"Cuando la Iglesia tiene que ir a lo esencial, es decir, cuando se transgrede el límite, por ejemplo éste -que es inaceptable-, entre la vida y la muerte, entonces cierra filas y dice: no, no, por encima de las discrepancias, éste es mi hijo".
La trágica muerte del opositor cubano, Oswaldo Payá, líder del Movimiento Cristiano Liberación, ha puesto de relieve que, por encima de cualquier discrepancia política, está el compromiso esencial de la Iglesia Católica con uno de sus hijos, “cuando se transgrede el límite entre la vida y la muerte”, afirmó el destacado laico católico cubano Dagoberto Valdés.
“La Iglesia no es una persona, incluso siendo representada por personas, cuando tiene que ir a lo esencial, es decir, cuando se transgrede el límite, por ejemplo éste -que es inaceptable-, entre la vida y la muerte, entonces cierra filas y dice: no, no, por encima de las discrepancias, éste es mi hijo, éste es un miembro nuestro y por lo tanto, aquí es la familia que se reúne para apoyar a uno de sus miembros y a toda la familia de ese miembro”, afirmó Valdés, durante una entrevista telefónica este miércoles con martinoticias.com.
Valdés, quien formó parte de la Comisión Pontificia Justicia y Paz y hoy dirige en Pinar del Río la revista Convivencia, se refirió a la presencia de las más altas autoridades eclesiásticas cubanas en los funerales de Payá celebrados el martes en su Parroquia del Cerro, señalando que “el que crea que la Iglesia Católica hace una alianza estratégica con los poderes de este mundo, se equivoca”.
“La Iglesia es milenaria porque sabe hacer en cada momento lo que cada momento require”, dijo Valdés. “Y por lo tanto, lo que es esencial a la Iglesia es esta unidad de la cual ha dado testimonio el Cardenal, los obispos auxiliaries, los sacerdotes numerosos, las religiosas muy numerosas y los laicos que estabamos allí al lado de Oswaldo, viéndolo como un paradigma, ético, cívico y religioso, un camino a seguir para todos nosotros", agregó.
Para Valdés dentro de ese contexto se inscribe la carta de pésame enviada por el Papa Benedicto XVI a la familia de Payá, y dirigida al Cardenal Jaime Ortega, que no tiene precedentes en el caso de un laico en Cuba, ni en este hemisferio.
“Es la primera vez que para un laico, el Papa hace ese reconocimiento y creo que Oswaldo se lo merecía”, afirmó .
Valdés dijo que las palabras del Cardenal Ortega en la homilía de las honras fúnebres de Payá, reafirmaron el derecho y el deber de los laicos cristianos a participar en la política, y son “una exhortación, una aprobación, un reconocimiento de que Oswaldo no era un mercenario, no era un gusano, un contrarrevolucionario, sino un hombre que estaba cumpliendo con su deber de laico cristiano, participando en la política para transformar la realidad de su país”.
“Aquí no ha habido un bandazo sino un regreso a la esencia de la Doctrina Social de la Iglesia”, subrayó Valdés, quien indicó que éste es un primer fruto de la lamentable muerte de Oswaldo.
El segundo fruto, apuntó, es la presencia en los funerales de Payá de todos los sectores políticos de la oposición, incluso de aquellos, que expresaban fuertes discrepancias con sus posiciones y agenda política.
“Probablemente a la Iglesia y a la oposición llegue primero la democracia que al Estado, porque eso es la democracia: aceptarnos por encima de las diferencias y convivir en paz, y esto es lo que ha sucedido”, subrayó Valdés.
Valdés, quien formó parte de la Comisión Pontificia Justicia y Paz y hoy dirige en Pinar del Río la revista Convivencia, se refirió a la presencia de las más altas autoridades eclesiásticas cubanas en los funerales de Payá celebrados el martes en su Parroquia del Cerro, señalando que “el que crea que la Iglesia Católica hace una alianza estratégica con los poderes de este mundo, se equivoca”.
“La Iglesia es milenaria porque sabe hacer en cada momento lo que cada momento require”, dijo Valdés. “Y por lo tanto, lo que es esencial a la Iglesia es esta unidad de la cual ha dado testimonio el Cardenal, los obispos auxiliaries, los sacerdotes numerosos, las religiosas muy numerosas y los laicos que estabamos allí al lado de Oswaldo, viéndolo como un paradigma, ético, cívico y religioso, un camino a seguir para todos nosotros", agregó.
Para Valdés dentro de ese contexto se inscribe la carta de pésame enviada por el Papa Benedicto XVI a la familia de Payá, y dirigida al Cardenal Jaime Ortega, que no tiene precedentes en el caso de un laico en Cuba, ni en este hemisferio.
“Es la primera vez que para un laico, el Papa hace ese reconocimiento y creo que Oswaldo se lo merecía”, afirmó .
Valdés dijo que las palabras del Cardenal Ortega en la homilía de las honras fúnebres de Payá, reafirmaron el derecho y el deber de los laicos cristianos a participar en la política, y son “una exhortación, una aprobación, un reconocimiento de que Oswaldo no era un mercenario, no era un gusano, un contrarrevolucionario, sino un hombre que estaba cumpliendo con su deber de laico cristiano, participando en la política para transformar la realidad de su país”.
“Aquí no ha habido un bandazo sino un regreso a la esencia de la Doctrina Social de la Iglesia”, subrayó Valdés, quien indicó que éste es un primer fruto de la lamentable muerte de Oswaldo.
El segundo fruto, apuntó, es la presencia en los funerales de Payá de todos los sectores políticos de la oposición, incluso de aquellos, que expresaban fuertes discrepancias con sus posiciones y agenda política.
“Probablemente a la Iglesia y a la oposición llegue primero la democracia que al Estado, porque eso es la democracia: aceptarnos por encima de las diferencias y convivir en paz, y esto es lo que ha sucedido”, subrayó Valdés.
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