suena en las radios de toda Latinoamérica y le resulta más familiar.
Lo primero que verá serán varios cubos gigantes con coloridos dibujos de edificios, que representan las urbes donde la música se transmite y se crea hoy, y la combinación de las prácticas sociales con la música.
Los colores de las ilustraciones que se ven a lo largo de la muestra simbolizan las distintas influencias: el amarillo, las raíces indígenas; el azul, las españolas; y el rojo, las africanas. Entre esos colores puros hay también combinaciones que muestran cómo se han ido fusionando las diferentes influencias.
Al pasar los cubos, una veintena de pantallas planas colocadas en la pared muestran imágenes de los bailes típicos de cada país, mientras el espectador escucha la respectiva música por auriculares.
"Desde el presente vamos a descubrir nuestras raíces, el origen de esta música", explicó Recasens al iniciar el recorrido.
Así, el público puede escuchar los ritmos del chamamé, el candombe, la cueca, el joropo y marinera, mientras ve videos con imágenes de gente que los baila.
Desde allí, puede pasar a una sección donde se intenta mostrar la influencia de las misiones jesuitas en la música, una sección con máscaras que representan la religiosidad popular fuera de las iglesias y una de España, que expone las raíces ibéricas a través de una serie de instrumentos que la gente puede tocar, entre ellos guitarras, charangos, cavaquiños y cuatros.
La santería ocupa también un lugar especial en la muestra, que cuenta además con un mapa de las áreas musicales precolombinas.
Recasens explicó que le llevó más de un año organizar la exposición, que cuenta con aportes de científicos de América Latina y Estados Unidos.