Financial Times: Cuba y su extraño mercado inmobiliario

Un corredor ilegal de viviendas ofrece sus servicios en el Paseo del Prado de La Habana.

Agentes de bienes raíces encubiertos; un sistema legal que funciona como ilegal; cárcel por mentir sobre los precios de la vivienda: Bienvenido a Cuba.
El diario Financial Times acaba de pulsar la evolución del mercado inmobiiliario cubano, año y medio después de que la compraventa de casas, apartamentos y otros bienes raíces fuera autorizada en la isla por el gobierno de Raúl Castro.

Y aunque supuestamente el Decreto-Ley 288 de noviembre del 2011 debía sacar a la luz lo que ya existía en las sombras del mercado negro más allá de las complicadas permutas legales, la publicación británica encontró que todavía ese mercado transcurre dentro de una madeja de secretos, omisiones y trucos más propia de una película de espionaje que de un mercado libre y abierto. El titular afirma que el de la isla es el mercado inmobiliario más extraño del mundo.

El reportero de FT en La Habana, John Arlidge, conoció a Rafael, un corredor inmobiliario, categoría que por absurdo que parezca no figura entre las de trabajo por cuenta propia autorizadas por el gobierno desde 2010. Rafael trabaja desde la ilegalidad.

El agente le propuso al periodista venderle un pent-house estimado en 2,5 millones de CUC --más o menos la misma cifra en dólares-- pero le advirtió que debía omitir el precio real –lo cual es penado por la ley-- para evitar los altos impuestos, y pagarle sólo un 20 por ciento de su comisión en los documentos legales.

“El resto me lo deposita en una cuenta en España, por favor”, le dijo el corredor. Vendedores y compradores deben abonar un 4 por ciento del monto de la transacción por concepto de impuestos, pero la mayoría oculta el valor real del acuerdo para reducir esa carga.

Arlidge tampoco debía mencionar el nombre del abogado encargado del papeleo, porque estos tienen prohibido trabajar con propiedad privada.

El reportaje apunta que a pesar de los azares de esta legalidad ilegal, el mercado está creciendo tan rápidamente que se forman colas frente a las destartaladas oficinas de Cubisima, un sitio web de clasificados de propiedades administrado desde La Habana.

Unas 45.000 viviendas fueron vendidas en 2012, según la Oficina Nacional de Estadísticas de Cuba. Pero los conocedores dicen que las transacciones ilegales elevarían esa cifra a casi 100.000. Los precios oscilan entre 10.000 CUC por un apartamento pequeño y destartalado en la Habana Vieja; 500.000 por una casa en alguno de los distritos más codiciados, como Miramar y Siboney; y más de 2 millones por un pent-house en algún edificio moderno.

El promedio de las compraventas de casas en 2012 fue de 16.000 CUC. "El cubano de la calle sigue siendo desesperadamente pobre", dice el Financial Times.

Sin embargo, el precio promedio por transacción el año pasado fue de sólo 16.000 CUC, ya que --afirma el Financial Times-- el cubano de la calle sigue siendo desesperadamente pobre.

En el Paseo del Prado se concentran los agentes inmobiliarios, que exponen sus ofertas en hojillas manuscritas de cuadernos escolares. Como son ilegales, cobran un elevado 5 por ciento de comisión, pues se arriesgan a que no les paguen, sin que puedan recurrir a la justicia. "Ando con suerte si me pagan una comisión cada cinco ventas", se queja un agente citado por FT.

La ley restringe la compraventa a los cubanos y residentes permanentes en la isla, y cada persona sólo puede adquirir una propiedad residencial y una para vacaciones.

Pero aunque pocos lo reconocen públicamente, algunas están siendo adquiridas por cubanos de Miami, a través de familiares locales. Así es difícil adivinar si el comprador es el exiliado o su pariente que vive en la isla.

El Financial Times supone que una gran parte de los cerca de 5.000 millones de dólares que están fluyendo cada año bajo diferentes formas de Miami a Cuba deben terminar en el mercado de viviendas.

Otros extranjeros intentan comprar a través de amigos o, más frecuentemente, a través de una novia cubana, pero esto ya entraña riesgos mayores. El reportero del Financial Times refiere que un inversionista holandés destinó 400.000 dólares a comprar una casa para él y su pareja cubana en el exclusivo reparto Kohly.

Ahora la vivienda es el hogar de su ex novia y su familia, quienes no pueden creer cuánta suerte tuvieron... y cuán ingenuos pueden ser los extranjeros.