El Congreso de Estados Unidos retomó el miércoles en la noche su sesión para corroborar el resultado de las elecciones de noviembre, después del asalto sin precedentes al Capitolio por parte de los seguidores del presidente Donald Trump, que concluyó con una fallecida y numerosos destrozos en la sede del Congreso.
Al reanudar la sesión, pasada las 8 de la noche, el vicepresidente, el republicano Mike Pence, condenó la violencia registrada durante el asalto al Capitolio y le dijo a los que participaron: "No han ganado".
"A quienes desataron hoy el caos en nuestro Capitolio: ustedes no han ganado. La violencia nunca gana. La libertad siempre gana. Y esta sigue siendo la casa del pueblo", dijo Pence.
El líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, condenó el asalto al cuerpo legislativo cuando ese órgano reanudó la sesión que había quedado interrumpida horas antes por el ataque. El senador dijo que la multitud que atacó el Capitolio intentó perturbar la democracia y falló, añadiendo que matones con amenazas no iban a mantener al Congreso fuera de sus cámaras.
Por su parte, la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, dijo al reiniciar el debate que los que trataron de desviarles de su misión habían fracasado y que se haría justicia. Declaró que a pesar de "las vergonzosas acciones de hoy", el Congreso le mostraría al mundo de qué esta hecho Estados Unidos.
El Senado votó 93 contra 6 y la Cámara de Representantes 303 contra 121 para rechazar la objeción a la certificación de votos de Arizona. Posteriormente, se le notificó al Senado que se podía continuar con la sesión conjunta de certificación, que se hace en órden alfabético. Si hubiera otras objeciones a los resultados de otro estado, nuevamente ambas cámaras irían a debate y se repite el proceso. Ambas cámaras tienen que aprobar la objeción para que esta tenga éxito.
Al cierre del miércoles se desconocía cuánto tiempo tomará el proceso de certificación. Varios senadores republicanos cambiaron de rumbo y dijeron que no se opondrían a que el Congreso certifique la victoria del presidente electo Joe Biden. Su cambio de opinión se produjo después de los eventos en el Capitolio.
Los senadores Steve Daines de Montana, Mike Braun de Indiana y Kelly Loeffler de Georgia dijeron que a la luz de la violencia se retirarían de las objeciones planeadas a la victoria de Biden.
Mientras tanto, antes de reanudar la sesión, las autoridades declararon el complejo del Capitolio como “seguro” después de que la policía pusiera fin a una ocupación violenta de casi cuatro horas por parte de simpatizantes del presidente Trump.
La policía utilizó gas lacrimógeno y granadas aturdidoras para despejar a los manifestantes pro-Trump adentro y afuera del Capitolio antes de que comenzara el toque de queda a las 6 p.m. en Washington, D.C.
El congresista Mario Díaz-Balart, mediante un parte de prensa, declaró que "tuvimos unas elecciones presidenciales muy reñidas en las que mayorías reducidas en un puñado de estados determinaron el resultado. Una democracia estable depende de mucho más que elecciones, requiere confianza y transparencia", afirmando además que las diferencias "se puedan resolver en las urnas y que tienen plena voz en la selección de sus líderes. Desafortunadamente, hasta el día de hoy, muchos estadounidenses todavía no confían en el resultado de las elecciones presidenciales de 2020”.
Y dijo el legislador cubanoamericano que “la elección presidencial ha concluido y Joseph R. Biden prestará juramento como el 46º Presidente de Estados Unidos el 20 de enero. Al igual que los cuestionamientos de miembros del Colegio Electoral en 2000, 2004 y 2016, los cuestionamientos de 2020 no cambiarán el resultado".