Se agrava la crisis de maestros en Cuba

  • Jorge P. Martínez

Fotografía de archivo de alumnos cubanos.

Cada día más educadores abandonan las aulas y menos alumnos ingresan a las universidades de Ciencias Pedagógicas (UCP), porque han llegado a la conclusión de que la profesión de pedagogo paga poco dinero para mantener a sus familias, y porque el gobierno exige la preparación política e ideológica de los estudiantes
La profesión pedagógica se resquebraja cada día más en Cuba. El periódico estatal Juventud Rebelde ha reconocido este problema en su edición de este lunes tras señalar que “de un plan de 31,113 plazas para el ingreso a las universidades de ciencias pedagógicas (UCP), en el actual curso escolar, solo se cubrieron 6,128, lo que representa un 19,7 por ciento”.

El asunto es tan serio que “hasta el mes de junio, 3,714 maestros habían abandonado las aulas, 676 más que el curso anterior. Los territorios con mayor éxodo son La Habana, Ciego de Ávila, Matanzas y Artemisa. Es significativo que las regiones con mayores dificultades en la cobertura son aquellas que pierden más maestros”, según el diario.

El ex profesor de escuelas primarias, secundarias y preuniversitarios Yoel Espinosa Medrano, residente en Villa Clara, dijo a martinoticias.com que los problemas en la enseñanza en la isla comenzaron “cuando el gobierno cerró, hace años, las escuelas formadoras de maestros, que en aquel momento gozaban de una buena salud”.

“El mismo sistema educacional conllevó a que se perdiera el amor por la profesión del magisterio (…) Los profesores carecen de estímulos materiales y espirituales, porque las directivas que existen es darle prioridad a la preparación política e ideológica del estudiante, obviando la preparación de la materia”.

Según Espinosa, los maestros chocaron contra un proceso “en el que se fue desvalorizando lo que es la motivación de enseñar la materia (asignatura) con que uno fue preparado en las escuelas”.

El ex profesor dijo que muchos estudiantes les dan la espalda a las universidades de Ciencias Pedagógicas (UCP), porque se dan cuenta de que los maestros perciben muy poco dinero por lo que hacen, aproximadamente entre 300 y 350 pesos mensuales, que no les permitiría sostener una familia.

A la vez, numerosos maestros prefieren abandonar las aulas por lo anterior, y porque el gobierno los obliga a trabajar de 10 a 15 horas, enseñando, preparando las clases y en otras actividades escolares.

“También influyen las grandes necesidades que tiene la población de suplir las necesidades básicas de alimentación, ropa y demás, donde el profesor es un artífice de la doble moral y tiene que asumir retos muy grandes”.

Manifestó que uno de esos retos es que “el maestro sabe que el alumno tiene que pasar de grado, porque si no pasa a un nivel superior, la categoría docente del centro baja, porque el sistema tiene en cuenta la evaluación, y esto le afecta el salario al educador”.

Espinosa mencionó el caso de un padre que no entendía por qué si su hijo había desaprobado las asignaturas, las autoridades escolares decidieron pasarlo de grado: porque “asistía con su uniforme, iba a las actividades políticas, participaba en los matutinos, y en tribunas abiertas”.

“La vida cotidiana les ha dicho y les demuestra que en la calle pueden tener mejor situación económica y adquisitiva que la que tienen los profesores actualmente”, añadió.

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Yoel Espinosa Medrano


También conversamos con una madre, la creadora del blog Desdecuba.com Lilianne Ruiz, quien dijo “que los problemas pedagógicos en Cuba se deben a que hay una crisis de valores muy grande, porque la gente no se cree las palabras que han colocado en el discurso oficial como la ‘justicia’ y la ‘virtud’”.

“Con la profesión de pedagogo no se gana dinero en Cuba, y si a eso le sumas que hay una crisis de valores pedagógicos universales, lógicamente la gente busca otros caminos (para sobrevivir)”, indicó.

Ruiz, madre de una estudiante de primer grado, dijo que a ella lo que le preocupa “es el adoctrinamiento político que reciben los niños desde que son pequeños, que para mí es una violación tremenda a la conciencia, a la psiquis infantil, porque les están enseñando desde chiquitos los iconos gubernamentales y toda una versión de lo que es la vida, de lo que es la realidad, de lo que es la justicia (…) los niños son también rehenes del Estado, de la dictadura del Estado”.

La bloguera considera que para que el magisterio cubano evolucione se necesita tiempo, “porque tiene que producirse un cambio de ideología, de régimen; porque el esbirro, el gendarme que le está propinando golpes a un detenido o a un preso político está repitiendo la coartada ideológica, está hablando de justicia, pero ¿de qué justicia me están hablando?”.

“Esa esquizofrenia colectiva que se vive en Cuba, cuando eso desaparezca, y por supuesto desaparezca con el régimen, yo pienso que también se podrá pensar en nuevos maestros, nuevas formas de enseñar, donde no se adoctrine a los niños políticamente y donde se ofrezca la remuneración justa que tiene un servicio tan importante como el de la pedagogía y los maestros puedan ganar el dinero necesario para vivir decorosamente”, dijo.

También señaló que ella es cristiana y tiene un plan “B” para intentar salvar a su hija.

“En una situación tan terrorífica como la que se vive hoy en Cuba yo tengo que invocar y orar a Dios constantemente (…) y entonces le enseño a mi hija los valores cristianos (…) creer en la gracia de Dios por Jesucristo, no dar falso testimonio, no matar, no robar”.

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Lilianne Ruiz