Las pintadas hablan de la inteligencia y la ironía ciudadanas, el derecho individual a expresarse, asevera Del Llano.
El cineasta cubano Eduardo del Llano comentó que el graffiti da vida a los espacios urbanos que de otro modo serían zonas muertas.
Las pintadas hablan de la inteligencia y la ironía ciudadanas, el derecho individual a expresarse, asevera Del Llano en su blog.
Cuando describe el graffiti que vé en las calles de Cuba, dice que a fines de los 80 apareció en el Monumento a José Miguel Gómez una pintada que conmovió a su generación. Un enamorado había trazado su grito sobre la piedra blanca: Lina, Carlos aún te busca.
Orlando Cruzata habló de ella en la televisión, y sirvió de pretexto a poemas y canciones. Para Eduardo del Llano, sigue siendo el graffiti más bello que alguna vez tuvo La Habana.
Dice Del Llano que los muros de la ciudad han encontrado esporádica y efímera vida con frases e imágenes rubricadas por artistas y comunicadores de variada ralea: desde el grupo Arte Calle hasta El Sexto y sus pintadas políticas, que el tiempo o más a menudo las autoridades se encargan de borrar.
Añade que los únicos textos a salvo de la obliteración son los de apoyo al gobierno, pero se pregunta si en realidad las personas se levantan con los niveles de adhesión al régimen picando en la zona roja, con un fervor que los impela a escribir vivas en las paredes.
En la conclusión de su nota, Eduardo del Llano dice que todavía es posible encontrar por ahí frases e imágenes sugerentes y provocativas, y por eso él da su voto a favor del graffiti habanero.
Las pintadas hablan de la inteligencia y la ironía ciudadanas, el derecho individual a expresarse, asevera Del Llano en su blog.
Cuando describe el graffiti que vé en las calles de Cuba, dice que a fines de los 80 apareció en el Monumento a José Miguel Gómez una pintada que conmovió a su generación. Un enamorado había trazado su grito sobre la piedra blanca: Lina, Carlos aún te busca.
Orlando Cruzata habló de ella en la televisión, y sirvió de pretexto a poemas y canciones. Para Eduardo del Llano, sigue siendo el graffiti más bello que alguna vez tuvo La Habana.
Dice Del Llano que los muros de la ciudad han encontrado esporádica y efímera vida con frases e imágenes rubricadas por artistas y comunicadores de variada ralea: desde el grupo Arte Calle hasta El Sexto y sus pintadas políticas, que el tiempo o más a menudo las autoridades se encargan de borrar.
Añade que los únicos textos a salvo de la obliteración son los de apoyo al gobierno, pero se pregunta si en realidad las personas se levantan con los niveles de adhesión al régimen picando en la zona roja, con un fervor que los impela a escribir vivas en las paredes.
En la conclusión de su nota, Eduardo del Llano dice que todavía es posible encontrar por ahí frases e imágenes sugerentes y provocativas, y por eso él da su voto a favor del graffiti habanero.