Descifrando el enigma Díaz-Canel: un resumen de lo publicado

Raúl Castro (i), y Miguel Díaz-Canel (d), en la Asamblea del Partido Comunista Cubano, en La Habana (Cuba).

¿Quién es este cuadro partidista hasta ahora en las sombras a quien Raúl Castro acaba de aupar a número dos del Gobierno y el Estado? Lo que dicen la prensa y las webs de temas cubanos.
Aunque cinco años es una espera larga e incierta, la designación en Cuba del posible sucesor de los hermanos Castro al frente del país --el nuevo Primer Vicepresidente del Consejo de Estado Miguel Díaz-Canel Bermúdez-- sigue captando la atención y la imaginación de la prensa internacional y los observadores políticos.

Estos intentan descifrar la personalidad y las perspectivas de alguien que, aupado discretamente a la cúpula del poder, acaba de situarse en el primer plano, pese a que hasta ahora era poco conocido por los cubanos, y menos fuera de Cuba.

EN LENGUA INGLESA

En un reportaje investigativo, el New York Times destaca acerca de la nueva estrella naciente del castrismo que a diferencia de otros que flotaron como posibles futuros líderes, Díaz-Canel tiene la excepcionalidad de haber sido oficialmente ungido como sucesor.

Díaz-Canel en Santa Clara y con el pelo largo

El Times observa que si bien se distingue por su lealtad declarada a Fidel y Raúl Castro, su personalidad y actitud tienen poco que ver con ellos y en todo caso es una versión más joven e informal del segundo, con quien comparte un respeto por la capacidad por encima de la ideología.

Hijo de un trabajador cervecero y una maestra de primaria, parece haberse mantenido con los pies en la tierra a lo largo de su carrera, afirma el diario neoyorquino. Agrega que era bien conocido en los círculos del Partido Comunista por ir a trabajar en bicicleta cuando se desempeñaba como alto funcionario en Villa Clara.

Pero su reputación de pragmático y competente comenzó a surgir más recientemente, mientras trabajaba --como jefe del partido en Villa Clara y luego en Holguín-- con altos oficiales militares que construían hoteles y procuraban atraer la inversión extranjera.

Analistas y ex funcionarios consultados por el Times definieron a Díaz-Canel como un administrador, no un innovador.

La revista The Economist apoya su comentario con la reacción de un habanero: “¿Quién es?”, y dice que aunque el nombre de Díaz-Canel no es muy familiar en Cuba, él ha sido aupado a la cúpula durante años. Observa que si Fidel Castro se rodeaba de jóvenes acólitos, su hermano Raúl valora la experiencia práctica de funcionarios provinciales del Partido Comunista.

Miguel Mario Díaz-Canel Bermudez.

The Economist caracteriza a Díaz-Canel como alguien inexpresivo en público, pero afable y accesible en privado, agudo y mentalmente ágil, amante de los Beatles, y que llevaba hasta hace poco el cabello largo, dos indicadores de su diferencia generacional. Destaca por otra parte los lazos que forjó como ministro de Educación
Superior con la dirigencia chavista en Venezuela.

Contrasta la publicación que aunque el nuevo primer vicepresidente fue vinculado en los años 90 a un grupo reformista nucleado en torno al canciller Roberto Robaina, Raúl Castro ha elogiado su “firmeza ideológica”

Agrega que mientras Raúl parece estar perdiendo impulso reformista, será tarea de Díaz-Canel lidiar con los asuntos de mayor “alcance, complejidad y profundidad" que el gobernante citó en la instauración de la nueva Asamblea Nacional.

Tras recordar la caída de otros “delfines putativos prohijados por Fidel Castro”, The Economist afirma que Díaz-Canel conoce los riesgos del ascenso, y anticipa que esta vez el sucesor designado podría tener éxito.

PRENSA ESPAÑOLA

Desde Madrid el diario El País dice en un editorial que, "si las cosas de palacio van despacio, cuando el palacio está en La Habana pueden esperar siempre unos cuantos años", en este caso un lustro para que Raúl Castro, de 82 años, abandone la presidencia del país.

El matutino observa que se ha nombrado un vicepresidente primero incondicional del presidente, Miguel Díaz-Canel, y sugiere que la preocupación por un relevo en el poder se debe a que nadie puede garantizar que funcione el “atado y bien atado”, en alusión a la continuidad de su régimen que esperaba asegurar el dictador Francisco Franco.

El País contrasta que mientras Raúl Castro se permite proyectar un descanso para dentro de cinco años, los que merecen un descanso son mas bien los cubanos que no han podido vivir en democracia desde 1959.

El delfín en 2007 era el entonces vicepresidente Carlos Lage. Según su mentor, le cogió el gusto a las mieles del poder.

En otro diario español, El Mundo, el ex corresponsal de la agencia Reuters en La Habana Rui Ferreira anticipa que Díaz-Canel será el próximo presidente cubano, si no cae en las tentaciones de las 'mieles del poder' que hace cuatro años coartaron la carrera política de otros dos delfines castristas, o se vuelve un Mijail Gorbachov.

El autor cita a Norberto Fuentes, un conocedor de los círculos de poder en Cuba. Según Fuentes, el nuevo número dos es pragmático, pero ideológicamente duro, y se va a estar vigilando a sí mismo para no convertirse en un Gorbachov.

