El grito "Rusia sin Putin" aviva el movimiento opositor ruso

Putin en el desfile de la victoria

Y es que desde diciembre pasado no cesan las protestas contra Rusia Unida, contra el Kremlin, contra la corrupción de los funcionarios gubernamentales, contra las violaciones a los derechos humanos.
Los día 31 de cada mes, donde los hay, cientos de manifestantes salen a las plazas rusas para exigir el respeto del artículo 31 de la Constitución, que establece el derecho de los rusos a reunirse pacíficamente, sin armas, y a organizar marchas y piquetes.

Lo vienen haciendo desde agosto de 2009, y el cambio de Presidente por Primer Ministro sólo confirma la necesidad de mantener la protesta.

En Moscú la concentración es en la Plaza Triumfalnaya, a los pies de la inmensa estatua del poeta Vladimir V. Mayakovski. La cita es la 6 de la tarde. Junto con los manifestantes y superándole en números, aparecen siempre los policías de Moscú. Ellos llegan antes que los manifestantes a los predios de la plaza, la acordonan con autobuses y prohíben el acceso. En esta ocasión detuvieron a cientos de personas, pues según la terminología oficial, la protesta no era autorizada.

En la plaza estaban los representantes de la llamada “oposición no parlamentaria”, aquellos que sus agrupaciones políticas u organizaciones sociales no tienen asiento en la Duma de Estado.

Las protestas se repiten en varias ciudades del país, desde San Petersburgo hasta Vladivostok y ahora llevan un reclamo nuevo: el rechazo al retorno de Putin al Kremlin.

Los manifestantes afirman que unas 120 personas fueron detenidas mientras la policía baja la cifra a 80. Entre ellos esta Eduard Limonov, un escritor radical de izquierda, que el 7 de julio debe presentarse ante el juez acusado de ser el organizador de la protesta.

Aunque el lema principal de la manifestación es la defensa del artículo 31, en esta ocasión se escucha con más fuerza el grito de “Rusia sin Putin”.

Para detener las crecientes manifestaciones contra el poder, el legislativo ruso, a propuesta del partido Rusia Unida, que ahora lidera Dimitri A. Medvedev, analiza un proyecto de ley que impondrá multas (los participantes tendrían que pagar unos 30 mil dólares y los organizadores hasta 50 mil dólares) a los que incumplan las regulaciones para la celebración de actos públicos.

Y es que desde diciembre pasado no cesan las protestas contra Rusia Unida, contra el Kremlin, contra la corrupción de los funcionarios gubernamentales, contra las violaciones a los derechos humanos.

Mientras en Moscú los rusos protestaban, el presidente Vladimir V. Putin viajaba a Minsk, para reunirse con su colega Alexander Lukashenko.

La próxima protesta está programa para el 12 de junio, el llamado Día de Rusia. Precisamente ese día, pero en 1990, el Congreso de Diputados de la entonces Federación Socialista Federativa Soviética de Rusia aprobó su Constitución y un año después, ese mismo día, se realizaron las primeras elecciones presidenciales rusas donde fue electo Boris N. Yeltsin.

Ya las autoridades moscovitas advirtieron que la manifestación no puede realizarse ese día como lo tienen planificado los opositores, que prometen reunir unas 50 mil personas.

El presidente de la Duma prometió que antes de esa fecha el legislativo aprobará antes de la jornada feriada la legislación que prohíbe las marchas “sin autorización”.