El dirigente opositor Leopoldo López, detenido desde hace más de siete meses en una cárcel militar, fue trasladado el martes a un tribunal penal para que asistiera a nueva audiencia del juicio que enfrenta por una serie de hechos violentos ocurridos en la capital en febrero pasado, en medio de una protesta que se adelantaba en contra del gobierno de Nicolás Maduro.
López fue llevado el martes a la sede del Palacio de Justicia, que amaneció bajo un fuerte resguardo de los cuerpos de seguridad, para una nueva audiencia que inició pasado el mediodía.
López, de 43 años, fue acusado en abril por la Fiscalía General venezolana de cometer los delitos de incendio, instigación pública, daños a la propiedad pública y asociación para delinquir. El dirigente es señalado de promover hechos violentos, al centro de Caracas, que ocurrieron luego que la oposición realizó una multitudinaria manifestación en contra del gobierno el 12 de febrero.
El líder opositor enfrenta el juicio sin que se le haya permitido, hasta el momento, presentar pruebas o testigos. "No han aceptado ni uno solo de los 65 testigos que presentó la defensa, ni una sola de las pruebas", dijo López a través de la cuenta de Twitter el martes.
La causa que se le sigue a López tuvo la semana pasada resonancia local e internacional luego que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, pidiera la liberación del dirigente venezolano durante un discurso que ofreció en la Iniciativa Global Clinton, un evento organizado por el ex mandatario Bill Clinton en Nueva York.
De ser declarado culpable el dirigente del partido opositor Voluntad Popular podría enfrentar una condena de 13 años, 9 meses y una semana de prisión, según estimaciones de la Fiscalía General.