"No nos engáñenos, es un hombre pragmático pero duro ideológicamente", enfatiza el escritor. "Si se vuelve un Gorbachov lo pierde todo. Pierde el poder. Por eso él se va a vigilar a si mismo, del mismo modo que tiene que asociarse a toda una nueva generación de jóvenes dirigentes políticos, algunos ahora en el Consejo de Estado", agrega Fuentes.

Ferreira señala que a diferencia de Carlos Lage y Felipe Pérez Roque, que fueron atrapados por micrófonos indiscretos haciendo comentarios poco favorables a Fidel Castro, Raúl Castro no corre el mismo riesgo con Díaz-Canel. Apunta que desde sus comienzos lo tenia bajo ojo y apadrinó su carrera, “Se trata de un político que se ha movido en el ámbito militar y civil, que sabe como funciona el país y, más importante aún, como los hermanos Castro quieren que siga funcionado”, agrega.

ARCHIVO. El vicepresidente cubano Miguel Díaz-Canel (d) junto a Ricardo Alarcón.

EN LA CUBANOSFERA

Entre los sitios web de temas cubanos en el ciberespacio, el corresponsal de la BBC en La Habana Fernando Ravsberg dice en su blog Cartas desde Cuba que

Díaz Canel "nace con la revolución y transita peldaño a peldaño la escalera del poder, apoyándose en una gestión eficiente de cada tarea que le encomiendan".

Pone como ejemplos el haber logrado, soportando presiones de arriba, que en Santa Clara—donde fue primer secretario del PCC-- lo "diferente" (rockeros, travestis, gente tatuada) empezara a dejar de ser un estigma; el haber reorganizado todo en Holguín – desde el mismo nivel-- y lavado los trapos sucios de la corrupción “de forma radical pero muy discreta”; y el haber sabido escuchar –como Ministro de Educación Superior-- a los viejos catedráticos, que llevaban años elaborando propuestas que muy pocos leían y nadie aplicaba.

El analista Haroldo Dilla valora en el portal Cubaencuentro los pro y los contra ddel nombramiento de Díaz-Canel como vicepresidente primero.

En la columna positiva considera que "aparte de que nos libra de los pucheritos de Machado Ventura, es positivo que en la línea sucesoria coloquen a un individuo en su sexta década de vida, que nació después del triunfo revolucionario y con una formación política y profesional —en provincias y en la capital— lo suficientemente larga y cambiante como para anunciar a un hombre que sabe vencer obstáculos".

Para Dilla, Díaz-Canel tiene en su contra un pedigrí político más discreto —es político “nacional” hace menos de una década— y pobres vínculos con los mandos militares. "En Cuba ahora y por un buen tiempo en el futuro"—advierte el analista cubano-dominicano— el rol de las fuerzas armadas seguirá siendo crucial".

En Diario de Cuba, el periodista independiente tunero Alberto Méndez Castelló cita a un sociólogo para quien "la designación de Díaz-Canel como primer vicepresidente del Consejo de Estado es futurista, aunque con matices".

ARCHIVO. La Prima Bellerina Assoluta Alicia Alonso (c), acompañada por su esposo, Pedro Simón (d), conversa con el Vicepresidente del consejo de ministros de Cuba Miguel Díaz Canel (i).

La fuente señaló que "Él no está comprometido con la etapa dura de la Revolución. Nada tiene que ver con presos, fusilados ni expropiaciones. Él no tiene más violaciones de derechos humanos que las que usted o yo, o uno de los tantos pioneros de los que tiraron huevos en los actos de repudio hemos cometido en Cuba. Claro, está emparedado entre generales".

El autor observa que de los 31 integrantes del Consejo del Estado, 7 son militares de alto rango, sin contar los que proviniendo de las Fuerzas Armadas solo han ocupado posiciones sin mando real.

“Para que parezca que el gobierno en Cuba no siempre está en manos de gente de uniforme, en el 2018 Díaz-Canel, si marcha bien, será el nuevo presidente del Consejo de Estado. Claro, siempre entre comandantes y generales; no importa cuán ancianos estén, basta que puedan hacer un gesto afirmativo o negativo”, concluye diciendo Méndez Castelló.

Esta visión es compartida por Eugenio Yáñez en Cubaencuentro. "¿Qué sucedería" --se pregunta-- "si fallece Raúl Castro y Díaz-Canel ascendiera a Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, y a la vez Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas, en un país con tradición de gobernantes que fueron y son generales o doctores?".

Raúl Castro (c), conversa con el jefe del Ejército Oriental, general Ramón Espinosa (d), y con su hijo, Alejandro Castro (2 d) y su nieto Raúl (i).

"¿Cómo trataría con cinco generales de cuerpo [de ejército] (tres estrellas), una veintena de generales de división (dos estrellas) y varias decenas de generales de brigada (una estrella), todos los cuales acumulan en sus expedientes acciones combativas en diversas partes del mundo?"

"Para quién piense que eso sería fácil en Cuba sería bueno pedirle que recuerde cómo José Martí, sin historia combativa, debió manejar las relaciones con Antonio Maceo y Máximo Gómez, la famosa reunión entre ellos tres en la finca La Mejorana, y la inmolación del Apóstol poco tiempo después", concluye diciendo Eugenio Yáñez