¿Mejorará la economía de Cuba a partir de estos cambios recientes realizados por el gobierno de Raúl Castro?
Nunca mejorará la economía cubana mientras no se tomen medidas que afecten el fondo del mal.
Los actuales cambios realizados por el gobierno de Raúl Castro no son otra cosa que pequeños paliativos para una situación de tal gravedad que no mejora con estos movimientos elementales.
La inoperancia productiva del sistema estatal cubano no se resuelve otorgándole un pequeño campo de acción independiente a las diferentes empresas y ministerios. El centralismo absoluto permanece como condición no negociable en todas las medidas asumidas por el actual gobierno.
Las nuevas restructuraciones empresariales atacan problemas como la inflación de personal o la comercialización y producción por una misma empresa. Pero al final, las nuevas estructuras responden al mismo sistema de control y disposición de siempre.
El gobierno de Raúl está jugando a racionalizar su aparato administrativo, pero sin reconocer que el mal principal está asociado al sistema socialista de producción.
El socialismo es un sistema económico fracasado que no admite perfeccionamiento de ningún tipo. No reconocer esta verdad es la prueba evidente de que el gobierno cubano no pretende resolver el problema económico de la isla, sino destrabarlo un poquito.
Producir en base a una decisión estatal y no en relación con la demanda del mercado, es una modalidad que nunca ha dado frutos, mucho menos si los planes absurdamente trazados, jamás llegan a cumplirse por el desorden, la corrupción y todos los problemas que afectan a la empresa estatal cubana.
No hay futuro en el sistema empresarial estatal cubano, independiente a las medidas de perfeccionamiento que actualmente se promueven.
Toca desmantelar una estructura inoperante, no maquillarla.
Nunca mejorará la economía cubana mientras no se tomen medidas que afecten el fondo del mal.
Los actuales cambios realizados por el gobierno de Raúl Castro no son otra cosa que pequeños paliativos para una situación de tal gravedad que no mejora con estos movimientos elementales.
La inoperancia productiva del sistema estatal cubano no se resuelve otorgándole un pequeño campo de acción independiente a las diferentes empresas y ministerios. El centralismo absoluto permanece como condición no negociable en todas las medidas asumidas por el actual gobierno.
Las nuevas restructuraciones empresariales atacan problemas como la inflación de personal o la comercialización y producción por una misma empresa. Pero al final, las nuevas estructuras responden al mismo sistema de control y disposición de siempre.
El gobierno de Raúl está jugando a racionalizar su aparato administrativo, pero sin reconocer que el mal principal está asociado al sistema socialista de producción.
El socialismo es un sistema económico fracasado que no admite perfeccionamiento de ningún tipo. No reconocer esta verdad es la prueba evidente de que el gobierno cubano no pretende resolver el problema económico de la isla, sino destrabarlo un poquito.
Producir en base a una decisión estatal y no en relación con la demanda del mercado, es una modalidad que nunca ha dado frutos, mucho menos si los planes absurdamente trazados, jamás llegan a cumplirse por el desorden, la corrupción y todos los problemas que afectan a la empresa estatal cubana.
No hay futuro en el sistema empresarial estatal cubano, independiente a las medidas de perfeccionamiento que actualmente se promueven.
Toca desmantelar una estructura inoperante, no maquillarla.