La Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), dependiente del gobierno español que lideran los conservadores del PP, acaba de dar una ayuda millonaria a una organización no gubernamental, Associació Catalana per la Pau (ACP), que tiene entre sus principios básicos de acción el de prestar ayuda a la dictadura de los hermanos Castro. No es que sea una organización de una legítima tendencia de izquierdas, progresista o social, es que en sus cimientos está el operativo de apoyo local que, de una forma u otra, desempeña su labor en beneficio del régimen de La Habana. En este operativo destaca la plataforma barcelonesa Defensem Cuba cuya actividad es, única y exclusivamente, mantener activa la agenda castrista en su área de influencia.
Cualquier asociación de individuos que comparten propósitos me parece estupenda. Lo que ya no me lo parece tanto es que estas asociaciones, cuyos objetivos implican el apoyo explícito a regímenes políticos que vulneran los derechos humanos, se lleven parte del dinero que los contribuyentes aportamos vía impuestos para financiar dudosos proyectos de solidaridad a desarrollar en países como Cuba, donde la corrupción campa a sus anchas sin ningún tipo de control posible, más allá de la necesaria estética de la élite gobernante que, de vez en cuando, hace rodar algunas cabezas, sin que nunca caigan los auténticos pilares.
La concesión de la ayuda a Associació Catalana per la Pau asciende a más de 354.000 euros. El dinero, aparentemente, va destinado a la inofensiva “contribución al logro de la biodiversidad productiva e incremento en los rendimientos de cacao en el municipio Baracoa”, según figura en la resolución que se ha publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE). Otro aspecto poco estético de esta subvención es que precisamente ha sido otorgada en paralelo a las negociaciones que la dictadura castrista ha tenido con las autoridades españolas para conseguir el traslado del político popular Ángel Carromero a España. Negociación que, según dicen, no ha supuesto ninguna concesión al régimen. Pero, visto lo visto, nos lo han puesto muy fácil para que, como mínimo, dudemos de esa versión de la película.
Aunque den el dinero para algo tan inocuo como puede ser contribuir a la producción de cacao en Baracoa, el PP probablemente debería calcular la mala imagen que podía causar el anuncio de la financiación de entidades que en ciudades españolas celebran el 26 de Julio, hacen loas al Che Guevara, a Fidel y Raúl Castro u organizan conciertos de artistas enviados por La Habana para hacer campaña por los 5 espías, ofreciendo la entrada y mojitos gratis a los locales. Y lo de los mojitos no es un invento. En la ciudad de Rubí, en las proximidades de Barcelona, Vicente Feliu ofreció hace unos meses un concierto gratis en homenaje a los 5 y allí obsequiaron a los asistentes con mojitos. Y es que con el cuento del son, el mojito y la calidez de los cubanos “de la Isla”, todo ello aderezado con un discurso antiamericano y de supuesta lucha social, te endilgan la dictadura entera y te convierten en su cómplice.
Curioso que aquellos que cuando llegaron al gobierno algunos pensaron que meterían en cintura a los Castro hayan sido puestos ellos mismos en cintura por los Castro y sus socios europeos, hasta tal punto que se los riega con miles de euros para que sigan con su juego cómplice a favor de la dictadura, aquella que se ha comido más de medio siglo de historia de aquello que algún día soñó con ser un país normal, Cuba.
Cualquier asociación de individuos que comparten propósitos me parece estupenda. Lo que ya no me lo parece tanto es que estas asociaciones, cuyos objetivos implican el apoyo explícito a regímenes políticos que vulneran los derechos humanos, se lleven parte del dinero que los contribuyentes aportamos vía impuestos para financiar dudosos proyectos de solidaridad a desarrollar en países como Cuba, donde la corrupción campa a sus anchas sin ningún tipo de control posible, más allá de la necesaria estética de la élite gobernante que, de vez en cuando, hace rodar algunas cabezas, sin que nunca caigan los auténticos pilares.
La concesión de la ayuda a Associació Catalana per la Pau asciende a más de 354.000 euros. El dinero, aparentemente, va destinado a la inofensiva “contribución al logro de la biodiversidad productiva e incremento en los rendimientos de cacao en el municipio Baracoa”, según figura en la resolución que se ha publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE). Otro aspecto poco estético de esta subvención es que precisamente ha sido otorgada en paralelo a las negociaciones que la dictadura castrista ha tenido con las autoridades españolas para conseguir el traslado del político popular Ángel Carromero a España. Negociación que, según dicen, no ha supuesto ninguna concesión al régimen. Pero, visto lo visto, nos lo han puesto muy fácil para que, como mínimo, dudemos de esa versión de la película.
Aunque den el dinero para algo tan inocuo como puede ser contribuir a la producción de cacao en Baracoa, el PP probablemente debería calcular la mala imagen que podía causar el anuncio de la financiación de entidades que en ciudades españolas celebran el 26 de Julio, hacen loas al Che Guevara, a Fidel y Raúl Castro u organizan conciertos de artistas enviados por La Habana para hacer campaña por los 5 espías, ofreciendo la entrada y mojitos gratis a los locales. Y lo de los mojitos no es un invento. En la ciudad de Rubí, en las proximidades de Barcelona, Vicente Feliu ofreció hace unos meses un concierto gratis en homenaje a los 5 y allí obsequiaron a los asistentes con mojitos. Y es que con el cuento del son, el mojito y la calidez de los cubanos “de la Isla”, todo ello aderezado con un discurso antiamericano y de supuesta lucha social, te endilgan la dictadura entera y te convierten en su cómplice.
Curioso que aquellos que cuando llegaron al gobierno algunos pensaron que meterían en cintura a los Castro hayan sido puestos ellos mismos en cintura por los Castro y sus socios europeos, hasta tal punto que se los riega con miles de euros para que sigan con su juego cómplice a favor de la dictadura, aquella que se ha comido más de medio siglo de historia de aquello que algún día soñó con ser un país normal, Cuba.
