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Prórroga de poderes y el sentir cubano


Raúl Castro (i), y el primer vicepresidente cubano, Miguel Díaz-Canel (d),
Raúl Castro (i), y el primer vicepresidente cubano, Miguel Díaz-Canel (d),

Expatriado de toda decisión política en la Isla, el pueblo cubano está obligado a recurrir a la especulación y los rumores como únicos modos de “descifrar los trajines del poder político”, comenta el zapatero Julio Armando Tello, vecino de la barriada El Canal.

Se refiere en particular a la decisión del general Raúl Castro de prolongar, por otros dos meses, su mandato como jefe de los Consejos de Estado y de Ministros y el traspaso de poder al Primer Vicepresidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez.

No obstante, a que Díaz-Canel se percibía como evidente sucesor del general, según la opinión de no pocos expertos, en las barriadas era casi “un perfecto desconocido” hasta que se filtraron fragmentos de una conferencia suya, celebrada dos meses antes de iniciarse el proceso de elecciones en la Isla.

“A nadie le importa si Raúl [Castro] está dos meses o dos siglos más en el poder, lo ridículo fue la justificación: los estragos del huracán Irma”, dijo Tello, quien como muchos habaneros especula que “el retraso de la permuta” se debe a que, en definitiva, Díaz-Canel no logró convencer a los viejos militares del régimen.

“La culpa no es de Irma, sino que Díaz-Canel no les cuadró y ahora tienen que buscar a otro más conveniente para su jugada”, coincidió Miguel Pupo, panadero del barrio Jacomino.

A pesar de su esfuerzo por sostener un discurso proclive al inmovilismo, la captura del Estado y la represión de las libertades ciudadanas, el Primer Vicepresidente cubano “pecó de apretar demasiado la rosca”, en una conferencia que tuvo como justificación advertir sobre el presunto avance de una plataforma de restauración capitalista y neoliberal en la Isla.

“Parece que oyó truenos y quiso extremarse de guatacón para congraciarse con los viejos de la comandancia”; recordó Pupo en alusión al conjunto de censuras que Díaz-Canel pronosticó en su conferencia contra el Paquete, las redes WIFI ilegales, los negocios privados con diseños que hacen apología a la época de Batista y otras avalanchas de proyectos con contenido subversivos.

Carmita Acuña, vendedora de bisuterías en el barrio Los Pocitos, reconoce que supo por vez primera de Miguel Díaz-Canel mediante los tres videos comentados por el Foro por los Derechos y Libertades (ForoDyL), y que fueron divulgados a través del Paquete.

La vendedora concuerda con las especulaciones ciudadanas que interpretan la prórroga de traspaso de poder—en principio anunciado para el próximo 24 de febrero—no como consecuencia de los daños ocasionados por el huracán Irma, un pretexto que se considera pueril, sino “por el inconveniente racimo de barbaridades y malos augurios que dijo y que ya este pueblo no está dispuesto a comerse”.

“Si de verdad que este era el nuevo presidente de Cuba prefiero ampliamente a Raúl [Castro], total, es mejor malo conocido que bueno por conocer”, dijo Acuña.

Culpar al gobierno de Estados Unidos de querer convertir a los emprendedores privados en un sector de oposición a la Revolución y de eludir la colaboración con el Estado cubano, generó apatía entre los cubanos que vieron en aquella conferencia del Primer Vicepresidente del Consejo de Estado y de Ministros “al mismo perro con distinto collar”.

Para Díaz-Canel, la visita a La Habana del ex mandatario estadounidense Barack Obama y el contenido de su discurso en el Gran Teatro, supusieron una súper producción de Hollywood y un amplio manejo de los símbolos.

“Ahí fue donde se embarcó, cuando criticó a Obama, el hombre que abrió las puertas del cielo y del dinero a los militares que mandan en este país”, señaló Nancy Linares, ex maestra de primaria y manicure del barrio Pogolotti.

La conferencia, que fuera dirigida a cuadros del Partido único, se consideró por algunos como un salvoconducto para el presunto heredero, y por otros como un pelotón de fusilamiento orquestado por los viejos militares del régimen.

Sin embargo, para la escritora independiente Lucía Corrales lo único cierto es que “el próximo mandatario no será elegido por el pueblo cubano”, y que a lo sumo ocupará las responsabilidades de un director ejecutivo al frente de una empresa familiar.

“De un modo u otro, habrá que esperar hasta el 19 de abril para saber quién tiene razón: Miguel Díaz-Canel, el huracán Irma o las especulaciones de nuestros barrios”, dijo Corrales.

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